Pasados los años.- Antrax
Fecha Monday, 03 December 2007
Tema 010. Testimonios


PASADOS LOS AÑOS

Ántrax, 3 de diciembre de 2007

 

 

Sí que han pasado años, sí. Creo que el final de mi relación con el Opus Dei coincide aproximadamente con el término de la que mantuve con el glorioso Ejército Español. O sea, que han pasado, a ojo de buen cubero, unos cuarenta años.

 

Los recuerdos que guardo de ambas instituciones presentan algunas afinidades y algunas diferencias y, supongo, que mi presencia en ellas habrá dejado alguna huella que otra en mi errática personalidad; eso es inevitable. Por lo menos, sigue haciéndome gracia comentar con los amigotes y malas compañías las viejas historias castrenses; lo mismo que me gusta seguir fielmente las cartas y otros escritos de Opuslibros, e, incluso, charlar de vez en cuando en el chat no oficial llamado éxodo. Claro que sin implicación mayor en la portentosa criatura de Monseñor Escrivá de Balaguer, ni en la exitosa iniciativa del Gran Capitán, don Gonzalo Fernández de Córdoba, esa Infantería Española en la que serví.

 

Por lo que me viene a la memoria, el Ejército y el Opus tenían en común la gran cantidad de sobreentendidos de que el uno y el otro se alimentaban. Había normas no escritas por todas partes, cosas que uno tenía que intuir, si es que pretendía obtener un nivel de supervivencia medianamente aceptable. El resultado solía ser una vida sumamente ritualizada, en la que la limpieza y recogida de ceniceros tras la aburridísima tertulia, sólo sería parangonable con la necesidad de guardar un algodón limpiametales en la cartuchera antes de la revista de los sábados.

 

Lo mejor en la vida dentro de esos dos lugares era siempre precisamente lo extra – institucional, o incluso lo contra – institucional. Véase el caso de las amistades particulares que se daban, vaya si se daban, y también los comentarios satíricos sobre el singular entorno (eso en el Opus); el escaque militar, cuando en lugar de experimentar con el mortero del 81 te dedicabas a sestear debajo de un pino con tu pelotón... ¡Qué delicia!

 

No le guardo rencor al Opus, ni tampoco al Ejército. En ambos pasé ratos penosísimos y otros la mar de entretenidos. Lo que sucede es que seguiré sin entender por qué hay que pasar un día entero haciendo cola para entregar una manta, y tampoco se me alcanza para qué es necesario recorrer a zancadas un salón rezando avemarías en pleno sopor posprandial.

 

Añadiré que la práctica castrense de la Infantería que yo disfruté me parece de más que dudosa utilidad para lograr el previsto objetivo de defender a la Patria; como me resulta difícil de creer que para obtener la santificación sea de obligado cumplimiento estudiar Escolástica y amar intensamente al Padre (hoy creo que “Fundador”).

 

Por lo que veo y me cuentan, el Ejército sí que ha evolucionado, y mucho. Por ejemplo la mili ya no es obligatoria y los antiguos militares fachas de vocación golpista ya no lo son y se han profesionalizado bastante. En cambio tengo la sensación de que en el Opus Dei no se ha producido una evolución de semejante calibre; creo que de ningún calibre.

 

En fin, como no pienso volver a poner el pie ni en la Infantería, ni en el Opus, tampoco voy a preocuparme demasiado.

 

Antrax







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