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Para Carmen, sobre el testamento

Carmen: a mí no se me rieron cuando les pedí el testamento, sencillamente me dijeron con mucha firmeza: "Tú ya sabes que esos documentos no se devuelven, lo romperán los de Delegación (o en Comisión) cuando reciban tu carta de dimisión". No me quedó más remedio que aguantar y marcharme; eso sí, les dije que eran unos inmorales de tomo y lomo. Me contestaron más o menos " ú no nos puedes dar muchas lecciones, abandonando a Dios y a tu vocación". No hubo nada que hacer.

Alguien fuera del Opus Dei me aconsejó que no me fiara de su palabra de destruirlo. Así que poco después, redacté otro testamento manuscrito, pensando que un testamento manuscrito -sea cual sea su validez- se invalida por otro testamento manuscrito posterior. Además, en la introducción hice mención expresa al anterior testamento, relatando su historia, sus características y anulándolo expresamente en todos y cada uno de sus puntos. Dejé muy claro que me lo habían retenido en el Opus Dei contra mi voluntad. Ordené mi voluntad como mejor me pareció y lo hice firmar por dos amigos, a los cuales no les dejaba nada (aunque agradecí mucho su colaboración). Lo conservo en un sitio adecuado, donde se podrá encontrar fácilmente si algo me ocurriere.

Yo con esto me quedé tranquilo, pero no soy abogado ni entiendo demasiado. Espero que te haya valido de algo.

Gracias por tu comentario sobre mi escrito.

Ñamñam.