¿Ex abundantia cordis os loquitur?.- Miguel_C
Fecha Wednesday, 24 October 2007
Tema 140. Sobre esta web


 

“Alguien me dirá ¿cómo es posible que uno pueda a un tiempo proclamarse seguidor de Cristo y en el mismo instante contradecir lo que proclama? Este es un fenómeno nada inusual en el contexto en que nos movemos…”

 

“Al hilo del escrito de Miguel_C me ha dado por pensar que concuerda más la actitud de este hombre con la de los escribas y fariseos del tiempo de Jesús, que con la de un hombre abierto, positivo y generoso –ni siquiera ya caritativo- con sus semejantes”      

Kaiser

 

 

Estimados todos 

 

Se dice que de la ‘abundancia del corazón habla la boca’ pero ¿cuántas veces se nos escapan cosas de las que nos arrepentimos profundamente después? No creo que alguien se pueda ver libre de una situación semejante en algún momento de su existencia. Sin embargo, aquel momento no determina ni su ser, ni su existencia. Porque ¿manifiestan las palabras, finalmente, los sentimientos que se llevan en el corazón y las ideas que se tienen en la mente? Creo que no. Sí, quizá mi escrito pasado, pudo haber tenido frases ofensivas, de las que me arrepiento profundamente, pero quiero que sepan que no soy quien para condenar a nadie y que esa no era mi intención. Por ello agradezco las correcciones fraternas que se me han hecho, especialmente a kaiser, aunque creo que su escrito lleva mucha fantasía, que espero que no me odie y si tomó tiempo para pensar en lo que me respondía y en su mente he aparecido como un fariseo malvado y perverso, haga por mí una oración por mi conversión...



También agradezco la forma amable con la que Leonardo Cantú me da ciertos consejos. Quiero que sepas estimado Leonardo que no pretendía condenar a nadie. ¡Lejos de mí hacerlo! Quise sólo denunciar cierta imparcialidad y desmedidos – en mi opinión – ataques a un creyente. Esta realidad me llevaba a pensar, pues, que se dejaba de lado la objetividad, la honestidad intelectual y, que por tanto, desaparece un juicio moral objetivo. Es decir que se reprimía a una de las partes con el corazón herido, más que con la justicia ¿No se colige de esto un criterio de juicio relativista donde el mail de Agustina era la cereza del pastel? ¿Quiero esto para esta web? Pues, porque la quiero, no lo quiero. Eso quiere decir que: porque los quiero a todos, aunque no les conozca, deseo entre todos, caridad.

 

Como cristiano debo amar a todos, sin exclusión de nadie y ese amor se hace preferencial por los pobres y pecadores, como yo. Estoy en esa lucha, aunque pueda parecer lo contrario. Quiero también pedirle perdón a Agustina por llamarla en causa de esta lid y a Emevé, quien se la ve espléndida en esa foto que aparece en esta web. No es nada contra las personas en particular. A veces, las refutaciones de las ideas pueden parecer endosadas a las personas. Decía justamente Australopitecus: “Y es que -aunque las intenciones de Miguel C y de Daniel M sean buenas, rescatar a la gente de sus errores- pues Agustina y la gente de opuslibros tambien hace lo que hace con una buena intencion en mente”

 

Les propongo un texto interesante:

 

“¿Significa la proposición de que el cristianismo es la religión del amor, que el cristiano es un hombre de sentimientos bondadosos y el ethos cristino un ethos caracterizado por la consideración a los demás y por la conciliación? Evidentemente que no… San Juan es llamado el ‘Apóstol del amor’ y su primera Epístola representa la más penetrante predicación del imperativo del amor en el NT; se le ha interpretado, empero, con gran error como el tipo de la dulzura, cuando era, por naturaleza duro y apasionado, y se hubiera convertido probablemente en un fanático si no hubiese sido redimido por Cristo”.

 

R. Guardini, Mundo y persona, Guadarrama, 1963. p. 239-240

 

 

Yo también creo tener una explicación a la pregunta planteada por Kaiser y citada arriba: Los sentimientos son realidades psico-somáticas, externas; pero también, realidades espirituales. Con ellos manifestamos nuestro exterior (psico-somático), pero también nuestro interior (espiritual). Las ideas, luego, más espirituales, encuentran no pocos obstáculos para materializarse. Esos obstáculos somos nosotros mismos, nuestra historia, nuestro estado de ánimo, nuestras pasiones. La persona humana es todo esto, y mucho más. No solo sentimientos o ideas o reacciones o pasiones, es Persona. Para un cristiano, luego, esta persona tiene una dignidad muy grande: ella no es el resultado de una mezcla de elementos materiales evolucionados, es una criatura divina; es decir, Dios la ha creado, Dios la ha llamado a la existencia, donde llamar equivale a amar. Dios porque ama al hombre, lo ha llamado, lo ha creado. En la idea cristiana de persona el amor constituye su realidad esencial, porque él es fruto de amor (crear, llamar, amar) y está llamado a comunión de amor. Dios comparte con el hombre su intimidad, su gracia, su presencia y para que aquello que el hombre recibe en su naturaleza, es decir una vocación al amor, sea veraz, Dios mismo se encarna para manifestar en Cristo Su palabra más íntima: amor.

 

Si esto es así ¿porqué alguno de sus seguidores damos otra impresión? ¿Por qué en lugar de parecer Cristo, que es camino, parecemos, más bien, fariseos? Pues, porque el hombre no es solo receptor de ese mensaje, de esa ‘idea’, es también su ejecutor. La concreción di dicha vida (mensaje, idea, evangelio) pasa por nosotros mismos y, ¡he allí que el tamiz (sentimientos, historia, estados de ánimo, etc) puede contener muchas impurezas que no permiten filtrar bien lo más sencillo y puro del mensaje! Una de las frases con sentido aprendidas en la obra y que pueden servir para graficar estas ideas es la que repetía San Josemaría: “soy un pecador, enamorado de Jesús”.

 

Los creyentes continuamente experimentamos estas realidades: limitación, santidad, celo, rebeldía. La vida ascética es este conjugarse de esfuerzos, derrotas, emociones, dones, donde estamos sostenidos por la gracia, pues Dios hace su parte.

 

“¿En qué consiste…, el amar cristiano? Busquémoslo allí donde se muestra en pureza paradigmática, en Cristo mismo… Tan pronto como nos esforzamos en ver a Jesús en su originariedad, y tratamos de decir desde aquí qué significa amor en él, nos sentimos descorazonados; tropezamos con actitudes, actos, valores, que no podemos hacer coincidir con nuestro concepto del amar. El amor de Cristo se muestra como algo que no puede ser determinado partiendo del hombre; como algo que procede de dios y que aparece tan hermoso como pavoroso, tan próximo y cobijador como extraño y destructor. Es un amor que no cae bajo ninguna de las categorías psicológicas o filosóficas de las que disponemos. No se puede decir: ‘el amor cristiano, el cual se encuentra también y de modo perfecto en Jesús, es aquella actitud que…’ sino sólo: ‘el amor cristiano es la manera en que Cristo se comporta’. El amor cristiano comienza con él, y no existe ni antes de él ni sin él; está determinado no por un concepto, sino por un nombre, el suyo, el de Cristo. Sólo desde este nombre y determinados por él comienzan los conceptos”

 

R. Guardini, Mundo y persona, Guadarrama, 1963. pp. 244-245

 

Perdón.

 

La paz a todos,

 

Miguel_C







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