Respuesta para varios lectores.- Daniel M.
Fecha Monday, 08 October 2007
Tema 010. Testimonios


Hola a todos:
Quiero agradecer cada una de las colaboraciones publicadas el pasado 3 de octubre. Sus autores han dedicado tiempo para razonar y aportar su opinión sobre el tema que planteaba mi carta del lunes día 1. Gracias por ello a E.B.E., Mois, Catherine, Atomito, Armando y Salvador.
En aquella carta planteaba el supuesto de que un ex-miembro del Opus Dei, además ex-católico, comunicase sus quejas a un obispo. Intentaba reflejar que tipo de pensamientos, ideas, formación, etc. podía influir al obispo al recibir la información del ex-católico ex-miembro y cómo podía procesarla en su interior. Era un repertorio de obstáculos que pensaba podría haber en el receptor de la información, el obispo, y exponía cual sería la probable consecuencia de la reunión.
Estoy de acuerdo con E.B.E en parte de su escrito, cuando se refiere que no es fácil comunicarse con la Jerarquía de la Iglesia. Aunque en mi caso, antes de salir de la Obra, sí pude acceder con cierta facilidad a mi obispo, y consultar unos temas con un monseñor de la Conferencia episcopal y con un canonista ex-rector de universidad. Pero fue mi caso personal. Estoy de acuerdo en que lo importante es qué se dice y no quien lo dice. Más o menos también con el valor de los testimonios, que cómo sabemos es algo relativo. ¿Por qué digo relativo?  Porque frente al valor de un documento, de cualquier prueba objetiva, el valor de un testimonio oral –o por escrito- es siempre menor. Influye la memoria, la percepción subjetiva de la situación, los conocimientos de la persona y finalmente, en nuestro particular caso, la creencia o falta de creencia del que testimonia. En el campo jurídico apenas tienen valor las pruebas testifícales, frente a las pruebas documentales, periciales, etc.
No es lo mismo que la persona que declara lo haga con verdadera fe en Jesucristo como Dios, que lo haga alguien que o lo niega o no cree, o sigue lo que le gusta de Jesús y el resto lo incumple. Habría que ver hasta que punto influye la falta de creencia en su testimonio de sus vivencias en una institución religiosa.
Dice E.B.E que «extra ecclesiam nulla salus». Como bien dice el Catecismo (n.847), no se refiere a quienes sin culpa no conocen a Cristo. Del mismo modo se podría decir que no se refiere a quienes sin culpa han dejado de creer en Cristo y su Iglesia.
Pues no puedo estar de acuerdo con esta afirmación de E.B.E que no se apoya en ningún documento de la Iglesia, ni de su pasado ni de su presente. Siempre hay una parte de responsabilidad en cada una de nuestras decisiones o reacciones. Puede haber atenuantes o incluso eximentes –caso de enfermedad, etc.- en ciertas acciones personales. Pero habría que modular esa valoración de responsabilidad personal –la culpa- en el ex-miembro ex-católico, dependiendo del tiempo que se hubiese salido de la Obra, de su experiencia en la Obra, de su situación personal actual, etc.
Pienso que esto es lo que la Iglesia considera, al menos según lo que se deduce del Catecismo. No hay salvación para quien abandona la Iglesia, y no hay excusa alguna para dejarla. Habrá casos donde la voluntad esté anulado, por lo cual podría no haber responsabilidad. Pero yo no podría pensar más que en casos de enfermedades mentales severas o casos de torturas –como las que se practican en regímenes dictatoriales y guerras civiles. Para mí son ejemplo de quienes no abandonaron la Fe ni a Cristo los mártires de 20 siglos de cristianismo. Frente al hecho de su inminente muerte –muchos previa tortura- no abandonaron a Cristo, no se apartaron de su Iglesia...


Por tanto, E.B.E. me resulta incomprensible tu afirmación siguiente “es responsabilidad de la misma Iglesia salir a buscar el testimonio de quienes perdieron la Fe a causa del  Opus Dei”. Sinceramente, no acabo de ver porque la Iglesia tiene que ir detrás de quienes se alejaron de ella, despreciando a Dios y a la misma Iglesia.
