¿Qué puedo hacer por mi hermana?. Para Barb.- Norske Fjorder
Fecha Friday, 12 October 2007
Tema 050. Proselitismo, vocación


¿Qué puedo hacer por mi hermana?. Para Barb

Norske Fjorder, 12 de octubre de 2007

 

Hola Barb.

 

Lo siento. No se me ocurre nada mejor que decir.

 

Cuando uno está dentro del Opus Dei dedica todas sus fuerzas a que otras personas entren también porque en ese momento -antes de darse cuenta de la verdad, claro- está sinceramente convencido: uno se alegra muchísimo cuando le dicen que alguien ha mandado la carta de admisión (o, como dicen ellos, que “ha pitado”), porque te parece que esa persona será feliz, que vivirá una vida completa y plena, que será profundamente feliz dedicándose a una labor y a una forma de vida que la llenarán por dentro y que dará sentido a su vida, que encontrará la felicidad en el amor que sienta por Dios y por los demás, por los que ha decidido dar su vida, y que en los momentos difíciles siempre podrá contar con el amor de Dios... y el cariño de los demás, de sus compañeros en la obra.

 

Nada más lejos de la realidad.

 

Por eso, ahora, cuando oigo que alguien "ha pitado" (sobre todo si es tan joven), se me encoge el corazón y me siento impotente, y me duele, y me siento culpable porque no puedo hacer nada, me siento culpable por saber la verdad y no ser capaz de transmitirla, y por saber que esa persona ya no aceptará nada de lo que yo le diga, nada de lo que le diga nadie que esté "en contra". Para esas alturas ya no se acepta nada que huela a un “piénsatelo”, “¿pero no te das cuenta?”, “eres muy joven”... porque ya –como decías tú- tiene argumentos "válidos" para todo.

 

Cuando yo, con 18 años, les dije a mis padres que había mandado la carta y que me iba con ellas, ya era demasiado tarde. Ellos tampoco conocían nada de la obra, pero al ver que me iba y todas las consecuencias que se derivaban de ello, al darse cuenta de la realidad, no me apoyaron, hablamos, discutimos, nos peleamos, y todo aquello solo me sirvió para reafirmarme todavía más en lo que estaba haciendo. Para entonces yo ya era una de ellas, y cualquier argumento o razonamiento se volvía contra mis padres... y yo me consideraba una especie de héroe por tenerlos en contra, y eso me daba hasta más fuerza y más ganas, porque hasta el mismo evangelio está lleno de ejemplos, de Jesús que se va y abandona a su familia, que contesta duramente (y hasta un poco mal, si me lo permites) a su madre en el templo con 12 años..., y la historia de la Iglesia también está llena de santos que dan su vida, alejándose de sus familias (no sé, por ej. piensa en San Francisco de Asís, si lo conoces)...

 

El caso es que:

Desde un punto de vista religioso, tu hermana se agarrará a argumentos no solo del opus sino también de la misma Iglesia para reafirmar sus convicciones; y si os ponéis "en contra" lo considerará como una prueba que tiene que superar, y sacará todavía más fuerzas para irse.

 

Desde un punto de vista no religioso, hay que considerar su edad: los de dentro se aprovecharán de eso y le pondrán una comparación adecuada a su edad. Puede que le digan que es todo como si tuviera un novio del que está totalmente enamorada y que sus padres no lo aceptan, o como en vuestro caso, que tus padres se opondrían a que se casara tan joven. Siguiendo sus razonamientos... ¿qué haría? Le harán pensar que lo más importante es el “amor de ella por su novio”, que en ese caso, si de verdad lo amara y para estar con él tuviera que irse, se iría con él, que nadie los detendría, y que el tiempo les demostraría a sus padres que había hecho bien (está claro que no le hablarán de la posibilidad contraria, que su novio solo se esté aprovechando de ella y la esté usando, porque el engaño fundamental en todo este ejemplo es que le dicen que ese supuesto novio es Dios, cuando en realidad es el opus dei, porque es la institución la que le pide que se vaya, la que le pide la vida).

