Rejalgar.- Inés
Fecha Wednesday, 16 January 2008
Tema 040. Después de marcharse


Querido Jacinto:

 

Después de leer tu escrito La maldición del Rejalgar voy a intentar explicar aquí parte de la experiencia que yo he tenido desde mi salida del Opus Dei.

 

Diré que mi compromiso con el opus fue de supernumeraria, con lo cual la salida es menos traumática que en otros casos porque mi vida siguió más o menos igual; no tuve esos cambios que han tenido numerari@s, agregad@s, numerarias auxiliares y sacerdotes.

 

La expresión del Fundador de la Obra "No encontraréis la felicidad fuera de vuestro camino, hijos. Si alguien se descaminara, le quedaría un remordimiento tremendo: sería un desgraciado. Hasta esas cosas que dan a la gente una relativa felicidad, en una persona que abandona su vocación se hacen amargas como la hiel, agrias como el vinagre, repugnantes como el rejalgar", [Meditaciones, tomo III, p. 389me parece, aparte de pretenciosa, que está minusvalorando a Dios. Viene a explicarnos que Dios considera que la única forma de llegar a Él es a través del opus. Y como le falles a Dios, se va a vengar de ti y va a hacer de tu vida un infierno. Leído así más parece que hablamos de la Cosa Nostra. Y, en cualquier caso, ese pensamiento a mi modo de ver es herético.

 

Mi caso es como el de muchos, y mi vida también. Salí con pocas ganas de tratar a ese Señor que me había hecho pasar ratos tan malos. Así lo veía yo. No me daba el cacumen para ver que no había sido “ese Señor” sino personas interpuestas que hablaban en su nombre. Todavía recuerdo aquella “mula” de cura, D. J.J.A, pero ahora lo veo como una animal, nada más.

 

Así que cualquier cosa que me hablara de Dios me daba la impresión de que lo hacía en forma de soga al cuello. No podía respirar. Sin embargo hice un trato con Dios: “Si andas por ahí, sabes que ahora pensar en ti me agobia, así que vamos a cesar temporalmente nuestra convivencia”. Y así fue. Pero sin miedos, sin angustias, sin nada de nada. Viviendo, que no es poco. Con los ojos abiertos para ver lo bueno que tiene cada situación, cada persona. Y he vivido mucho y bien.

 

¿Qué he tenido problemas?, sí. Y más que muchos problemas, han sido muy dolorosos. Pero como el resto de la humanidad. Y como los tenía antes. ¿Acaso los miembros del opus no tienen problemas?¿no se les mueren sus padres?¿están vacunados contra el cáncer?. Esto se contesta solo.

 

Y mi fe volvió, de la mano de la misma persona de la que la conocí por primera vez. De su ejemplo y de su importarle un comino que yo estuviese dentro o fuera de la obra, que yo era su hija y ante eso mandaba a tomar viento a quien hiciera falta.

 

Y redescubrí el papel del párroco. Del cura que tiene siempre la sacristía llena de viejecillas, que le repiten una y mil veces lo mismo y las escucha como si fuese novedad.

 

Ahora, cuando voy a la iglesia de mi parroquia y hay Exposición del Santísimo me quedo un rato por el gusto de estar en la Bendición y cantar de la siguiente formas “¡Panjjjjjje lingua, glorioooooossiiii! Nada de pronunciación italiana, ni un gregoriano perfecto. Yo como se cantó toda la vida en España.

No tengo una fórmula mágica para nadie. Yo lo único que recomendaría es paciencia, paciencia con uno mismo.

 

Un beso a todos

Inés

 

PD. Jacinto, te debo una llamada. Perdón… es que estuve bastante liada en Navidad…









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