José Car anda erre que erre.- (Cap.1 de 'A quien pueda interesar').- Satur
Fecha Thursday, 04 March 2004
Tema 070. Costumbres y Praxis


Cap.1 de 'A quien pueda interesar'
Enviado por Satur el 4-marzo-2004

Josecar anda erre que erre con su historia. Y hace bien. El tío cita a Noé, rememorando la escena en que Cam y Jafet (jafet con leche y jafet solo) se cachondean del Patriarca porque lleva un colocón del patín de la baraja y lo encuentran en pelota picada cantando el "Endequete vi que te vi con la pata de palo, dije para mí malo malo malo, malo".. Y defiende su derecho a ser un buen hijo de la Iglesia. Eso está muy bien.

Pero cada uno es como es y reacciona ante las injusticias según sus modo de ser. Con la Iglesia, con la opus del Padre Etenno, o con el alcalde de Nueva York de Arriba. No vamos a poner de ejemplo a Jesucristo, que es mucho poner, pero, por citar alguien, San Pablo, que no era precisamente un mirlo blanco, las cascaba del treinta y tres a quien le quisiera escuchar. Y santa Catalina - "la gran murmuradora", en boca de San Josemaría- no se quedaba manca. Ya no digamos Escrivá, que cuando daba, daba (como el amor que lo es mientras dura, dura). Es la ventaja de pertenecer a la Iglesia, que allí cabemos todos, y tenemos ejemplos de santidad de todo tipo. ¿Qué eres panfilín?, pues tienes un santo pánfilo, no sé San Martín, el que le dio media capa a un pringado que se estaba helando de frío (Escrivá decía que si era santo eso era mentira, que le hubiera dado toda la capa: pues no, don sabelotodo, listillo, la leyenda dice que le dio media capa, y tú no estabas allí, así que a callar. Le dio media capa.

¿Qué te va la cosa social?, pues allí tienes a San Francisco de Asís, o a Juana de Jugan, o a la Madre Teresa. ¿Tiras más hacia lo intelectual -teológico- nivel Maribel?, pues al Acetato, o San Agustín, o San Bernardo de Claraboya`s. ¿Te mola la cosa mística Ca`lo Jesú?: San Juan de la Cruz, El Padre Pío -lo de éste ya es de mucho miedo, éste bilocaba por bilocar. ¿Que lo de uno es el follón y montarla de aquí te espero?: Juana de Arco. Y así hasta el infinito y más allá.

Haces bien, Josecar, en defender lo que piensas que es verdad en tu vida, lo que tú has visto y vivido. Y en escribirlo en tus noches de guardia en el hospital mientras cienes y cienes de pacientes desfallecen, sufren y mueren por culpa de tu celo apostólico. Menos Orejas y más a la guay con la peña del Center Hospital of Masasuses of Mernabo. Lo primero es lo primero, Josecar.

No sé. Yo querer explicar a tú que no todo ser de bien ni todo ser de mal. Pero haber en la obra cosas como que no.

Por ejemplo, esos métodos, que están en la configuración, que no dependen de las personas, ni de los lugares. Yo también he vivido en centros donde se vivía, más o menos, como tú cuentas (aunque tú lo pintas tan chachi piluli que no me extraña que allí no pitara ni Benito Cámelas y que tíos como tú -que no se entiende que lo dejaras- se marcharan, porque eso que pintas de opus dei tiene más bien poco...). Digo, me había distraído, que hay modos en la obra que son contri menos sospechosos.

Esas formas curiosas de introspección en la intimidad de los demás buscando que se conozcan, que se sinceren, ese derroche de espíritu reflexivo que desnuda el alma hasta sus raíces y la sitúa, como una planta arrancada de su tierra, bajo una luz que alumbra sin alimentar, que no es la natural, la del sol. Es el flexo de un despacho de dirección, o de una sala de estar. Esas confidencias forzadas a base de sentimentalismos y de una pretendida voluntad de Dios que "quiere esa sinceridad salvaje". Se hurga, en un plano inclinado de semanas, meses, años, hasta los últimos recovecos en lo afectivo, en lo sexual, en lo familiar, en lo apostólico, en lo divino y en lo humano, para después ser medidas, puestas en guiones, estadísticas y experiencias de todo tipo. La misma virtud se convierte en una ciencia exacta. Cosa rara. Un prontuario de cómo hacer oración, cómo vivir el trato con las mujeres, cómo vivir la pobreza, cómo vivir el trato con la familia de sangre, cómo actuar con los que abandonan la vocación.

