Sobre la reforma del opus (II).- Ramón
Fecha Friday, 21 December 2007
Tema 100. Aspectos sociológicos


Antes que nada, debo aclarar que no soy Ramón Rosal, el sacerdote que a veces escribe y trata con Orejas. Le felicito porque tenemos el nick más frecuente de Orejas (hay un Ramón2, él y yo. Chúpate esa. Claro que Satur, emeve o ebe son únicos... snif... ;-)).
 
Un tema interesante de los que escriben a la web "desde dentro" es que con  cierta frecuencia se insiste en que "las cosas han cambiado últimamente mucho". La naturaleza del cambio es importante, porque nos indica qué es lo que merece la pena cambiar para el Opus, y qué no. Viendo si son cosas de calado o simples detallitos nos damos cuenta de lo verdaderamente profundo e intencionado que es el espíritu de la reforma.
 
Porque esa es otra: si a un cambio de chichinabo le llaman revolución, para ese viaje no hacían falta alforjas, y denota que esas prohibiciones son auténticas estupideces, que sólo ponen en mal lugar al que las prohibía. Decía Adolfo Suarez (para los no españoles: el presidente del gobierno que hizo posible desmontar el franquismo) que su intención era "hacer normal en la política lo que ya era normal en la calle". O sea, si la gente vive de una manera y no pasa nada ¿qué carajos haces tú prohibiéndolo y viviendo de espaldas a la realidad?  Ejemplo: En un país como España, en que se pueden casar los gays, ¿qué haces tú diciéndole a la gente que no vaya a la boda de su hermano con su novia de toda la vida porque es en el juzgado?
 
Yo flipaba cuando P. U., conspicua periodista de la Opus Dei (no es de extrañar, es una ex-roja conversa), ponía como ejemplo de libertad el que el Santo Marqués permitiera a las Nax [numerarias auxiliares] irse a confesar con el cura del pueblo donde pasaba las vacaciones. ¡Joder, qué logro!
 
No olvidemos que ni la Opus Dei ni la Iglesia, la gran valedora de la Opus Dei, ni nadie nos dan nada que no nos haya concedido la legislación civil, la constitución y la Declaración de Derechos Humanos. Y más aún: no puede quitárnoslo, y si lo hace, tontos somos, o tiranos son si nos lo quitan. Vamos, que eso de ir perdonando la vida a la gente porque "ahora todo es distinto" tiene un límite. Como en tiempos de Franco, los españoles no queríamos ser distintos sino iguales.
 
A lo que voy: ¿cómo se puede decir, sin que se te caiga la cara de vergüenza?, que:
 
- Ahora las numerarias pueden llevar pantalones.
- Que pueden ir a la playa y ponerse bañador pero no bikini.
- Que se puede visitar, o cuidar, o regalar a la familia.
- Que se puede leer en misa.
 
Mirad, gentes de la Opus Dei. ¿Ese es todo el cambio? Eso no es libertad. Es la parte de normalidad que os habían quitado. Vamos, que si eso os parece un logro, mejor saltáis las alambradas y os vais fuera.
 
Pero si nos ponemos en plan serio, os advierto que la Opus Dei está profundamente infiltrada en la derecha política española y en el mundo empresarial. No olvidemos, como dice Moncada, que esta gente tiene mucho poder. ¿Les parece que tenemos mucha libertad? ¿piensan que nos estamos pasando? ¿cómo influye esta mentalidad en la toma de decisiones que hacen cuando están en el poder?
 
Los "cambios profundos" de la Opus Dei, por lo que cuentan desde dentro son eso, chucherías y estupideces que no engañan a un niño de 5 años.
 
¿Reforma de la Opus Dei? A las pruebas me remito
 
Ramón
 








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