Cosas que cambian (3).- Ántrax
Fecha Monday, 28 January 2008
Tema 900. Sin clasificar


Querida Emevé:

Paso a satisfacer tu curiosidad sobre cómo finalizó la despedida de Macrobio Gorgo y si hubo baile. No, no hubo baile; pero se pasó un rato muy agradable, hablando de mil cosas, contando chistes y cantando rancheras. ¿Te parece bien?

Paso ahora a relatar la anécdota o testimonio número 3.

Escenario: el jardín del colegio “Pajamar”. Protagonista: el imberbe Ataulfete Nolasco Rockefeller Botín. 

El niño Ataulfete Nolasco Rockefeller  Botín tiene la inmensa suerte de estudiar en el colegio “Pajamar”, obra corporativa del Opus Dei sita en un modesto suburbio de la capital. Todavía se trata de un centro exclusivamente masculino, pendiente la aplicación de la disposición interna perentoria (DIP) que ordena a todos los centros de la Institución (reconocidos o camuflados) convertirse de inmediato en colegios mixtos, con preferencia en la admisión para niñas de familias inmigrantes de escasos recursos.

El joven Rockefeller es de muy buena y harto forrada familia, que ya vale con el apellido, y a sus quince años saca las mejores notas de su clase, es el capitán del equipo de atletismo y ya ha ganado cinco campeonatos de ajedrez en categoría senior.

A la hora del recreo del día x este muchacho se dirige al director del Centro, don Crisóstomo Afable, que está sentado en un banco leyendo una novela de André Gide y le espeta:

- Perdone que le interrumpa, don Crisóstomo, pero es que quiero pitar; ya sabe: apuntarme, afiliarme, o como se diga, a la Obra.

- ¿Cómo dices, hijo?

- Pues que creo que tengo vocación y por eso quiero pitar, como dicen ustedes.

- Pero, hombre de Dios: ¿de dónde has sacado esa idea, quién te ha metido eso en la cabeza?

- No, si es cosa mía, aunque el profesor de Francés, Morpion Bellepoque, me ha animado algo.

- ¡Ese viejo loco! Vayamos por partes: ¿cuántos años tienes?

- Pues quince, pero soy muy maduro para mi edad.

- Mira, chaval: a los quince años uno está completamente verde para decisiones de ese calibre. A ver: ¿ya tienes algo de experiencia con chicas? Porque te advierto que luego, nasti de plasti.

- Pues, yo, la verdad...

- ¿Y en qué estás pensando, hombre? Además: ¿se lo has comentado a tus padres?

- Pues no, porque...

- Pues eso es lo primero que tienes que hacer. Oye, por cierto: le dices al bueno de don Sócrates Rockefeller, tu digno progenitor, que es completamente innecesario que siga haciéndonos cuantiosas donaciones. Más le vale retribuir más dignamente a los currantes de sus empresas. Menos caridad y más justicia social, como digo yo siempre.

- ¿Entonces...?

- Entonces, estudias, sigues practicando deporte y sales por ahí a que te dé el fresco y se te quiten esas calenturas de cabeza. Ve al cine, lee todo lo que te parezca y diviértete, hombre, que estás en la edad. 

La autenticidad de la anécdota no está plenamente garantizada, porque mi informante llevaba un par de copas cuando me lo contó y tenía prisa por llegar a un desfile de moda, que su directora le había recomendado.

Ántrax 

Anécdota 1

Anécdota 2









Este artículo proviene de Opuslibros
http://www.opuslibros.org/nuevaweb

La dirección de esta noticia es:
http://www.opuslibros.org/nuevaweb/modules.php?name=News&file=article&sid=11689