La 'no vocación'.- Ana Azanza
Fecha Monday, 10 December 2007
Tema 070. Costumbres y Praxis


Estimados orejas,
 
Como vuelve a salir el tema de la vocación, lo cita Chispita, y Mineru, me decido a escribir de nuevo. Me parece que el tema es clave. Puede que con los textos jurídicos en la mano, como hace Mineru se saque esa conclusión "piadosa" de que el opus deja "al libre arbitrio" de la persona si tiene o no vocación. Pero una cosa es el comentario de texto y otra muy diferente la realidad. Todos sufrimos el acoso y derribo del opus para escribir la carta. En el opus se funciona con los pitajes a base de decisiones de lo alto.  La delegación  decide las cifras y tras "estudiar" las posibilidades lanzan a las directoras de los centros a por tal o cual persona. Cada paso está perfectamente planificado. Se conocen ya las circunstancias familiares y económicas al dedillo cuando se decide que alguien debe de escribir la carta.
 
En mi libro he contado mi caso y hoy, tras  compartir en esta web con tantos, me hace pensar que en ese para mí nefasto mes de febrero de 1983 en la delegación de Pamplona decidieron que ya era hora de que pitara alguien en el club Isaba, pues si no recuerdo mal llevaban varios meses de sequía. En noviembre de 1982 había sido la "erección de la Prelatura Personal". Algo había que hacer "para celebrarlo". Me tocó a mí. Puedo decir que recuerdo una semana de entrevistas a diario con una tal Loli Alonso. No hubo decisión libre, en ningún momento se me dijo "si tú quieres...", " si te parece...". Había que "llevar a la oración el tema de la llamada". Esto en lenguaje Opus significa sentarse en el oratorio con una de sus publicaciones "internas" que te hablan de la vocación. Es decir, más comida de coco. Nunca se me habló del "discernimiento". Jamás se me sugirió que lo comentara con otro sacerdote que no fuera el del club. (Esto que acabo de escribir sí que es surrealista...)
 
Lo único que hubo fue coacción pura y dura. Toda una estudiante de teología en la universidad de Navarra lanzada en picado sobre una niña de 16 años educada a la antigua usanza. No había puesto los pies fuera del nido familiar, sin ningún tipo de experiencia libre de la vida. Absolutamente ninguna. De mi casa salí "de cabeza" al opus dei. En plancha. Y no era sólo "quedar" con Loli para hablar. Era escuchar los círculos, las meditaciones, todo el mundo compinchado para dar la matraca una y otra vez puesto que estabas en el punto de mira del centro como pitable próxima a escribir.
 
Veo que no os acordáis del argumento del "miedo a la vocación". Eso sí que es tener mala leche, decirle a gente sin formar, a niñas educadas en la fe católica más rancia que "tener miedo a ser numeraria es señal de vocación". Algo se me revuelve dentro cuando recuerdo estas cosas por las injusticias que el Opus comete a diario con sus argucias. Se me sugería que mi vocación al opus estaba clara puesto que me daba miedo hacerme numeraria. Si no tuviera esa vocación no me daría miedo y patatín, patatán.... Cuanto cuento. Y cuantas lagrimillas derramadas por una "vocación" que era sólo una imposición.
 
Recuerdo lejanamente a las adscritas, las niñas de mi edad que ya habían escrito antes (también lo dejaron mucho antes) Keles Montes, Ana Domingo... cuando volvíamos a casa por la noche después de estudiar en el club sacando el tema. En fin, que no había más salida que escribir la dichosa carta con la seguridad de estar "cumpliendo la voluntad de Dios" y de estar entregando tu vida por un gran ideal.

Y a partir de ahí, desde ese infausto 15 de febrero, nadie absolutamente nadie en 19 años puso en duda mi "vocacíón". Ni siquiera yo.  Sólo mucho tiempo después, muchas batallas después  pude quitarme de encima el opus y sus parafernalias.
 
A las directoras el hecho de que se vivan las normas del plan de vida a rajatabla les da igual. Las apariencias importan más. Si no las vives que no se note mucho es lo que te piden. Pero  lo que quieren, lo que buscan de cada una de las personas que pita es la sumisión total. Que les entregues tu conciencia, tu mente, que no puedas sentir y pensar libremente. Y que si alguna vez lo haces te sientas mal.
 
Nadie tiene derecho a entrometerse como hace el opus en la conciencia de los demás, y a suplantar esa voz interior que nos hace personas, seres humanos libres, con derecho a nuestros sentimientos y a nuestra vida. A nuestras elecciones, a nuestras equivocaciones también. Sólo así se puede aprender y madurar. No encerrando a la gente entre los muros de una casa-cárcel, vigilando absolutamente todo lo que uno hace. Informándose con pelos y señales de las personas para manipular, controlando su dinero, su ropa, su armario. Eso no es vida. Por eso vuelvo a decir que la vocación al opus dei no existe.
 
Pero es que tampoco existe la vocación a carmelita descalza por ejemplo en el plan en que lo plantea el opus. Como una imposición a la conciencia. Se puede sentir una llamada, una atracción hacia una vida religiosa, pero habrá siempre un período de prueba, de discernimiento, nunca un "o haces esto o le das la espalda a Dios". Eso de si le damos la espalda a Dios con tal o cual acción, ningún ser humano tiene derecho a imponérselo a otro mucho menos en cuestiones tan íntimas como las que se ventilan cuando se tratan de compromisos de por vida.
 
Con respecto a los informes de personas, yo sí redacté algunos de supernumerarias para las incorporaciones (oblación y fidelidad). Y ahora leyéndolos en la web lo que en ellos se dice me parece de una estupidez supina. Sólo quieren saber en las numerarias, si te dejas dominar por ellas, y en las supernumerarias si dan la aportación. En las agregadas una mezcla de las dos cosas, sumisión y aportación económica.
 
Y también quería decir de tantos colaboradores habituales de la web que es una grandísima lástima no den su nombre y su foto para Quiénes somos. Echo en falta en esa galería a todas las firmas ilustres: EBE, Satur, Heavy, Compaq, Brian, Luxindex, Bastian, Oráculo, Gervasio, Ramón, Leonardo, Marcus Tank...etc. Lo de ilustres es porque a mí al menos me habéis ilustrado con vuestras aportaciones, que han sido luz para muchas cosas en las que yo no había pensado antes. No me gusta el peloteo, no me va. Lo digo porque siento que sería una ayuda para muchos.

Ana Azanza









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