Dices también es “un poco temerario decir de Catherine que «da la impresión de que te mantienes alejada de Dios voluntariamente cuando ha pasado tiempo de tu salida. Esto es lo que hace la Opus Dei: prejuzgar la conciencia en nombre de la ortodoxia”. Hay que precisar esta última frase. Lo propio de la vida de un cristiano es orientar su vida al cumplimiento de la Voluntad de Dios, expresada en los Mandamientos, en las Bienaventuranzas y en los demás preceptos de Cristo. Es el “hágase tu voluntad” del Padrenuestro y de la afirmación de la Virgen María “hágase según tu palabra”. Esta es la actitud de fe de un cristiano.
Lo lógico es examinar la propia conducta y verificar que se realiza según lo enseñado por la Iglesia, por lo expuesto por Jesucristo –verdadero Dios y hombre. ¿Es prejuzgar la conciencia? No. Es valorar los propios actos –pensamientos, deseos, palabras y obras- según lo que enseñó Jesús. Para mí resulta difícil que quien no es capaz de hacer esto, ver lo que hace y compararlo con lo que debería hacer según enseña Jesús, pueda ser una persona objetiva en su crítica al Opus Dei. Diría que no habla el mismo lenguaje que la Iglesia y que no sabría acertar en sus críticas a dicha institución –la Obra.
Pena y miedo, eso dice Mois que le doy. Podrá ser, quizá tenga que mejorar el estilo de redacción. Sin duda podré con el tiempo. Dice El Dios papá al que Jesús se dirigía (yo) lo convierto en un legislador sediento de venganza contra el hijo pródigo y pecador. La misericordia de Jesús con cualquiera que se acercaba a él con buena voluntad, por muy pecador que fuera, la convierte Daniel_M en normas, leyes, teología moral, cumplimientos, anotaciones en el libro de la vida. (…) El Jesús que pedía perdón para los que le estaban crucificando, en el fiscal serio, riguroso y puntilloso que toma nota de cualquier descuido de las personas.
Caramba, si esto es así, tendré que mejorar muchísimo más mi estilo y en un tiempo más breve aún. Sin embargo, creo que Mois debería releer la parábola del rico Epulón, pues Jesús presenta a sus oyentes el caso de un rico que acaba en el infierno –por tanto, debe haber infierno, o sea la consecuencia a las acciones “malas”; y si son malas, es porque habrá algo que defina cuales son las “buenas”. También Jesús decía a quienes se le oponía: “Tenéis por padre al diablo y queréis hacer lo que él hizo. Fue mentiroso y homicida desde el principio” –es decir, que hay hombres que al contrario de hacer lo bueno, hacen lo malo, y no por hacer la voluntad de Dios sino la de Otro o la propia. Tendría que reflexionar sobre esto también.
Finalmente, Dios es indulgente, benevolente… según Mois. Sí, pero hay que completar el retrato divino que nos muestra. También es justo –es La Justicia-; por favor, relee la escena del juicio final, en la que dice que a cada hombre se le retribuirán según sus obras.  Te darás cuenta que el Señor también es Juez, de vivos y muertos.
Es Salvador, pero sus palabras juzgan. Es misericordioso, pero también retribuye a cada uno según su conducta interpretada según los preceptos que Él ha establecido.
Apañadicos estaríamos si no existiera el sacramento de la penitencia, si no pudiéramos confesarnos, pedirle perdón y ser perdonados. Apañadicos estaríamos si no pudiéramos por sus sacramentos recibir la Vida eterna de la Gracia, y ser admitidos después de la muerte en la Morada celestial.
Dice Catherine, aparte de otras opiniones con las que estoy bastante de acuerdo, lo siguiente: Si tengo fe o no es mi problema que tiene poco que ver con la burocracia vaticana. Dios me juzgará por mi conciencia y no por lo que tenga que aparentar para que dicha burocracia me juzgue bien intencionada o no. ¿Quién les juzga a ellos? Basta de fariseísmos, ¿no le parece?
