Al calor de otros ex.- Madreselva
Fecha Wednesday, 21 November 2007
Tema 040. Después de marcharse


Quisiera transcribir una parte del anterior correo de BMD, pues resume de un modo genial, algo que pienso y los ex no deberíamos perder de vista:

 

“Acerca de la naturaleza del shock mencionado (cuando dejas la Obra) apenas es necesario hacer particulares consideraciones. Basta pensar que el individuo entregó, muchas veces en plena adolescencia, toda su capacidad de pensar, sentir y decidir. Es por tanto el mismo centro de la persona el que ahora se resquebraja y, de la noche a la mañana, queda sin contenido. Además, a modo de un segundo nacimiento, se encuentra absolutamente desprovisto de experiencias que puedan orientarle en su nueva andadura. Si a ello se suma la sensación de culpabilidad que inicialmente suele acompañar al proceso de salida, se entenderá que, aunque no se cumplan las agoreras predicciones de la institución, el individuo ya va bien servido”.

 

Sus palabras, me sirven de introducción para hablar un poco a cerca de las relaciones personales deseables entre los que fueron sus miembros.

 

Muchos, hemos quedado marcados por ese modo de vida de “infancia espiritual”, que entorpeció nuestro desarrollo como personas en etapas clave de la maduración. Una vez fuera, nos encontramos con “asuntos pendientes”, relacionados con la afectividad, la sexualidad, el uso responsable de la libertad, etc, que de forma natural deberíamos tener resueltos tiempo atrás.

 

Cuando empezamos a ejercer la libertad en muchos ámbitos novedosos, por ser ya adultos las decisiones tomadas tienen repercusiones menos inocentes. Y con los primeros errores, a veces no se nos rompe un plato de “duralex” sino de porcelana china. Notamos como la inexperiencia en tantos asuntillos diarios del mundo real, nos coloca en desventaja con respecto al resto de los nuestros paisanos.

 

Salir de un invernadero no es fácil: el frío es más frío, el viento un desconocido inquietante, a veces nos falta el agua y el sol en verano nos asfixia. Pero hacerlo, es necesario para percibir los aromas de fuera, lanzar la vista al horizonte y emborracharse con el azul del cielo. Relacionarse de un modo cerrado con ex miembros de la Obra, sería como volver de nuevo al invernadero, refugiándonos (de un modo muy humano por otra parte) de tanta adversidad. Por todo eso, me parece genial que los ex de la Obra nos reunamos: para disfrutar de un buen rato, intercambiar impresiones, encontrar un poco de calor humano. Pero si las relaciones fueran acentuadas y exclusivas (no con una persona concreta sino con muchas) pienso que podrían resultar dañinas.

 

En la línea de lo dicho, podéis imaginar la opinión que me reservo para las parejas, inexpertas, de ex-miembros del Opus Dei: un cojo (de cojera reversible pero cojo), apoyándose en otro cojo. ¿Qué hay excepciones?, ¡seguro!. Pero... excepciones. Me acabo de acordar de un chiste, os lo cuento: “¿Qué es lo que nace de la relación entre un exnumerario y una exnumeraria?. Respuesta: un HIJO”, jeje, en teoría es un chiste.

 

Chicos, chicas (u hombres y mujeres, que como me cuenta una buenísima amiga, a estas alturas de su vida es incapaz de decir que "sale con un chico"; ella sale con "hombres", jeje), que salimos verdes, para que nos vamos a engañar. Pero nada que no se solucione con un par de... narices.

 

Besos a tod@s,

 

Madreselva

 









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