Más sobre el sigilo sacramental.- Irínida
Fecha Friday, 14 December 2007
Tema 010. Testimonios


Cada vez que mi tiempo lo permite leo la Web. He llegado a aportar un par de mini testimonios. Pero ahora reconozco que sobre el tema del sigilo sacramental puedo aportar algo más concreto que hace que cada vez que lo cuento la gente se quede con la boca abierta. (Bueno. No es que lo vaya contando por ahí a todo el mundo pero sí a mi psiquiatra  y a dos terapeutas que tuve. (Y sigo teniendo).

 

Era el año 96 y estaba en el Centro de estudios. Soy gallega, pero tuve que ir a hacerlo a Valladolid. (Ya contaré esa película también). Al Colegio Mayor Peñafiel. Aparte de la escuela de hostelería está el Colegio menor llamado “Alcazarén” (disfrazando el centro de estudios) que era la administración del centro de estudios de los chicos. Corría diciembre de 1996. A las que cursábamos”primero” del centro de estudios nos tocaba el Curso de retiro del uno al seis de Enero en Molinoviejo.

 

Ahora tengo que hacer un pequeño resumen de mi momento personal. Cuando me fui al Centro de Estudios estaba en segundo año de carrera en Santiago. De una educación estricta en mi casa en la que no se hablaba ni de que las mujeres tienen la regla, pasé a ser del opus dei. Soy de Vigo pero me hice de la obra en Santiago. Reconozco que al ser el “farolillo rojo” me mimaron de una manera increíble con lo que llegué al CE sin hacer ni la oración de la mañana. En octubre aterricé en una ciudad con una gente increíblemente distinta. Muy seca. Yo estaba acostumbrada a la ¿dulzura? gallega. Me encontré completamente desplazada del todo, pues allí todo el mundo también se conocía de cursos anuales etc… Abandoné la carrera, no hablaba en las tertulias ni hacía corrección fraterna. De golpe empecé a hacer todas las normas y me tocó la charla con la más seca de todas las numerarias. Es decir, la situación ideal.

 

El famoso curso de retiro nos lo daba el sacerdote con el que me confesaba. Recuerdo que la había que hacer cada 15 días pero la debí hacer 2 veces pues o no aparecía o estaba merendando o lo que fuera. El vivía en una casa pequeña que era un anexo al colegio y se llamaba Rodil. Este sacerdote era el que decía la Misa y era el típico que iba de guay y que le encantaba saltarse a la torera el tema de la separación. Muchas veces bajabas al oratorio y te lo encontrabas por los pasillos haciendo el típico chistecito. Cuando me tocó pasar a hablar con él en el Curso de retiro pensé que era una más. Ahora deduzco que fue la primera de las trallas después de la toma de contacto desde octubre.

 

-Marta- (me dice la numeraria de turno)-Te toca entrar a hablar con el sacerdote a las seis.

 

A las seis y media aparece el sacerdote para señalarme con el dedo y acudir como una mansa cordera al confesionario.

 

Empecé como yo acostumbraba pero enseguida me cortó el rollo y me espetó en toda la oreja que lo que yo le estaba contando no le interesaba para nada y que había una cosa importantísima que me tenía que decir. Con esto me quedé muda para la eternidad esperando que era lo que tenía que decirme, así que esperé acojonadísima.

 

-Bueno –empezó- La verdad es que te he estado observando durante todo este tiempo (“No se cuando”) y veo que estás triste todo el rato (Si yo ya sabía que no era la alegría de la huerta”) y he llegado a una conclusión y es... QUE ESTAS EN PECADO MORTAL

- ¿Pero que dice? (Aquí flipé)

- Pues eso, que estás en pecado mortal así que cuéntame.

- No sé qué quiere que le cuente.

- Pues tú estás en pecado mortal y ya puedes empezar a hablar.

- No tengo ni idea de lo que le tengo que decir (Aquí ya lloraba como una Magdalena).

- Yo te escucho así que empieza-

- No lo sé.

 -Pues ahora mismo te vas de aquí al Sagrario y delante de Dios piensa en las faltas que puedes tener.

 

Y me largó de allí. Pasé todo el día y toda la noche llorando y pensando. Ahora sé que me inventé pecados para que me dejaran en paz, pero no de una manera consciente. No sabía ni lo que era la masturbación y llegué a admitir que lo hacía todos los días, pensando en Bon Jovi .Incluso recuerdo admitir que mi tío me había “tocado”. (Espero que algún día me perdone por esto) No sé la cantidad de barbaridades que dije y a todo esto yo comulgando en pecado mortal etc. etc.…

 

Ahora viene la parte interesante pues evidentemente me estaba confesando de lo guarra que era ¿No? Por lo que pude deducir el hombre no podía comentar la jugada así que al cabo de un tiempo me dijo:

 

-Mira todo esto que me estás contando, quiero que ahora mismo subas al despacho de la directora y se lo cuentes todo con pelos y señales. Y no te olvides de decirle que has comulgado este tiempo en pecado… etc.

 

La santa obediencia. Pues de allí salí y fui al despacho de la directora más incompetente e inútil de toda la eternidad. Y le conté todo. Y ahora entiendo el por qué.

 

Pero la cosa no paró ahí sino que mis grandes males los supo la directora, la que llevaba mi charla, el cura susodicho, el cura que me confesaba. Después me enviaron para que me confesara el sacerdote secretario de la delegación, la jefa de auxiliares de la delegación de Valladolid y al cabo de un tiempo me cambiaron de numeraria con la que hice la charla.

 

No cuento esto en plan de “me dijeron que…“ sino que yo soy la protagonista de esta historia. Han pasado 10 años y aún sigo con ataques de pánico más pastillas e incapaz de entender mis propios sentimientos

 

¿Alguien me puede explicar (de los que están en la obra, claro) a qué viene tanta degradación de uno mismo de modo que acabando una carrera y sacando unas oposiciones en seis meses, me sienta una auténtica mierda?

 

Pero GRACIAS A DIOS ME FUI.

 

Agustina. Gracias por todo. Eres un amor.

 

Irínida







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