Hasta cierto punto. De nuevo hay que matizar y completar lo que dice. Tener fe –o vivir según la fe para no negarla en la práctica y luego negarla en la teoría- es algo particular de cada uno. Se recibe en el Bautismo dicha capacidad de creer, pero luego se puede dejar morir en el alma. Y eso es cuestión de responsabilidad personal. Igualmente, mantener la fe, razonar y vivir a partir de ella –lo que haría un obispo o cualquier cristiano- es también algo personal. Cuidar la permanencia de la fe, o descuidarla hasta dejarla desaparecer. Libertad humana.
Dios nos juzgará por sus palabras expresadas en el Antiguo Testamento y culminadas en la Revelación de su Hijo único. Juzgará nuestros actos según dichas Palabras. Esto es así, y es independiente de nuestros gustos, o deseos. Pensar lo contrario, que el Juicio se adaptará a nuestras peculiares opiniones es engañarse.
Lo que cada uno tiene que hacer –y lo que Dios quiere- es ajustarse a las enseñanzas de Dios, a sus mandamientos. Porque “quien guarda sus mandamientos, es el que le ama”. Digo esto simplemente, para que no haya confusión con la falsa autonomía de la conciencia. No implica que uno decida por si mismo que es bueno o malo, sino que uno examina su conciencia y la adapta a la Voluntad de Dios. “Hágase tu voluntad, y no la mía”.  Ellos –los obispos- también se confiesan. Y no es fariseísmo el pensar que un comportamiento que públicamente se manifiesta como ateo, ex-católico, etc. se considere simple alejamiento –en obras y en la mente- de Dios. Es que es la pura verdad.
Atomito. Me planteas un dilema un tanto maniqueo. Entre blanco y negro. Blanco, la postura racional –científica. Negro, la postura creyente –de Fe. Y lo relacionas al tema de la canonización de José María Escrivá.  Verás, yo creo que se puede ser creyente y perfectamente racional a la vez.
Si es que queremos llamar racional, al uso de la razón para analizar unos determinados hechos y elaborar las correspondientes hipótesis de porque sucedieron o podrían volver a suceder. Para mí, se es racional si se usa el método científico  para cada una de las ciencias, Matemáticas, Física o Historia. Pero también se es racional cuando se analizan ciertos hechos –que parecen salirse del marco de lo científico- y se plantean hipótesis que admitan una realidad distinta, trascendente, el campo de la Fe.
Si tú pretendes imponer el criterio racionalista a todo, absolutamente a todo, podrías estar limitando arbitrariamente el campo de las posibles explicaciones a ciertos hechos que suceden. Hechos que no podrías explicar desde el reduccionismo científico a ultranza pero que si son comprensibles con otras hipótesis. Por ejemplo, la conversión de un ateo o agnóstico a la fe católica. Como fue mi caso. Y el de tantos. También algunas conversiones que aparecen en la Biblia.
La hipótesis de la Fe, de la gracia de Dios, explica la conversión de Pablo, de Tadeo, de Pedro, el rechazo de los que condenaron a Jesús… la conversión de innumerables personas en dos mil años. Incluso el alejamiento de tantos. Si a las matemáticas no les aplico el sistema de análisis histórico, menos le voy a aplicar a la Fe un general y difuso criterio científico para analizarla.
Armando, gracias por tu aportación tan especial y completa. Si, Dios es amor. Amor creador, benefactor y Salvador. También es Dios un ser personal. Tres personas divinas en una sola naturaleza divina. Personal con Inteligencia, Pensamiento, Voluntad.
¿Qué tanto podemos saber qué es lo que piensa Dios y la lógica que aplica para –en este caso- los no creyentes que lo son por apostasía? Respecto a esto sólo podemos examinar los Evangelios y deducir sus enseñanzas respecto a quienes no quieren creer. “Id y predicad. Bautizad en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Aquellos que creyeren, salvarán, aquellos que no quieran creer, se perderán”. Más o menos aporta algunas ideas de lo que piensa Dios, pues Jesús es Dios.
Por supuesto mi carta se centra en quienes eran católicos y después de su experiencia en la Obra, se apartaron hasta tal punto de la Iglesia que ahora dicen no serlo. Apliquemos dichas enseñanzas de Jesús a sus casos. Sería fácil de buscar los textos ¿no?
