Hola Agustina y todos,
En tu escrito he leído la pregunta que le hiciste al fundador: «¡Padre!!! ¿Qué nos dice a los que hace poco tiempo hemos pedido la admisión en el opusdei?», y me ha recordado que la que fue mi mejor amiga durante años, apenas un mes después de pitar acudió a una tertulia en España con Don Álvaro, y le hizo esa misma pregunta, llena de ilusión por poder expresar su alegría y -¿por qué no?- su valentía por haber pitado. No recuerdo textualmente la respuesta, porque yo estaba todavía más nerviosa que ella... pero lo que sí recuerdo es que mi amiga se quedó planchada y prácticamente no volvió a abrir la boca durante la semana siguiente.
Don Álvaro le había dicho, poco más o menos, que desde aquel momento, desde que pitó, se había convertido en una Judas en potencia y que tuviera mucho cuidado con no traicionar a quienes le habían acercado tanto a Dios, y que si se sentía orgullosa por decir en voz alta que había entregado su vida a Dios era porque no lo había hecho con sinceridad.
En fin, no recuerdo las palabras exactas, pero esta era la idea; así que, como tú dices, aquel, por lo visto, no era «un mal día», pero lo que más me sorprendió es que aquello se lo dijera Don Álvaro, y no el fundador, porque durante todos mis años entre sus filas confié siempre más en Don Álvaro porque en el fundador ya vi desde el principio que había algo que no cuadraba. De ese modo descubrí que lo que no cuadraba debía de estar en la propia institución, y no en una persona en concreto, como me repetía a mí misma constantemente.
Un abrazo,
Norske Fjorder
