Sobre la vocación al Opus Dei. Respuesta a Ana Azanza.- Supo
Fecha Wednesday, 24 October 2007
Tema 110. Aspectos jurídicos


Josef K. ha explicado en días anteriores lo que piensa sobre la vocación al Opus Dei. Lo ha realizado con un lenguaje claro y directo. A algunas personas no les parece bien este lenguaje y estas explicaciones que realiza. En concreto, Ana Azanza se planteaba que Josef K. no ha sido numerario. Tengo que decir que, porque me imagino que quizá él no quiera decir nada sobre tal comentario, él ha sido numerario por muchos años. Le conozco y me parece una injusticia muy grande decir que él no haya sido numerario. Lo ha sido hasta grandes niveles de compromiso con su vocación. Por motivos que sólo le atañen a él, no figura en Quienes somos, como otros muchos, por cierto, pero eso no le invalida para sus comentarios. Hay más personas, que por el motivo que sea no quieren estar en Quienes somos, que los que sí están.

Josef K. ha realizado un análisis muy importante en términos jurídicos y teológicos. ¿Por qué es importante? Porque si hubiese algún macrojuicio en el Vaticano sobre el Opus Dei se necesitarán esos argumentos, porque ese es el lenguaje que se habla en el contexto de los juicios.

Una persona no puede llegar a un tribunal y plantear las cosas como se las diría a su primo, a la pata la llana. Uno tiene que hablar en el mismo lenguaje que su interlocutor. Para profundizar en este tema recomiendo la lectura de Tratado de la argumentación. Nueva retórica, de Perelman, publicado por Gredos. Como tiene casi 800 páginas, aviso de que el tema de utilizar el mismo lenguaje y hablar sobre lo mismo cuando se quiere persuadir a alguien está al principio. Así nadie desespera. Es lo que ocurría en la República Democrática Alemana y en la República Federal Alemana. Los dos decían que era demócratas, pero su concepto de democracia era diferente. Así no hay quien persuada al otro. Lo primero es determinar a qué se refieren, qué realidad, marcan nuestras palabras. Sigo después de esta clase de retórica.

Sobre el tema de Hitler. Contaré otro caso. Si en el ejemplo me equivoco con los datos históricos, agradeceré mucho a nuestros hermanos mexicanos que me corrijan. El asunto es el siguiente: Al parecer, cuando Zapata llega al poder decide, unilateralmente, que no cumplirá los compromisos adquiridos por los gobiernos anteriores. Lógicamente, él no era los gobiernos anteriores, pero el país -Mexico- representa una entidad jurídica que debe ser respetada y debe hacerse respetar, pero que no puede saltarse a la torera los acuerdos tomados anteriormente. Lo mismo pasa con el caso de Hitler. Él no era toda Alemania, gracias a Dios. Pero tomaba decisiones que afectaban a su país y su país tuvo que responder por ellas, porque Hitler actuó en representación de su país. Puede parecer todo un lenguaje frío y aséptico, como si no me importara que han matado a millones de personas, pero no es así.

Ocurre exactamente igual en España. Pondré dos ejemplos. El diario Madrid, controlado por personas del Opus Dei, fue dinamitado por miembros del gobierno de Franco del Opus Dei. En la democracia el Estado tuvo que pagar una fuerte indeminización por lo que se le había hecho. Y la pagó el gobierno socialista, porque no es una actuación del gobierno, era una actuación del Estado. Lo mismo ha pasado con los sindicatos: recibieron indemnizaciones por las tropelias ocurridas en la guerra civil. El otro ejemplo lo estamos viviendo con el tema de la ley de memoria histórica.  Hay personas que necesitan una reparación moral. Y la sociedad debe dársela, aunque no hayamos sido culpables directos del tema porque no habíamos nacido.

Dicho todo esto y salvando las distancias. El Opus Dei es una realidad eclesial. Si se quiere realizar una denuncia debe hacerse siguiendo el esquema del ámbito en el que se acoge esa realidad eclesial. Otra  cuestión es que en Opuslibros hagamos terapia de grupo, le digamos a las personas que no lleven a sus hijos a los centros, que denunciemos la manipulación que hemos recibido a los 14 años y medio, que se publiquen los documentos internos (entre otras razones porque si como dice la Obra no hay secretos, no les debe preocupar que se difundan), etc. etc. etc. Pero son dos caminos distintos. También es importante, para mí lo es y con que uno salga beneficiado es suficiente (como el tema de las tertulias por América del Fundador que decía que con que uno se confesara le bastaba para dar por bueno tanto esfuerzo), saber qué tipo de realidad eclesial (porque la vivencial y manipuladora ya la conozco) ha sido en la que he vivido. Eso a mí me ayuda a desprogramarme y a otros a perder falsos escrúpulos.

En resumen, Josef ha sido numerario. Hay que trabajar en varios niveles, no sólo en uno: en el de esclarecimiento eclesial y en el esclarecimiento vivencial. Por eso creo que debemos apoyarnos en las diferentes tareas que realizamos y aportar lo que uno sabe para que los que trabajan en otra línea tengan argumentos. Sólo con ello se podrá hacer lo que queremos hacer.

Supo









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