Lo peor de todo esto es el peligro de agotamiento y de esterilidad que, a la larga, lleva consigo. Esta historia tiende a la esterilidad espiritual que es, curiosamente, lo contrario de lo que se pretende. El alma forzada en su intimidad -pues no madura de un modo natural, según sus ciclos propios, su forma de ser, su condición y carácter-, se desespera. Y llegará a un punto donde no podrá aprender nada nuevo sobre él. Cosas banales, muy normales en sí mismas, y que en cualquier persona están veladas e impregnadas de un misterio fecundante, que cada cual descubre por su propia cuenta con admiración y sorpresa, pierden todo su encanto al ser violentadas y forzadas por una dirección espiritual que "tiene mucha prisa" por saber y que sepas.

Esta saturación lleva a la inapetencia (¡cuantos están hasta los whestinhouse de oír siempre lo mismo, de hacer siempre lo mismo, de hablar siempre de lo mismo!) y a la necesidad de condimentos más fuertes, de revelaciones más extraordinarias. No son pocos los que buscan milagros aquí, allá y en ultramar, de Escrivá, del director de su centro, de una supernumeraria que tiene psicofonías con Santa Magdalena de Pazzi, o de un agregado que su Ángel Custodio le aparca el coche, le despierta por las mañanas, le lava los dientes, y por las noches le canta el ¡hala Madrid!. Hace unos días alguien escribió sobre la entrevista de Escrivá con María de Palmar... ¿Y la de Don Álvaro, años después, con esa misma mujer...?: un testigo me comentó que Don Álvaro le pidió que le mostrara la llaga del costado (María estaba estigmatizada), y así lo hizo.

¡Ojo, que me parece muy bien!, que yo a mi suegra le pedí hace unos días que me enseñara el callo que tiene en el pie izquierdo, un melón de alucine, que si dice que se lo ha enviado San Pantrocrator, cuela: pero mala señal esa, en el opus dei, de andar buscando espiritualidades milagreras y, contri menos, raras, raras, raras. Yo conocí uno que tenía una cinta donde se escuchaba la voz cadaverosa y rasgada de un vidente del sur de España que le hablaba a él, al numerario que pasaba por allí casualmente un día de crisis que pensaba dejar su vocación, y que le decía : Melnabo... ¿está aquí Melnabo?... (voces de fieles preguntando por Melnabo y que decían "sí, sí, está aquí"). Melnabo -proseguía el vidente con una voz que ponía la gallina de piel de piel- tú no me llegas ni a la zuela de la zandalia, Melnabo. Güerve a donde estabas, que allí ez donde eztoy Yo... Melnabo...". Bueno, pues Melnabo se escuchaba esa cinta en todos los retiros mensuales, en los retiros anuales, en los momentos de crisis, en las fiestas.

Al final, si uno consigue salir normal de tratamientos espirituales tales, pues se busca la vida o dentro, pasando bastante de todo, o fuera volviendo a empezar: ¡NUN CHEPAS! (o algo asín). El viaje alrededor de uno mismo, ya agotadas las reservas, hace que uno se sienta impulsado, si aún le queda algo de esa vocación que vio en su día, a buscar el único misterio inviolable, el de su relación con Dios. Como un principiante, como un torpe muchacho que sólo quiere dejarse querer, lejos de voluntarismos y profundidades sin sentido.

Y no escribo más porque hoy estoy apenado y, además, me ha caído un paquete de La Piedra espantoso.Y todo es que- atención Orejas todos, que no suceda a vosotros- la guardia civil de tráfico ha puesto nuevos radares en coches camuflados y acaba de llegar una afoto a casa que no sé el multón que me puedo caer.

Satur







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