Recuerdos de mi paso por el Opus Dei.- Isabel Nath
Fecha Monday, 15 October 2007
Tema 010. Testimonios


Hola a todos,

 

Acabo de leer el escrito que mandó Lali Riera el pasado viernes, y quiero hacer en voz alta la siguiente reflexión:

 

Los que me conocéis a través de las cosas que escribo en esta Web y por supuesto los que me conocéis más personalmente, sabéis que soy de los que defiende la cortesía en las formas aún cuando se denuncian las verdades más duras, que por supuesto hay que denunciarlas. También he defendido en numerosas ocasiones en esta Web y en el chat cuando ha venido al caso la importancia de quedarse con las cosas positivas de las experiencias negativas, y la importancia del perdón para pasar las páginas de la vida. Sigo pensando exactamente lo mismo en ambos temas.

 

Pero dicho esto, también quiero compartir con los aquí leyentes que las cosas que escribe Lali, con toda su negatividad, de hecho son LAS UNICAS que me transportan de forma dramática al ambiente que yo respiré en los centros del Opus Dei en los que viví: el Centro de Estudios y un centro donde se hacía labor con universitarias. Y me transportan cada vez que leo uno de ellos, no importa de qué hable. Y lo hacen con tanta fuerza, que se me pone un nudo en el estómago. Las cosas que escribís los demás con frecuencia me traen a la cabeza anécdotas casi idénticas que yo viví o que me consta que vivieron personas muy cercanas a mí, pero soy capaz de verlas desde la distancia, y aunque muchas veces sufro por lo que leo no sufro por mi, porque mi experiencia negativa en el Opus Dei la siento muy lejana. Lali sin embargo me devuelve con sus escritos la sensación exacta que sentía al vivir allí: la soledad, la incomprensión, la sensación de que ‘algo’ se cocía a mis espaldas y yo no sabía qué era, las incongruencias, las injusticias, la falta de cariño de verdad, la caridad ficticia, … Especialmente lo que cuenta de las directoras me resulta cien por cien real, porque esa es la misma percepción que yo tuve.

 

Por qué me pasa esto?. Pues yo pienso que es porque refleja con una precisión alarmante la realidad. Mi realidad en el Opus Dei fue como Lali la describe. Así de cruda. Otra cosa es que yo me empeñe en quedarme con las cosas que aprendí durante esos años, sea del Opus Dei (muy pocas) o de personas concretas que independientemente de su pertenencia o no al Opus Dei me aportaron cosas valiosas. Pero los hechos fueron los que fueron, y fueron como Lali los describe.

 

Creo a pies juntillas a los que describís a director@s comprensiv@s, que escuchaban, que os trataron con cariño verdadero. Os creo pero creedme vosotros que yo no los conocí. Ni uno. Conocí a algunas personas que vivían en mi misma situación ‘artificial’ y ‘totalmente controlada’ que me inspiraron afecto y seguramente yo se lo inspire a ellas. Compartimos ratos divertidos y algunas gamberradas sonadas, y nada más. No estaba permitido. Con algunas de ellas retomé años más tarde la relación, una vez ellas y yo estábamos ya fuera del Opus Dei y podíamos hacer y decir lo que queríamos, pero las cosas buenas que aprendí y/o aprendo de ellas no pueden considerarse como cosas positivas que recuerdo de mi paso por el Opus Dei aunque a esas personas las conociese allí.

 

Estoy de acuerdo por tanto con lo que dice Ana Azanza en su último correo en general y en particular cuando dice que el sistema es no callarse. El hablar sin ofender a los demás de forma gratuita, no es incompatible con decir las verdades claras y llanas; y el hacer lo posible por quedarse con lo bueno que hay en todo no quiere decir que haya que dejar de decir cómo fueron exactamente las cosas.

 

Un abrazo a cada uno,

Isabel Nath









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