Libro 'olvidado' por el Opus Dei sobre Isidoro Zorzano (Cap. X).- Brian
Fecha Wednesday, 13 February 2008
Tema 090. Espiritualidad y ascética


POSICIONES Y ARTÍCULOS

PARA LA CAUSA DE BEATIFICACIÓN

Y CANONIZACIÓN DEL SIERVO DE DIOS

ISIDORO ZORZANO LEDESMA

DEL OPUS DEI

Por José Luis Muzquiz, sacerdote numerario del Opus Dei -1948-

 

X.-PRUDENCIA

 

 

149.-Obraba con prudencia.-El Siervo de Dios mostró durante toda su vida una prudencia heroica, que gobernaba todas sus acciones y palabras, de modo que en todas las ocasiones obraba dirigiéndose a su último fin sobrenatural y evitaba todo lo que pudiera apartarle de él. Nunca se dejaba llevar por impresiones pasajeras o por impulsos apasionados. Pensaba antes de resolver; estudiaba los distintos aspectos y circunstancias de cada caso; no obraba nunca con ligereza; consultaba, acudía a la oración, y cuando en algo exponía su parecer, jamás era

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para imponer su criterio, sino en tono de consejo; y cuando se le contradecía, atendía las opiniones ajenas con paciencia.

Todo lo cual será probado por testigos dignos de fe por haberlo visto, oído o leído, o que lo saben por ser cosa pública y notoria, los cuales indicarán, además, sus fuentes de información.

 

150.-En todas las ocasiones de su vida.-Este hábito heroico de prudencia del Siervo de Dios se manifestó en él desde su niñez. Siendo todavía niño, dió pruebas de buen juicio, y en la familia, todos, incluso su madre, le consideraban como su jefe, consejero y guía, por su juicio sensato, su seriedad y buen ejemplo. Sus hermanas recuerdan cómo el Siervo de Dios exponía su opinión sobre cualquier punto «y siempre tenía razón». Durante la guerra, en circunstancias de peligro y privaciones, tuvo ocasión de brillar muy especialmente este hábito de prudencia heroica, cuando, como Director de sus hermanos, les aconsejó con sumo criterio y eficacia.



En su trato con los obreros y subordinados, en sus relaciones con sus amigos y compañeros, en la manera de practicar la corrección fraterna, el Siervo de Dios se dejaba guiar siempre por una gran prudencia, después de haber apreciado el fondo de todas las cosas a la luz de las verdades eternas. En su enfermedad, hasta la muerte, en todo momento obedeció escrupulosamente las menores indicaciones de los médicos o de sus superiores; asimismo obedeció siempre a éstos en lo que tocaba a sus prácticas de piedad.

Todo lo cual, etc.

 

151.-Ponía lo medios humanos.-El Siervo de Dios sabía apartar sus palabras y acciones de todo lo que fuese apasionamiento, obstinación en su criterio, precipitación o ligereza. Pero, precisamente porque obraba con visión sobrenatural, no dejaba de poner todos los medios humanos.

Recuerdan sus hermanos que durante la guerra civil, en las épocas de mayor escasez de víveres, el Siervo de

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Dios ponía todo su esfuerzo e ingenio para conseguirlos, aprovechando todos los medios que estaban en su mano. Muchos problemas y dificultades se le presentaron después en el desempeño de su cargo de administrador del Opus Dei, pero con un sentido exquisito de la pobreza y una prudencia excepcional para administrar los recursos, atendió a todas las necesidades de. la Obra y de su expansión.

Son muchos los detalles que se recuerdan de su gran espíritu de previsión y de cómo supo adelantarse a dificultades, nacidas de las circunstancias, que al fin lograron superarse gracias a la prudencia del Siervo de Dios y a su actividad y diligencia en poner los medios oportunos.

De su hábito heroico de la prudencia puede dar idea el hecho de que, en momentos de gravedad extrema, llegó a escribir con gran trabajo un pequeño informe sobre unas compras que convenía hacer con mucha antelación, para que no llegasen a faltar.

Todo lo cual, etc.

 

152.-Acudía a la oración y se aconsejaba.-El Siervo de Dios llevaba a la oración y consultaba con sus superiores los asuntos de más importancia. Preguntaba, no sólo por obediencia, sino también por su hábito de prudencia heroica. A lo largo de toda su vida de perfección, buscó siempre el consejo de sus superiores para todas sus prácticas de virtud y penitencia y para todos sus trabajos de apostolado, observando los consejos recibidos fidelísimamente y no cayendo nunca en excesos o imprudencias.

Durante la guerra española, cuando varios de sus hermanos le pidieron permiso para pasar a la zona nacional, el Siervo de Dios consideró la petición en la presencia del Señor y delante de su Crucifijo, y sólo después accedió a la propuesta de algunos de ellos, propuesta que gracias a su prudencia sobrenatural pudo llevarse a cabo con todo acierto y felizmente.

Todo lo cual, etc.

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153.-No estaba aferrado a su propio juicio.-El Siervo de Dios sabía respetar el juicio ajeno, y con facilidad y rapidez cambiaba de actitud y criterio ante la opinión de un superior. Por su antigüedad en la Obra y su experiencia, podría haberse creído autorizado para mantener sus opiniones. Pero se daba cuenta de que por encima de sus luces naturales estaba la gracia del cargo; tan sólo cuando por la gravedad del caso lo consideraba necesario, exponía con toda sencillez y naturalidad su criterio, y se despreocupaba después del resultado.

