Nuevamente mi agradecimiento a Haenobarbo por sus escritos. En esta segunda parte agrega más datos que son muy esclarecedores. Como bien él decía en algún momento, la historia de las instituciones religiosas es esencial para entender de dónde viene el Opus Dei y cuán poco original es.

Cuando dije que Escrivá seguramente había tomado lo peor de cada institución, fue una afirmación genérica. En concreto me refería a esos 8 puntos que enumeré, tomados al margen de su contexto histórico.

Tal vez en un contexto adecuado, esas prácticas no sean tan nocivas como las puedo ver hoy desde el siglo XXI. Pero trasplantadas además en una institución como el Opus Dei donde por ley debía ser laical y en los hechos era conventual, esas prácticas se volvían más perjudiciales de lo que podrían haber sido, o no, en su origen.

De todas maneras, en el caso de muchas prácticas institucionales, creo que el contexto histórico puede ser una explicación pero no una justificación. Se entiende que pasara tal cosa, pero eso no implica que en aquél entonces eso fuera bueno y sólo ahora no.

Por ejemplo, es complicado ver cómo San Pablo legitimaba la esclavitud a través de la religión («Esclavos, obedeced a vuestros amos de este mundo con respeto y temor, con sencillez de corazón, como a Cristo» Ef. 6, 5) y hoy la vemos como una tremenda inmoralidad (sé que de este tema se puede hablar mucho, contrastando otros escritos de S. Pablo, pero no deja de ser problemático ese pasaje). Lo mismo pienso que sucedía con tantas prácticas en relación a la anulación de la libertad personal, el respeto por la conciencia, los diferentes mecanismos de coacción para obedecer, etc., cuando se hacían creyendo que con ellas alcanzaban un bien mayor (espiritual). Habrá razones que expliquen creencias, ignorancias invencibles o insensibilidades morales en un momento histórico, pero esas razones no son un impedimento para ver desde nuestro presente y en adelante que diversas prácticas institucionales eran verdaderamente equivocadas, aquí y allá.

La relectura desde el presente no debe ser un privilegio ejercido contra el pasado. Se trata más bien de aprender del pasado y la mejor forma es no justificarlo aunque sí comprenderlo. De lo contrario, con crear un contexto adecuado se podrán justificar las peores barbaridades a futuro.

Saludos,
E.B.E.