Mi historia (III).- Ingenua
Fecha Wednesday, 30 January 2008
Tema 010. Testimonios


MI HISTORIA (III)

Ingenua, 30 de enero de 2008


Siguiendo con el relato, les contaba que a los 17 años conocí a mi actual marido. Comenzamos a "salir juntos" y sobre todas las cosas, a compartir todo lo referente a lo espiritual. Ibamos juntos a misa todos los días, rezábamos mucho y hablábamos sobre nuestros ideales y proyectos. No pasó mucho tiempo para que esos proyectos estuvieran en común y tengamos los dos muchas ansias de concretarlos.

Mi novio en ese momento se convirtió en el nuevo conflicto con mi familia. Era el blanco de todos los dardos. Nadie lo quería. Todos me decían que era orgulloso, con aire de asqueroso, agrandado... pero yo retrucaba que era el mejor hombre del mundo, aun con los defectos que  le veía. Hay algo muy curioso... hace unos días mi hermana me dijo: "¿Te acordás cuando nosotros no lo queríamos a mmmmmm y vos lo defendías diciendo que era el hombre más maravilloso?" Cuando me formuló esta pregunta, fue como si se me viniera a la mente un balde de agua fría, porque de repente me acordé de cómo lo defendía y de cómo hablaba de él, era como si en mi mente esto se hubiera borrado hasta que me hermana me lo trajo a alusión. Esta es una de las razones por las que decidí empezar a escribir en esta web, porque empecé a hacer memoria de esos tiempos, y me acordé de muchas cosas que pareciera quise borrar, o tapar, o que no quería recordar por algún motivo. Es para analizar...



Recuerdo que en mi familia no lo querían ni ver. Pero lo más incoherente es que ellos no son así, de ninguna forma. Son todo lo contrario. (¿Cómo yo no me di cuenta de nada en aquel momento, si conocía bien a mi familia?) No sé. Bueno, lo cierto es que esto sirvió para victimizarnos aún más... cuanto más nos querían separar más nos fortalecíamos.  Recuerdo que un día mi mámá nos sentó a los dos y nos dijo: "Chicos, quiero hablar con ustedes. Desde hoy, vos vas a ir a misa a esta parroquia, y vos vas a ir a la otra. Y se van a poner días para verse, todos los días, no" Nosotros nos miramos e hicimos ademán de que estaba loca. Además yo ya había empezado mis estudios universitarios, tenía 18 años, viajaba con independencia, por lo que me pareció totalmente absurdo. Y le dijimos que ni pensara que íbamos a hacer eso. Ahora entiendo los esfuerzos de mi mamá para hacerme caer en la realidad. Pero no sabía qué hacer. Ante algo tan noble como ir a misa... y además ella iba, me había enseñado a ir... me había mandado obligada "al club"... no tenía muchas herramientas para oponerse. Y el discurso de que no le gustaba la personalidad de mi novio a mi no importaba... yo seguía sintiendo que ellos estaban equivocados y que mi novio y yo ibamos camino a la santidad personal.

Eramos carne y uña, Dios nos había unido, nos había bendecido al hacernos encontrar. Un día mi mamá nos dijo: "Miren que tierra santa y agua bendita también hacen barro" jajaja, es una genia, perdonen mi informalidad. Es que no encuentro una persona más directa que ella, y con un amor tan incondicional. Por supuesto que en aquel momento no le hice caso a sus dichos, aunque reconozco que siempre algo me dejaba picando.

Ante tales dificultades que "nos tocaba enfrentar", ya que "el demonio nos ponía piedras en el camino para acabar con nuestra santa relación", pedimos consejo sobre cómo teníamos que actuar ¿Y a quién se creen que se lo pedimos? obvio, a un cura de la obra. Nos reunimos varias veces con el, aun lo recuerdo con cariño, porque realmente lo queríamos. No me olvido más de su consejo: nos dijo directamente que nuestro emprendimiento era sano, natural y santo, y que si teníamos que ir por izquierda, que lo hagamos, porque en estos casos estaba justificado. En otras palabras, que si no nos convenía hablar con mi familia de ciertas cuestiones, que no teníamos obligación de hacerlo, que no era ni mentir ni ocultar, porque era por una santa causa. Bien! Rienda libre a nuestra relación de amor y santidad.

