Epidemia de familia.- Nacho Fernández
Fecha Wednesday, 30 January 2008
Tema 078. Supernumerarios_as


EPIDEMIA DE FAMILIA

El futuro del Opus Dei pasa por sus colegios --se llamen o no obras corporativas--, los clubs juveniles de la prelatura y las familias de supernumerarios y supernumerarias, ante la fuerte descristianizacíón que viven los países europeos y latinoamericanos. Pero me voy a referir fundamentalmente a las de las familias, siguiendo las palabras de su fundador, San Josemaría Escrivá de Balaguer y Albás, que aseguraba que la vocación a la Obra era una enfermedad contagiosa que, cuando llega, se transmite a todos los que componen la institución familiar. Parece una frase muy bonita, pero los hechos están demostrando que solo una pequeña parte es la que persevera en la institución. Por ello prefiero hablar de epidemia.
 
En alguna de las películas que existen sobre las tertulias del hoy santo puede verse a éste cómo insiste en lo de la enfermedad contagiosa, a la vez que se dirige a un supernumerario y le pone como ejemplo de una familia en la que todos los hijos son del Opus Dei. No he tenido que indagar mucho para descubrir  en una esquela mortuoria que esos todos los hijos, puesto que algunos dejaron la Obra y aparecen con sus respectivos cónyuges. Eso no obsta que algunos de ellos sigan profesando una gran simpatía a la institución a la que se incorporaron durante un tiempo de sus vidas.
 
Santiago Escrivá de Balaguer y Albás, sucesor de su hermano Josemaría en el marquesado de Peralta, tuvo muchos hijos. Los llamados Josemaría y Álvaro, los mismos nombres de su tio y su principal ayudante pitaron, pero, pasado un tiempo, no quisieron saber nada de pertenecer al Opus Dei, y eso que sus directores les pusieron personas a su disposición para ayudarlas. La disculpa fácil es decir que no tenían vocación, pero sea lo que sea ahí está el hecho.
 
No porque sea una familia formada por un hombre y una mujer del Opus Dei los hijos pitan o se acercan a la Obra. Tiene que ser horrible ir a un colegio del Opus, después ir a un club juvenil de la prelatura y cuando llegas a casa tus padre te están hablando de lo mismo. Un chaval joven que viva esta situación es para que acabe de los nervios. Es como una barca en medio del océano. Menos mal que existen "barcos" que pasan de vez en cuando. Me refiero a otra conversación o personas que no tengan que ver con lo mismo. Si no quieres caldo toma tres tazas.

Uno de los numerarios de los primeros tiempos de la Obra se fue, pasado un tiempo. Tuvo ocho hijos, y todos ellos pitaron, pero ninguno ha continuado. En cambio, el padre volvió a pitar como supernumerario en los últimos años de su vida. En cambio sus hijos se fueron. ¿Qué es lo que pudo pasar? Es uno de los casos más fuertes que he oido sobre familias del Opus Dei. No quiero dar nombres. Cada uno tiene derecho a su intimidad.

Cuando yo me hice de la Obra había un oblato (lo que hoy se denomina agregado) que, pasados unos cuatro años, pasó a ser supernumerario y se casó con otra supernumeraria. No cabe duda que el ambiente familiar era propicio. Eran hijos queridos y deseados por sus padres. Como no había obstáculos, desde muy pequeños participaron de las actividades de la Obra y, cumplidos los catorce años y medio, escribieron la carta solicitando la admisión. Pero ninguno de ellos ha perseverado. Se han ido en pleno centro de estudios de numerarios o poco después. Cuando yo pertenecía a los seguidores del Santo Marqués de Peralta oí comentarios sobre esta familia en el sentido de que todos los hijos eran muy flojos.

Lo mismo se podría decir de otras familias que conozco. La enfermedad de la supuesta vocación que se transmitía a toda la familia ha terminado destruyéndole. Se de maridos que han dejado la Obra y lo que ha provocado ha sido una quiebra en el matrimonio, que, en algún caso, ha terminado rompiéndole. Y los rompía el Opus Dei, lo mismo que la marcha de un hermano ha influido en los otros, quedando al final la familia dividida entre los que se quedan en la prelatura y los que se van. Hace años oí a un cooperador que cuando el trabajo no servía para unirse a su mujer --no tenían hijos-- se convertía en una querida. En este caso el Opus Dei se ha metido entre el marido y la mujer o entre los padres y los hijos. Vamos, una intrusa.

                                                    NACHO FERNÁNDEZ 









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