En tus manos está...- Andoni
Fecha Friday, 09 November 2007
Tema 900. Sin clasificar


Queridos Todos:

Quiero comenzar constatando que me ha sorprendido agradablemente la cantidad de personas que escriben en esta página web. Supongo que hay un gran deseo en todos de ayudar a evitar tanto sufrimiento inútil.

Mi experiencia no es larga de contar: estudié 11 años en un colegio del Opus en Bilbao entre 1970 y 1982. Seguramente el pionero en los colegios de la Obra.

Cuando era adolescente intentaron que pitara, como es normal en su práctica. Empecé un divertido y peligroso doble juego: dejarme permeabilizar por sus doctrinas y al mismo tiempo reírme de ellos. En efecto, intentábamos seguir el juego de la corrección, políticamente hablando, e intentábamos no tener muchos líos; sin embargo, por la espalda y con otros amigos gastábamos bromas pesadas en los clubs de chicas (del tipo de llamar por teléfono a las dos de la mañana pidiendo “trabajadoras”), creábamos juicios sumarísimos con ciertos sacerdotes - mala leche; a los chicos que “olían” a opus, la guerra era clara… lo de las búsquedas del tesoro escondido de Indiana Jones era para nosotros la búsqueda de cilicios y luego esgrimirlos como banderas de Satanás... A los 16 años éramos expertos inquisidores.

Cómo es lógico algo estaba mal en mi. Odiaba muchas de las cosas que veía. No soportaba mucho de lo que estaba alrededor, pero tampoco sabía qué hacer. Para colmo toda mi familia era del Opus y yo me sentía como la oveja negra.

Cuando tenía poco más de 16-17 años, algo pasó que produjo un cambio. Una mañana al llegar al colegio del opus, me enteré que la ETA había matado al padre de mi mejor amigo, y a él le habían metido un tiro en la mano. Toda esa semana, y desde el mismo día del asesinato, estuve viviendo en la casa de mi amigo, para acompañarle en un momento tan duro. Comprendí a fondo el dolor de una viuda de asesinado y de cuatro hijos huérfanos. Días después fue el entierro. Todo el tiempo estuvimos juntos. Es difícil explicar lo que pudo experimentar la familia al cerrar la tapa y ver a su padre (su cadáver) por última vez.

Volvimos tarde, pues el entierro fue en el pueblo natal, y quise ir a mi casa para coger algo de ropa. En medio de la Gran Vía de Bilbao, ya de noche, me atracaron, golpearon y robaron todo lo que tenía de valor.

Esa noche, en un banco en la estación de trenes, fue una de las primeras noches que yo oré, que recé a nuestro Dios como se habla a una persona que estaba viva. Y, por cierto, recé lleno de rabia y con lágrimas en los ojos. Mi primera oración consciente fue esta: “Dios mío ¿por qué permites el mal? ¿por qué hay gente que odia? ¿por qué hay gente que hace mal a otros sin ni siquiera conocerlos? ¿por qué la ETA mata en nombre del pueblo cuando la mayoría del pueblo no quiere la muerte? ¿qué estamos haciendo tantos vascos entre comillas cristianos” Esta y otras preguntas le hice a Dios mirándome mis manos abiertas y vacías.

Dios me respondió en el silencio, clara y suavemente, como en un susurro entre mis lagrimas: “Hay gente que mata y que hace el mal… entre otras cosas…. porque tienes las manos vacías de amor

Intento resumir y evitar moralismos. Lo que he contado fue el inicio de una búsqueda. Luego tuve un encuentro muy vivo con Dios que colmo mis vacios y me enseño los caminos de la donación y del amor. Hoy soy misionero. Llevo 25 años de misionero y puedo decir que no me arrepiento ni un día de lo vivido; puedo decir que Dios es fiel, aunque yo no lo sea tanto; puedo decir que vale la pena amar, aunque conlleva sufrimientos. Los sufrimientos no son malos si tienen la misma dirección de la pasión de Cristo por la humanidad.

Cuando descubrí el camino que ahora estoy haciendo entendí un poco más a los del Opus y me reconcilié con ellos. Entendí algo de lo que había recibido y que era parte de lo que yo era. No soy ciego y conozco muy de cerca el Opus, pero mi conclusión es muy sencilla: hay mucho trabajo, hay para todos, hay mucho bien que se puede hacer… y por si acaso, cada día me pregunto: “Antonio ¿cómo están tus manos de amor?” Varias veces me he jugado la vida físicamente; varias veces he estado a punto de morir, y siempre ha surgido la misma pregunta: “¿Estás amando?… pues adelante… la vida está valiendo la pena, no hay ningún problema en morir hoy”.

Repito, quiero evitar a toda costa los moralismos; menos enseñar magisterialmente lo que los otros deben o no deben decir para salvarse. He visto mucho sufrimiento en este mundo que he recorrido de izquierda a derecha: los primeros 4 entierros que he celebrado han sido asesinatos. He tenido chicos de 14 años en la misa con una pistola en el bolsillo y que ya habían matado varias personas. He conocido lo que significa pasar hambre. He conocido miserias humanas de todos los tipos…. He conocido el dolor de un padre que ha visto perder su esposa y 4 hijos en una absurda explosión en las alcantarillas producida por los intereses de los gobernantes que traficaban con el petróleo. He conocido muchos jóvenes, heroinómanos de 18 años sin futuro, que saben que les queda uno o dos años de vida. He conocido, en España, el sufrimiento inmenso que viven los adolescentes por la superficialidad de sus vidas y el que experimentan sus padres porque se les han ido de sus manos… He conocido mucho dolor, y también mucha alegría, mucha gente buena que hace el bien, que llenan su vida con amor; gente que en su pobreza saben hacer de la vida un canto a las bienaventuranzas… y realmente de ellos es el Reino de los Cielos.

Os invito simplemente a orar al Dios Vivo y preguntar si todo lo que podéis hacer por el mundo, por la humanidad, por la historia es criticar al Opus Dei.

Pido perdón, de todo corazón, si estas líneas pueden parecer una crítica a vuestra crítica. Simplemente deseo, que tanto bien, que a contraluz veo en algunas de las cartas escritas en opuslibros, pudiera ser una expresión de las bienaventuranzas y del deseo de realizar la única vocación que hay en la tierra, que es la vocación del amor.

Termino con una historieta oriental (perdón de nuevo si estas historietas son demasiado clásicas, pero la cuento solamente porque es reflejo de mi propia vida):

Unos niños veían como mucha gente del pueblo y de la región iba a consultar al gurú del pueblo, un viejo sabio que vivía una vida austera y contemplativa, y del que se decía que nunca se había equivocado. Los niños quisieron reírse del anciano y decidieron tenderle una trampa. Cazaron un pequeño pájaro y se decían: “le llevamos el pájaro en las manos y le preguntamos ¿Maestro, el pájaro está vivo o muerto?”. Si dice que está muerto lo dejamos salir vivo y coleante; si dice que está vivo lo aplastamos entre las manos, y así, de todas formas se equivocará”. Cuando entraron delante de él, el viejo supo leer en sus corazones y ante la pregunta “¿Está vivo o está muerto?” respondió: “En vuestras manos está”

Sin mas, Andoni Gorritxo

 









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