Igualmente seguimos teniendo problemas, a el no lo dejaban pasar a mi casa, nos veiamos en la puerta y yo discutía muchísimo con mi mamá. La relación se tornó insoportable, yo ya no podía vivir más ahí, entre medio de querer vivir  mi vida espiritual me encontraba llorando todos los días, porque nos peleábamos por todo, yo sentía que me odiaban, que nadie en mi familia me quería, que nadie me entendía. Realmente fue muy tormentoso, recuerdo que no veía la hora de casarme e irme, no aguantaba más. Mi novio me decía que aguantara. Nunca criticó a mis padres ni me dio un mal consejo, porque el tambien pensaba como yo, que era una piedra en el camino, una prueba a nuestro amor que nos mandaba Dios, les tenía lástima a mis padres por ser "tan mundanos", al igual que yo. Nosotros veíamos las cosas desde un escalón más arriba, desde un lado sobrenatural, y ellos no. La típica postura de la persona de la obra, que  mira a los demás por sobre sus hombros.

Un par de veces mi novio me llevó a hablar con su mamá. Como "no podía" hablar con la mia, y tenía tantos problemas de relación con mi familia, el pensó que sería una buena opción que conversara con ella. Era supernumeraria, con muchos años en la obra. Esto sirvió solo para aumentar y alimentar más nuestro ego y para separarme más de mi familia. No quiero dar detalles, pero los consejos no fueron a favor de mi familia, ni en contra. Solo sirvió para desahogarme un poco.

Gracias a la educación recibida por mis padres, puse muchas ansias en estudiar, como correspodia, y en hacer mi carrera al pie de la letra. Cosa que no hacía mi novio, quien se dedicaba más a rezar que a estudiar. Por ejemplo, yo me levantaba a la hora fijada, rezaba diez minutos reloj, y estudiaba cuatro horas. El se levantaba (obviamente en su casa, pero yo sabía que lo hacía, porque nos deciamos todo), rezaba una hora (oracion personal) se iba a trabajar, iba a cursar, volvía, y pasaba a verme por mi casa. A veces ni leía, ni estudiaba. El le dedicaba muchísimo más que yo a la piedad. Para mi era un hombre ejemplar. Yo no me quejaba, era el hombre perfecto. Me encantaba su dedicación a la oración, y su forma de ser, alegre y espontánea. No hubiera ni  pensado que, años más tarde, ya casado y con hijos, yo me estaría quejando de su carrera inconclusa y el estaría atormetándose por una vocación que no sabe si tiene.  Ojo! Mi familia trató de alertarme de esto varias veces, pero yo no los escuchaba.

Recuerdo que yo insistentemente hablaba de la familia de mi novio. Una familia perfecta. En mi casa todos discutían, se gritaban las cosas en la cara, se criticaban, no había una cena en paz!!! (Pero a la pucha que nos queríamos!! y nos queremos!!) Y cuando iba a la casa de mi novio, todos eran perfectos, hablaban amablemente, se reian de todo, contaban anécdotas, como toda familia numerosa del opus se jactaban de eso, va... para mi eran la familia cero discusión y cero problema. Ir allí era lo más parecido a estar en una tertulia en un centro de la obra, con el mismo "espíritu", todos felices, sin aparentes dificultades, hablando del tiempo o de bueyes perdidos. Cuando parecía surgir algún entredicho, el padre cortaba de forma tajante la conversación. Y no había pelea, y punto. Tampoco se trataban temas tan profundos como para discutir de algo.  Era el paraiso para mi!!!! Me encantaba ir. Era el único momento en que me sentía bien, porque en mi casa ya no podía estar con tantas peleas. Igualmente no iba muy seguido, más o menos me invitaban a comer una vez por mes, pero nada programado. Recuerdo que yo le decía a mi mamá: "en la familia de mmmmm todos se quieren, no discuten, no se insultan, son una verdadera familia" Y siempre me respondía: "si te gusta tanto como son, andate a vivir con ellos, quién te detiene" 

Freno un instante para aclarar algo: hasta acá era lo que yo vivía y pensaba. Mucho después me di cuenta fehacientemente de que las cosas no eran así. Y más adelante no voy atener tapujos en contar (con los menores detalles posibles, para no herir susceptibilidades) todos los problemas graves que tenía y tiene esta familia a la que yo consideraba maravillosa. Que terminó siendo una familia normal, como todas, con los problemas normales y corrientes. Pero esta parte me la reservo por ahora.

