Encuentro de ex-n en Tailandia.- Nacho Fernández y Harto
Fecha Monday, 26 November 2007
Tema 010. Testimonios


ENCUENTRO  DE EX EN TAILANDIA

 

Después de cuarenta y dos años de perder el contacto es posible mantener la amistad. A esa conclusión hemos llegado después de una maravillosa “convivencia” itinerante en Tailandia desde el 10 de noviembre. Ya nos quedan pocos días y se nos hace difícil pensar en la despedida. El día 30 acabará lo que ha sido un reencuentro de dos personas que pitaron de numerario el mismo día,  el 19 de marzo de 1965, en la misma noche y en el mismo centro.

 

Los dos pitamos en la misma noche, pero rápidamente los directores de la Obra nos separaron. Uno quedó en el centro denominado General Oráa 5, de Madrid, hizo luego el “centro de estudios” y fue enviado a una remota provincia española.  El otro fue “degradado” a oblato (ahora denominados “agregados”) y despachado a un centro en la calle Vitruvio 3, de Madrid, donde ya se encontraba la Oficina de Información del Opus Dei en España. Físicamente estábamos a pocos kilómetros, pero nuestros directores nos “aconsejaron” a los dos que no tuviéramos contacto, aunque éramos compañeros de curso en la facultad de Derecho de la Universidad Complutense. Hemos llegado a la conclusión que aquello no fue humano ni propio de una familia, como se autodefine la organización Opus Dei.

 

El encuentro en Tailandia ha servido para reafirmar nuestra amistad. Hemos recordado con toda precisión cómo era aquel centro en General Oráa 5, a cuyo frente se encontraba Martincho M. J.;  el subdirector era John L., que acababa de pasar por el Colegio Romano y el secretario, Carlos A., que solo tartamudeaba cuando no cantaba, pero sus “círculos breves” eran muuy largos. Repasando los nombres de aquellos numerarios de la “época dorada” de la organización Opus Dei en la España franquista, nos hemos asombrado de la cantidad de ellos que se fueron, la mayoría, incluso después de “ejercer” algunos altos cargos en la institución, o de haber sido ordenados, como fue el triste caso de Antonio Petit.

 

La doctrina de la organización insiste que es “una gran familia”. Los dos nos hemos reafirmado en la falta de cariño o de la amistad interesada con que se trataba a la gente. Se nos decía que “había que llevar a Cristo a la cumbre de todas las actividades humanas”. Eso requería tiempo de estudio y trabajo, pero ellos nos hacían toda clase de encargos y nos cargaban con una larga lista de normas de “piedad” a cumplir, con lo que los estudios se resentían. ¿Era santificar el trabajo quitarle horas? No se entiende.

 

Mucho debemos a Agustina y a Opuslibros por recuperar nuestra amistad. Nacho empezó a escribir con su nombre y apellido. Inmediatamente fue reconocido por Harto. Este último escribió a Opuslibros y pidió entrar en contacto con él. ¡Qué suerte haberlo conseguido! Lo de Tailandia ha sido inolvidable. ¡Qué bien se está fuera del Opus Dei! El que nos lea ha de saber que somos muy felices, cada uno con sus circunstancias y en lugares muy distantes. Uno se fue con doce años dentro y el otro con treinta y cuatro. Ha merecido la pena marcharse.

 

Harto y Nacho









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