Para Laly.- Gregory P.
Fecha Wednesday, 10 March 2004
Tema 020. Irse de la Obra


Para Carmen y Laly

Laly, he leído tu correo de 6 de marzo.

Pese a lo que dices, creo que te expresas muy bien. Hablas de todo lo que uno se plantea cuando va a dejar la Obra, sobre todo, después del paso de tanto tiempo. La soledad horroriza. Es normal que te sientas atenazada.

Es una decisión que debes tomar tú. No quiero que pienses que te animo a dejar la Obra, o a permanecer. Esa es una respuesta que deberás darte tú a tí misma. Otro te diría que es poco espiritual pensar que te vas a quedar sola. Yo pienso como Marmeladov-Dostoiewski: uno tiene que poder ir siempre a algún sitio.

¡Qué importante es sentirse querido!. Esa suele ser la razón por la que muchos entran en la obra, y por la que muchos se van después de pasar unos años, cuando se dan cuenta de que tampoco allí les quería nadie.

Esa fue la razón por la que dejé la Obra: no me había enamorado de nadie en concreto, ni tenía relaciones sexuales con nadie. Simplemente me di cuenta de que nadie me quería de verdad. Que mis hermanos, de tanto evitar las amistades particulares teóricas, pasaban de mí en la práctica. No les dolían prendas en pegarme broncas tremendas ante cosas nimias, o mofarse en mis morros de cualquier cosa que les pareciera pintoresca de mi carácter.

Después de diez años, me percaté de lo difícil que era conseguir ese amor que yo necesitaba en el Opus Dei, el amor al que yo tenía derecho, como persona creada por Dios para ser feliz. Y decidí buscarlo fuera, después de resolver mis "compromisos" anteriores. Entiendo a la persona que no deja la Obra hasta que no encuentra "otro Amor". Pero yo no pude hacerlo.

Con estas u otras palabras, se lo expuse así al prelado en mi carta de dispensa. Y nunca me respondió que no tuviera razón.

Dices que le has dado a Dios tu palabra, que tienes un compromiso. Con Dios no has hecho ningún contrato. Dios es tu Padre, y los hijos no hacen contratos con sus padres.

El contrato lo has hecho con la obra. Pero piensa que los contratos tienen dos partes. ¿Han cumplido ellos con la suya? Escrivá decía que la Obra era el mejor sitio para vivir, y el mejor sitio para morir. Bien, pero, ¿lo es para ti? ¿Desde cuándo no lo es? ¿A que se lo has dicho a tus directoras? ¿A que no te han hecho ni caso? Luego no han cumplido con su parte. Luego tú no incumples si resuelves el contrato, al comprobar el incumplimiento del otro contratante.

¿Dudas de si podrás seguir siendo buena cristiana si dejas la Obra?. Claro que sí. Conozco muchos ex- que siguen yendo a Misa los domingos, que son catequistas de su Parroquia, y que incluso han descubierto una espiritualidad mucho más auténtica que la que vivían en la Obra, que no deja de ser un trasunto o supuración de la vida espiritual de Escrivá, como habrás comprobado. Algunos hemos descubierto, al dejar la Obra, que otras instituciones, como las Conferencias de San Vicente de Paúl, proclamaban la santidad de los laicos antes de que naciera monseñor. Y que se dedican a hacer cosas por los demás desde hace muchísimo tiempo. Cosas efectivas, no sólo rezos y novenas. Ojo, no pertenezco a esa asociación, pero he leído bastante, y he conocido a san Federico Ozanam, un abogado beatificado por el Papa, un laico que se entregó por la Iglesia sin pedir permiso a Escrivá, que se pensaba que nos había dado a todos la oportunidad de ser santos en medio del mundo.

Y no te preocupes por la soledad. El refrán dice que es mejor estar solo que mal acompañado, y es verdad.

Por otro lado, seguro que hay muchas personas a tu alrededor que pueden ser tus amigos, y de cuya existencia quizá ni siquiera te has percatado. No pensaba que haría esto nunca, pero voy a utilizar una cita de un libro de Urteaga. Seguro que has leído "El Valor divino de lo Humano". En el apartado "más locuras, para los audaces", hay una frase que siempre me ha hecho pensar. Dice algo así como que si sientes la soledad en tus días marineros, o el miedo, lanza un grito a las olas, y verás surgir las barcas que van contigo.

Quizá tu correo a la web haya sido ese grito.

No dudes de que lo hemos oído.

Espero que ya estés viendo las barcas que van contigo, a tu lado.

Un cariñoso abrazo, de corazón, de mi familia y mío propio, para tí, Laly.

Gregory P.

P.D. Por cierto, muchos amigos, en los últimos correos, habláis mucho de un tal José Carlos, y de sus correos. ¿Quién es?







Este artículo proviene de Opuslibros
http://www.opuslibros.org/nuevaweb

La dirección de esta noticia es:
http://www.opuslibros.org/nuevaweb/modules.php?name=News&file=article&sid=1172