Los consejos de la Obra para las bodas de los EX.- Madreselva
Fecha Wednesday, 07 November 2007
Tema 070. Costumbres y Praxis


Hola, hola a tod@s,

No recuerdo dónde, en un lugar de esta web, "alguien" recordaba un documento interno de la Obra [capítulo: Perseverancia en la Obra, del Vademecum del Consejo Local], en el que se daban directrices a sus miembros a cerca de como tratar a los que se habían ido.

Sin ser textual, decía algo así como "que para que no pareciese que se estaba conforme con su decisión (de los que se iban), era bueno tomar algunas medidas de alejamiento". De ellas resaltaré dos que me parecen tremendas:

1. No permitir que un ex sea contratado en un trabajo por otros miembros, en el que obtenga un beneficio económico

2. No acudir a las bodas, etc.

El primer punto, me parece un auténtico boicot hacia a la integración laboral del antiguo miembro (que por su puesto, por las circunstancias, a menudo es especialmente precaria). Una discriminación contra la justicia más básica.

El segundo punto, me hizo comprender, ¡por fin!, por qué a mi boda no acudió ni una de las personas que habían vivido conmigo y eran numerarias. Pese a que alguna había sido expresamente invitada. Yo dejé la Obra con 22 años, por motivos médicos que hacían "intuir" que no tenía vocación y sin el menor rebote: todo lo contrario. Y sin embargo, muy pocos años después, NADIE fue capaz de acudir a mi boda, uno de los momentos más importantes de mi vida: ni a la ceremonia, ni mucho menos al banquete. Quizá hay formas de decirme más alto lo que realmente les importaba, por más que me trataran con exquista corrección, pero no más CLARO.

Con mucha dificultad, tiempo después había intentado excusar la negligencia de las 3 personas invitadas (ni siquiera me llamaron para decir que no venían, ¡por aquel entonces todavía eran mi familia, mis amigos, mi único mundo!). Pero después de leer que es una directriz interna del gobierno de la Obra para los que fueron sus miembros... la falta de caridad me resulta espeluznante. No fue ninguna casualidad, era el trato que la Obra me tenía reservado por ya no formar parte de la institución. Que los motivos de mi partida ni siquiera fueran voluntarios (me fui con su consentimiento), tampoco supuso un atenuante.

En la Obra fui poco más que un número, y me lo demostraron después día tras día. Eso sí, cada vez que me encuentro por la calle con alguna numeraria con la que tuve un trato especialmente amigable, me pregunta "ideal de la muerte" qué tal estoy, cómo me va, y me comenta "a ver cuando quedamos a tomar un café". Cuando quieras, - les respondía al principio muy ilusionada. Al final con una mueca de desencanto. Pues nunca (que se dice pronto), ninguna de esas que creía "mis amigas" me llamó. Ni tan siquiera para tomar ese cafetito. Jo, que triste, cuanta decepción acumulada.

Madreselva









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