Durante más de veinte años una persona consanguíneamente allegada laboró para el Opus Dei, durante esos años fue víctima de explotación laboral y humillaciones, incluso tuvo que "donar" una cantidad de su salario para mantenerse laborando con la Obra. Esta querida persona trabajó todo ese tiempo por su situación económica, y durante ese periodo de su vida jamás recibió alguna creditación que le valiera por si algún día debía conseguir otro empleo. Hoy día esta amiga fue despedida del Opus Dei, por su edad sin duda, porque ya no es una persona joven, pues su record laboral es intachable. Ahora la directora de la residencia, la misma que la tuvo un buen tiempo sin asegurar, y luego la aseguró bajo un cargo menor a sus funciones, bueno la misma alma de Dios que hizo estas cosas la despide argumentado que necesitan muchachas más jóvenes numerarias y no empleadas, no sin recordarle que cuidado se le sale alguna intimidad de la Obra... El Opus Dei no solo daña a quines están de lleno adentro, también explota a sus empleados; de una manera muy sofisticada la "señorita" despide a esta amiga argumentado que ya no sirve; la política es: lo que no nos sirve, que no estorbe.
Al Opus Dei le recuerdo: IUDEX ERGO CUM SEDEBIT, QUIDQUID LATET APAPAREBIT, NIL INULTUM REMANEBIT.
Jorge Eduardo
