Los educadores del Opus Dei.- Ruta de Aragón
Fecha Monday, 19 November 2007
Tema 070. Costumbres y Praxis


LOS EDUCADORES DEL OPUS DEI

Ruta, 19 de noviembre de 2007

 

 

Leyendo escritos como el de Morgana siempre me dejan la misma sensación, por un lado comprender que hay gente que tiene vocación a consagrado en el Opus Dei, y por otro lado la eterna cuestión de ¿Cuantas caras tiene el Opus Dei? ¿Cuántas caras tiene El Padre? ¿Cuántas caras tienen los directores del Opus Dei? ¿Cuántas caras tienen los sacerdotes del Opus Dei? ¿Cuántas caras tienen los miembros del Opus Dei? Aunque acepto que siempre se me podrá reprochar: ¿Cuántas caras tengo yo? Y ¿Cuántas caras tenemos todos? De acuerdo.

 

Recuerdo cuando era pequeño y mi madre me llevaba a casa de alguna de sus distinguidísimas amigas siempre me decía con cara seria: “Rutita, haz el favor de portarte bien, no me hagas quedar mal.” ...



Me cuesta creer y aceptar que en el Opus Dei ya no existen sacerdotes directores y directoras y miembros del Opus Dei neurotiquisimos y neurotiquisimas que causan grandes sufrimientos y destrozos en las vidas de las personas, me cuesta creer que en el Opus Dei ya no hay sacerdotes directores y directoras y miembros que no son más que niñas y niños, pijos, consentidos y mimados, auténticos señoritingos y señoritingas que entienden de muchas cosas excepto de lo que deberían entender qué es el alma humana, sus problemas y lo que es una autentica espiritualidad y religiosidad.

 

Agradezco  a Morgana que de su testimonio en la Web, otras y otros que están dentro no se atreven a decir lo que piensan sobre la Web y sobre el opus Dei. Aunque, Morgana, te digo que la cosa  más difícil del mundo es volver a Opusizar a alguien que ya ha ido antes Opusizado y está desengañado y desencantado del Opus Dei.

 

El problema con que se enfrenta el Opus Dei, es que antes de la Web OpusLibros, la imagen del Opus Dei ante la sociedad y los medios de comunicación era la que la institución daba de sí misma y en eso se empleaban y emplean numerosos recursos personales y materiales, -poderoso caballero es Don Dinero-, y la imagen que daba la voz aislada de algún o alguna ex miembro descarriado o descarriada, al que no había que hacer mucho caso.

 

¿Seria posible Morgana dar una autentica imagen de las muchas caras que tiene el Opus Dei? Me gustaría saber tu opinión. Y sobre todo saber qué ha hecho el Opus Dei para eliminar a los neuróticos y neuróticas de los órganos de gobierno y del sacerdocio.

 

La visión que las personas tienen del Opus Dei se nutre de los mensajes que recibe del mundo circundante. La riqueza interior del individuo depende del  número de mensajes, pero también del orden con que le llegan los mensajes y la información. La sicología del aprendizaje demuestra que existe una estructuración del saber que importa mucho respetar si se quiere que el sujeto sea capaz de desarrollo posterior. Y el sicoanálisis nos enseña diariamente que, experiencias mal asimiladas, pueden acarrear fatales consecuencias para la armonía afectiva de la persona.

 

En las sociedades antiguas, el hombre medio disponía de una información bastante pobre, pero, por lo mismo, fácilmente asimilable. Nuestra situación es muy diferente con respecto al Opus Dei. Prensa, radio, cine, someten a jóvenes y viejos a un bombardeo intenso y variado. Uno se puede inquietar de continuo al ver la calidad de todo esto, y con razón, puesto que los espíritus más libres reconocen que ciertas revelaciones demasiado precoces y muy bruscas pueden causar en psiquismos mal preparados esa especie de herida espiritual que se  llama trauma. Pero creo que ahí no está lo esencial y que la información sobre el Opus Dei ha llegado a ser más problemática aún por su superabundancia que por los elementos directamente nocivos que pueda acarrear para el opus Dei.

 

La cuestión del exceso de información sobre una cuestión es más visible y sensible en el campo filosófico y religioso.

