El paso del 'mito' al 'logos'.- Giovanna Reale
Fecha Wednesday, 27 February 2008
Tema 125. Iglesia y Opus Dei


El paso del ‘mito’ al ‘logos’. Sobre el escrito de J. J. Irrazábal.-

Giovanna Reale, 27/02/2008

 

 

El escrito de J. J. Irrazábal (20.02.08) contiene más enjundia de lo que puede parecer a primera vista y acierta de lleno en acentuar una de las aportaciones, positivas desde mi punto de vista, de esta página Opuslibros.

 

El enfoque de J. J., junto a su brillante ironía, es, en el fondo, correcto: la cuestión por el sentido de la vida.

 

En las culturas de la Antigüedad, los mitos cosmogónicos y las interpretaciones míticas de acontecimientos históricos proporcionaban la respuesta a la pregunta por el sentido de la vida humana. El Antiguo Testamento, al que judíos y cristianos consideramos palabra inspirada por Dios, contiene relatos míticos así como versiones míticas de acontecimientos históricos y también relata acontecimientos históricos sin haberlos mitificado. El recurso al “mito” por parte de los hombres y de las culturas antiguas era perfectamente correcto desde las categorías morales de aquella época. No es justo descalificar los mitos recurriendo al argumento de que eran mentirosos y falsos; la mitología tenía razón de ser en unas culturas que aún no habían descubierto la filosofía y la ciencia.

 

El paso del “mito” al “logos” se produjo en el siglo V a. C. en la cultura griega con el nacimiento de la filosofía o explicación racional del cosmos y de la vida humana. A partir de entonces, la cultura occidental ha ido progresivamente  prescindiendo del mito para responder a la pregunta por el sentido de la existencia. Es cierto que la ciencia y la técnica no pueden dar una respuesta plenamente satisfactoria a esa pregunta; tampoco las ideologías políticas del siglo XX (liberalismo, marxismo, fascismo) han sabido responder correctamente a esta pregunta. Todo ello explica que la religión aún siga perviviendo en la cultura occidental.

 

Ahora bien, esta pervivencia de la fe entre nosotros ya no está acompañada del recurso al mito como hacían los creyentes de la Antigüedad. Incluso el papa actual, Benedicto XVI, resalta la importancia del diálogo fe-razón con el fin de combatir el error del fideísmo y de una visión mítica y pagana de la religión. El papa, en continuidad con los apologistas cristianos del siglo II, presenta el cristianismo como la “verdadera filosofía”, sabiendo que la filosofía es esencialmente portadora de una visión desmitificadora del mundo y de la historia.

 

Por eso, cuando los “orejas” o usuarios de Opuslibros reclaman claridad a la hora de comprender con rigor histórico los acontecimientos fundacionales del Opus Dei adoptan la actitud correcta, desmitificadora, que un creyente del siglo XXI debe adoptar. Si una institución de la Iglesia Católica todavía recurre al mito, en los siglos XX y XXI, para justificar sus posiciones y proporcionar a sus miembros una respuesta a la pregunta por el sentido de la vida humana, se sitúa en un mundo anacrónico. Desde la Antigüedad hasta la actualidad se ha producido un cambio histórico muy importante: el de la Ilustración, la revolución francesa y la revolución industrial (segunda mitad del siglo XVIII). Prescindir de estas realidades históricas y comportarse como si estuviéramos en los tiempos en los que se redactó el Antiguo Testamento es obrar mal.

 

El recurso al mito no era inmoral en la Antigüedad, pero sí lo es en la actualidad. Esta es una de las consecuencias morales derivadas de los cambios de la Ilustración. En mi escrito del 9.11.07 presenté el ejemplo de la pseudoepigrafía. Ésta no era inmoral en la Antigüedad ni en la Edad Media, pero actualmente sí lo es: lo que hizo Teofrasto con la biblioteca de su maestro Aristóteles (siglo IV a. C.) ya no lo debe hacer Álvaro del Portillo con las obras de Josemaría Escrivá (siglo XX).

 

Entonces, ¿dónde encontramos los creyentes y los no creyentes una respuesta satisfactoria a la pregunta por el sentido de la vida humana? No en relatos mitificados, sino en el comportamiento ético y humano de las personas. Es por ello por lo que el personaje histórico de Jesús de Nazaret sigue proporcionando sentido de la vida a tantos hombres y mujeres de la actualidad: su coherencia vital y su apuesta a favor de los pobres (es decir, de los desheredados de la fortuna y marginados de la sociedad) son unos rasgos portadores de una sinceridad ética indudable; por ello, ahí hay un claro indicio de que Jesucristo no nos engañó con mitos ni cuentos chinos, sino con hechos reales, humanos y éticos que dan pleno sentido a la vida.

 

Por desgracia, muchos de nosotros no hemos encontrado este realismo ético y humanizador (ni mucho menos divinizador) en nuestro paso por el Opus Dei, sino todo lo contrario. En la Obra se practica uno de los mayores errores morales que se pueden cometer jamás, el de que “el fin justifica los medios”: para favorecer los fines de la institución, todo vale. Y por ello el Opus Dei ha dejado de ser para nosotros un cauce que proporciona sentido a la vida.

 

Últimamente se ha divulgado en esta página Opuslibros la noticia de que la Congregación para las Causas de los Santos está tomando medidas concretas para que en los procesos de beatificación y de canonización se mejore el rigor metodológico. Bienvenidas sean estas medidas, pues es penoso que en los últimos años se haya colado el mito de san Josemaría en uno de los procesos de beatificación (1992) y de canonización (2002) de la Iglesia Católica.

 

Giovanna Reale









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