Este hábito del Siervo de Dios hacía que jamás resolviese con visión o interés personal los asuntos que se le encomendaban. Cuando estaba en el Sanatorio, llamaba la atención de aquellos que continuaron ocupándose de la labor de administración, que había desempeñado el Siervo de Dios, su desprendimiento total de aquella esfera de actividades que le había sido tan propia: el Siervo de Dios juzgaba que sería imprudente su intervención en aquellas materias, que ya no le estaban encomendadas.

Todo lo cual, etc.

 

154.-Prudencia en el hablar.-El Siervo de Dios -dice uno de sus hermanos- era ejemplo del «punto en que hay que quedarse para que el Señor no nos pida cuenta de la palabra ociosa, siendo, al propio tiempo, una persona normal y agradable». Efectivamente, el Siervo de Dios fué siempre prudente y considerado en el hablar, procurando acomodarse a los temperamentos de los demás.

Por su poca afición a hablar innecesariamente y por la prudencia de sus afirmaciones, el Siervo de Dios era parco en palabras; pero «hubiera sido -dice uno de sus compañeros- un buen diplomático»: sabía intervenir oportunamente y desviar con toda naturalidad, sin nada extraño o chocante, todo lo inoportuno o inconveniente en las conversaciones de sus amigos.

Todo lo cual, etc.

 

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155.-No hacía ostentación de su entregamiento.-Por prudencia heroica, el Siervo de Dios procuró que pasara inadvertido para muchos su entregamiento al Señor. En los momentos iniciales del Opus Dei era fácil que se encontrasen incomprensiones o, por el contrario, entusiasmos excesivos que podían dañar a la Obra.

Tal comportamiento fué vivido por el Siervo de Dios de modo heroico; lo ejercitó con sus mismos parientes, y éstos, que ignoraban las verdaderas causas, atribuyeron durante algún tiempo su vida modesta al deseo de hacer fortuna, «lo cual les extrañaba mucho porque nunca había sido interesado». Cuando querían disuadirle de su vida de trabajo; el Siervo de Dios se sonreía y callaba: prefería no manifestar su entregamiento, en unas circunstancias en que hubiese sido imprudente hacerlo.

Todo lo cual, etc.

 

156.-Como Director de sus hermanos.-Cuando el Siervo de Dios tuvo que ocupar un puesto de responsabilidad en el Opus Dei, al quedar de Director de sus hermanos en zona roja, su hábito de prudencia se manifestó claramente.

Veló amorosamente por los que dependían de él, y fué prudente en las advertencias que, como superior, tenía que hacerles, lo cual contribuyó eficazmente a librarles de todos los peligros de que se veían rodeados y, por último, a facilitar a algunos el paso a la zona nacional.

La prudencia del Siervo de Dios se mostró también durante este tiempo en sus cartas, que servían a sus hermanos de aliento, empuje espiritual y de norma de conducta en medio de la persecución, sin que, al mismo tiempo, contuviesen noticias o indicaciones que pudiesen comprometerles ante la policía roja.

Todo lo cual, etc.

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157. En sus obligaciones profesionales.-En el cumplimiento de sus deberes profesionales, el Siervo de Dios, llevado de su prudencia, estudiaba los asuntos, consultaba a sus superiores y aún, a veces, a los inferiores. Recuerdan sus obreros de Málaga que no desdeñaba ninguna indicación que se le hiciese respecto de las piezas de locomotora que se fabricaban en Talleres.

Este hábito de prudencia, que ejercitaba con todos, hacía que aun los más extremistas le tuviesen gran cariño y respetasen, acudiendo frecuentemente a pedir su consejo,

Recuerdan sus alumnos de la Escuela Industrial de Málaga que el Siervo de Dios «tenía algo especial que hacía que le respetasen y apreciasen, sin que nunca llegase a la violencia ni extremase el rigor». Cuando tenía que reprender o corregir a alguno de sus alumnos u obreros, no dejaba de decirles lo que fuese necesario, pero sabía hacerlo con tal delicadeza -llena de prudencia y caridad- que los corregidos no se ofendían, y logró hasta con personas mal dispuestas, en tiempos de extraordinaria susceptibilidad, que no se exacerbasen las pasiones y los odios.

Todo lo cual, etc.

 

158.-Su trato con personas de otro sexo.-Desde su infancia, el Siervo de Dios usó la máxima prudencia en sus relaciones con personas de distinto sexo. Huía siempre de las diversiones, bailes, espectáculos, etc., por temor a exponerse en lo que él consideraba ocasión de pecado.

Durante su viaje de prácticas por el extranjero con sus compañeros de estudio, tuvo asimismo muy presente esta prudencia en huir de los peligros. Después, en sus excursiones de Málaga y en las diversas ocasiones que la vida social le deparaba, el Siervo de Dios hablaba modestamente con las mujeres, si era necesario, pero evitaba con delicadeza los escollos que pudieran presentarse a su vida íntegra.

Después de su entregamiento al Señor, vivió este punto con mayor vigilancia, si cabe, para evitar hasta las ocasiones más remotas.

Todo lo cual será probado por testigos dignos de fe por haberlo visto, oído o leído, o que lo saben por ser cosa pública y notoria, los cuales indicarán, además, sus fuentes de información.

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