 

Unas noticias justas, aisladamente consideradas, concernientes a carencias y defectos de una institución como el Opus Dei, nada tienen de repulsivo; más aún, es cosa deseable. Pero nos referimos a esas informaciones que nos asaltan en masa sobre el Opus Dei.

 

Puesto sin cesar en presencia de las más diversas informaciones sobre el Opus Dei, es natural que el hombre medio, sea incapaz de asimilar ese montón de noticias, siempre en aumento a medida que trata de ordenarlas, y acaba por arrojarse en brazos de la más deprimente actitud intelectual: el agnosticismo. Esta abundancia de información apenas si causaba perjuicios cuando el Opus Dei estaba seguro de su posición y podía juzgar a los demás desde arriba. Incluso es confortable para el Opus Dei que el honesto hombre, quiera “documentarse” sobre él, con esa divertida conmiseración que se tiene para las cosas exóticas cuando nunca llegan verdaderamente a interesarnos. El Opus Dei despreciaba la opinión que sobre él tenían sus ex miembros, sin embargo esa actitud ha cambiado gracias a OpusLibros y a los ex miembros del Opus Dei, que también poseen su verdad sobre el Opus Dei. Así se comprende cómo hoy tenemos menos adolescentes seducidos por las teorías falsas y formas de vida del Opus Dei, con muchachos convencidos de la imposibilidad de llegar a una teoría verdadera sobre el Opus Dei. Y esta abundancia de informaciones tan sensible en el campo del Opus Dei invade con la misma facilidad todos los sectores de las llamadas ciencias humanas: política, economía, sicología de las masas o de los individuos.

 

¿Hace faltar acelerar o frenar la unión europea? ¿Hace falta acelerar o frenar el Opus Dei?, ¿tender o retirar la mano a los dictadores? ¿Tender o retirar la mano al Padre? ¿Qué tasa de liberalismo o de dirigismo debe presidir la economía de un país? ¿Que tasa de libertad o dirigismo debe regir en el Opus Dei? ¿Cómo orientar la educación popular: por un aumento, o por una disminución en el número de años?, ¿Cómo orientar la formación en el Opus Dei? Desde luego, con el Opus Dei la gente se encuentra desde el principio desbordada por la ambigüedad, y por la contradicción. ¿Quién podrá reanimar un Opus Dei que envejece, necesitado de aquella simplicidad de vida que es el alimento de todo entusiasmo?

 

No creo que haya remedios eficaces para esta situación del Opus Dei. Bien entendido el peligro que representa el agnosticismo nos invita a esforzarnos para informar a los jóvenes de una manera tal sobre el Opus Dei, que sus conocimientos aumenten orgánicamente hasta el día en que, al contacto con una información más alta, puedan remediar por sí mismos los huecos al descubierto. El desenvolvimiento humano ideal sería el de una evolución donde, el individuo, pasase de un primer sistema sobre el Opus Dei a otros sistemas siempre más ricos o más exactos del Opus Dei, de suerte que al final, él mismo pudiera haber apartado lo que primitivamente había asimilado, pero sin que jamás la organización le haya defraudado. Creo, deseable, que el aprendizaje sobre el Opus Dei comience por el abanico abierto de todas las concepciones posibles, y que no parta de una visión dogmática, que tenga por misión comunicar su unidad, paso a paso, a las futuras ampliaciones.

 

Pero estas precauciones que adopta el Opus Dei a la hora de trasmitir su imagen no lo resuelven todo. El agnosticismo proveniente de una información demasiado amplia, le hace caer al Opus Dei en el otro escollo: el dogmatismo, hijo de una documentación chata. Pues si la actitud dogmática era un vicio anodino y pacífico en las sociedades, centralizadas de otras veces, en una sociedad pluralista como la nuestra, donde el humanismo consiste precisamente en el diálogo vivo de opiniones fundamentalmente diversas, la cerrazón llega pronto hasta la destrucción del humanismo y a la negación belicosa de lo extraño que se llama fanatismo. La apertura del Opus Dei es pues indispensable; es un señuelo creer que se podrá evitarla Por más que, en el actual estado de la civilización occidental, donde el aire que se respira es la diversidad de opiniones, la juventud quedará enfrentada, pese a todas las precauciones que tome el Opus Dei, con las consecuencias que entraña una tal abundancia de informaciones sobre el Opus Dei.

 

Que Dios os cuide.

 

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