Los dos ansiábamos ser supernumerarios. Es más, no pedimos la admisión de solteros por no aguantar a mi mámá poner el grito en el cielo. Creo que hubiera sido una catástrofe. Entonces pensamos que era prudente esperar y, una vez casados, ibamos a poder hacerlo sin rendirle cuentas a nadie. Pero ninguno de los dos dudaba de su vocación.

Otra cosa que recuerdo es que se me venía haciendo complicado poder conectar el trato con mi familia y  la vida "sobrenatural", porque yo veía que a pesar de cumplir con las normas de piedad, me peleaba mucho con todos, discutía, me enojaba... Por primera vez empezaba a sentir incoherencias. Pensaba: "¿Cómo puedo ser tan mala de contestar así si recien vengo de misa? Me sentía una basura, lá más pecadora, rezaba y a la vez "caía en el pecado", no tenía caridad. Y por más que rezara todo el día, al no hacer las cosas por amor, no me intersaba nada de los demás. Y esto me hizo sentir mucho tiempo un sentimiento que me acompañó siempre: la culpa. Culpa por no ser buena cristiana, culpa por no perserverar en el bien, culpa por no hacer completo el rosario, culpa, culpa y más culpa.

Empecé a andar mal... me agarraban sofocaciones, palpitaciones, sentimientos de muerte. Esto nunca se lo conté a nadie, ni a mi familia, ni a mi novio, en el que tanto confiaba. Me agarraba un terror a morirme. Me empezó durante la noche, después también durante el día. Le atribuia esto a la falta de sueño, a la dedicación que le daba al estudio, a que trabajaba muchas horas. Rezaba para que Dios me ayudara, para que me librara de estos sentimientos. Me confesaba de "falta de esperanza en Dios", porque como mi miedo era a morirme, creia que me faltaba confianza en que Dios nos iba a dar la vida eterna despues de la muerte. A su vez, empecé tener miedo de ir al retiro anual. Me mortificaba solo de pensar que tenía que escuchar la meditación de la muerte. En todos estos años, desde chica, me habían entrenado en ser "muy conciente" de que mi paso por esta tierra era solo eso, un paso. Y en que la vida es corta.  Venía continuamente a mi cabeza la tan usada metáfora del obillo, que siempre repetia algun cura en las meditaciones: la vida es como un obillo, un dia se termina el hilo. Cada vez que la pensaba, era mas conciente de mi muerte, y más terror me agarraba. Y yo más me confesaba. Siempre del mismo pecado. De no tener confianza en Dios. A veces, hasta me hacía mal ir a la misa. Cualquier cosa vinculada con el tema desencadenaba el pánico. De hecho, en el ultimo retiro anual, mentí y dije que me sentía mal, y no entré al oratorio en la meditación del cielo, purgatorio e infierno. No pude. Esta especie de fobia la tuve durante 2 años mas o menos, y todavia no puede decirse que esté bien. Más adelante les voy a contar algunos"síntomas" actuales, pero por ejemplo, me cuesta rezar el ave maría, de hecho casi no lo rezo, por la parte que dice "ahora y en la hora de nuestra muerte"  Un delirio.

Mi vida fue así desde los 17 hasta los 22 en que me casé. Con la luna de miel incluidas. Porque se imaginarán lo que hicimos toda la luna de miel... Rezar, rezar y más rezar. Porque si de disfrutar hablamos, estabamos más pendientes de cumplir con las normas de piedad que de pasear y de estar juntos. Una memorable y poco envidiada luna de miel.

A los 23 tuve a mi primer hijo, y fue el año en que hice mi último retiro anual (por supuesto, embarazada) Pero después seguí "participando de los medios de formacion" (como dicen ellos) hasta los 27, aunque no con tanto fanatismo. Me hice cooperadora y prestaba mi casa para una charla quincenal.

 Hasta aca todo fue de color de rosa... imagínenese lo que vino después.

Quiero agradecer el apoyo de todos ustedes, en especial de los que me escriben. Pueden pedir mi correo personal y escribirme allí si lo prefieren. Me gustaría contactarme con Mercy, porque me parece que, por su experiencia, ella puede orientarme en algunos problemas de mi matrimonio, que no puedo exponer acá. O los que crean que me puedan ayudar, tambien les agradezco si me quieren decir algo por medio de esta web.

Cariños.

Ingenua

 

<<AnteriorSiguiente>>







Este artículo proviene de Opuslibros
http://www.opuslibros.org/nuevaweb

La dirección de esta noticia es:
http://www.opuslibros.org/nuevaweb/modules.php?name=News&file=article&sid=11720