Es una lástima -queridos amigos- que en Andalucía no tengamos a un Ramón Rosal que, de vez en cuando, nos reúna en Sevilla, por ejemplo, y nos facilite esa comunión de ideas saludables y de sentimientos reconfortantes. ¿Por qué, entre todos, no buscamos a ese hermano que nos aliente y nos alimente? Estoy seguro de que lo encontraremos muy cerca. Manos a la "obra humana".
Un abrazo,
Pepe