 

Desde un punto de vista familiar: tened cuidado con que esto no divida la familia. Cuando mis padres –como yo pensaba en aquel momento- “me dieron la espalda”, lo pasé muy mal, pero no al principio, sino después. Como ya te he dicho, al principio me sentí hasta un héroe y más cercana a Dios, que me había “honrado” con aquella prueba... A veces los padres, desesperados, te “dan la espalda”, se ponen “en contra” (los míos hasta me desheredaron para que el opus no se llevara nada si uno de ellos moría... pero claro, esto no me importaba lo más mínimo). El problema real viene después. Cuando te empiezas a sentir sola allí dentro. Cuando empiezas a sentir que a los directores lo único que les importa es que entren más, y tú, que ya estás dentro, ya no cuentas para nada ni se reconoce nada de lo que hagas, o solo si consigues llevar a más gente; cuando te empiezas a dar cuenta de que falta el cariño y el amor del que te hablaban; cuando te empiezas a sentir perdido porque aquella seguridad de lo que Dios quería para ti empieza a ser evidente que era lo que "los directores" querían para ti, y de Dios no tienes ni idea de lo que quiere, y ya solo te da miedo equivocarte, y el miedo a El y a la vida empieza a sustituir todo lo demás... entonces es cuando te das cuenta de que tus padres también te han dejado sola. Es verdad que en el fondo sabes que si te vas del opus, tus padres estarán ahí a tu lado (si siguen vivos, que no siempre es así) cuando te vayas, cuando quieras volver con ellos. Pero no es nada fácil porque, por una parte sabes que de quienes esperabas un apoyo incondicional (que, en teoría, da la familia), en realidad te abandonaron (aunque no sea verdad, así es como lo viviste tú), y, además, tú ya no eres la misma. Has cambiado y en muchos casos tienes problemas y modos de pensar y de sentir para los que ellos no están preparados.

 

Total, que si te puedo aconsejar algo es: primero y lo más importante, no dejes que te convenzan a ti. En este caso tú eres la más importante. Yo creo que para sobrellevar un problema como este solo hay una posibilidad: pensar que tu hermana ha caído en manos de una secta, una verdadera secta, por mucho que esté reconocida por la Iglesia y que no sea su intención. Pero es el único modo de verla. Así que, como secta que es, tenéis que desconfiar de ella. No os creáis nada de lo que os digan. Dices que tus padres están siguiendo un cursillo para conocer el opus. Que no se dejen engañar. Si tenéis claro que no os podéis fiar, todo irá bien. Yo creo que lo más importante es: no fiarse de ellos en ningún caso; demostrar a tu hermana que estáis a su lado, no dejarla sola, por mucho que no estéis de acuerdo, no la dejéis sola, id a verla, no dejéis de llamarla cuando se vaya, demostradle que estáis de su lado aunque no estéis de acuerdo con muchas cosas, cuando la llaméis preguntadle qué ha hecho ese día, qué amigas tiene, cómo se encuentra, qué ha comido, cómo le van los estudios... cosas así, que demuestren cariño, pero no os limitéis a decirle una y otra vez que se está equivocando, que la están engañando, que se quedará sola, que después será demasiado tarde, que será muy infeliz... todas esas cosas las descubrirá ella sola... que vuestras conversaciones no se conviertan en una eterna pelea (aunque está claro que estas cosas hay que decírselas, que las conversaciones no se limiten a esto). Yo creo que todo esto es muy importante. Tiene que descubrir que vuestro cariño es mucho más fuerte e incondicional que el de la obra. Pero para esto tenéis que estar bien convencidos de que la obra es una secta, con todos sus juegos psicológicos... que el gran peligro es que os convenzan y os engañen a vosotros también. (Respecto a la secta: mi intención no es afirmar categóricamente que lo sea, lo que quiero decir es que tenéis que pensar en ella como si lo fuera, para estar bien a salvo. Y tened en cuenta, si sois católicos de verdad, que tu hermana, con el tiempo, corre un inmenso peligro de perder, no solo la salud física y mental, sino también la Fe).

 

Puede que el no pelear directamente (como hicieron mis padres) sea muy peligroso, no lo sé, pero lo que yo viví fue un infierno familiar, gritos, peleas, portazos y hasta algunos buenos guantazos que me gané más de una vez por pura desesperación. Por eso te digo que intentéis evitarlo... pero, repito, te escribo con mucho miedo, pena y manos sudorosas porque sé que por mucho que escriba, nunca seré capaz de transmitir una verdad que solo pueden entender los que ya la han vivido.

 

Si quieres, puedes leer los dos artículos que escribí hace poco (y perdona que me mencione a mí misma), porque son solo uno de tantos ejemplos de experiencias vividas: ¡¿Nunca pasa nada?!, La humanidad en el Opus Dei y el artículo de Bithias, que es una persona que, desde dentro, se ha dado cuenta de muchas cosas.

 

Norske Fjorder









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