Dices que “la Iglesia guarda el depósito de la Fe revelada por Jesucristo y aún con la custodia de manera celosa y cautelar, hay elementos que se han “colado” por decirlo de forma vulgar, a dicho depósito, interpretaciones que no van en sintonía con lo que Jesucristo dijo, sino con interpretaciones  de sus respectivos tiempos que se le han añadido para beneficio de unos cuantos del tiempo correspondiente”
No estoy de acuerdo contigo. La Iglesia mantiene la Fe tal como la recibió de Jesucristo, pero a lo largo de la historia la va explicitando a cada generación según el nivel de conocimiento y comprensión que tiene del Mensaje de Su Señor. Nosotros como católicos del siglo XXI creemos las mismas enseñanzas de los católicos del Siglo I, de los Apóstoles. Pero sin duda, más analizadas, mejor explicadas o con más profundidad. Con una mayor definición de lo que es Verdad, de lo que es Dogma a creer en cualquier caso.
El Padre Veterotestamentario está incluido y elevado en el Padre Neotestamentario. Es el mismo. Dices que “no comprendo el por qué si la Iglesia es madre, si Dios es Padre, los no creyentes estén ya fuera de derecho alguno y más aún los que fueron y se han alejado u abandonado la Fe
Verás, es por la libertad de cada hombre. Cada hombre o mujer podemos libremente ser amigos, o hijos de Dios. Y también podemos no querer serlo. Creer o no creer,  es nuestra libertad personal. Fue la de los miembros del Sanedrín, fue la de Pilatos y fue la de Judas. Quien no quiere creer en uso de su libertad, elimina de su vida la posibilidad de la salvación que ofrece Jesús a través de la Fe en su Persona, en sus actos y palabras.
Dios es bueno, y hace salir el sol sobre buenos y malos. Por eso pide amar hasta al enemigo. Sed perfectos como vuestro Padre Celestial es perfecto. La obra de Teresa de Calcuta la hacía según este criterio, sin mirar la creencia o la bondad del atendido. No hay porque hacer criba. Habrá quien al ver el amor de la Misioneras de la Caridad, se vuelva en un acto de amor a Dios, y otros que en su libertad, quizás no. Pero eso sólo lo sabe Dios.
La Iglesia no rechaza a los hijos pródigos. El caso es si esos ex-hijos, alejados de Ella, quieren ser el hijo pródigo, volver a creer en Jesús y a vivir en cristiano. Y eso es cuestión de libertad personal. Los que se obstinan en afirmar que no creen, que son ateos, que dejaron la Iglesia, han decidido su situación respecto a la Iglesia y respecto a Dios. Y nadie les puede forzar a lo contrario. Es su decisión y su libertad. Aunque no hay libertad para las consecuencias que se derivan de esa decisión libre.
“si lo que muchos de los ex miembros de la prelatura han denunciado a la Iglesia no es atendido, debemos argumentar o dar por válida la argumentación que se rechaza su petición por no ser creyentes o tratarse de apostatas”. En parte, porque el hecho de que sean incapaces de ver lo que han hecho –rechazar a Jesucristo, Dios crucificado por amor a ellos- es lo que hace que su opinión sobre una institución religiosa pueda verse llena de prejuicios y animosidad personal que les impida ver con claridad lo que critican de la Institución. Esto dificulta la recepción del mensaje que envían a la Iglesia, pero también la calidad –veracidad del análisis- del propio mensaje.
“Si el Papa ha atendido a gente atea en estas demandas, ¿por qué no atenderá a los que fueron fieles de la iglesia y que la abandonaron por no haber sido atendidos a tiempo?
Nota, no la abandonaron sólo porque no fueran atendidos a tiempo. Excluyes la responsabilidad personal en mantener la Fe, la gracia, la vida cristiana. Siempre hay un porcentaje de responsabilidad en toda decisión, también en la de dejar de ser cristiano. Incluso aunque no nos haga caso nuestra Iglesia, otra prueba en la vida que a veces sucede al cristiano.
Salvador, nos dice que Fe eclesiástica no es fe en Cristo. Lo cual no acabo de entender, pues yo no puedo separar a Jesucristo de la Iglesia que Él fundó con el derramamiento de su Sangre y entrega de su Cuerpo. Si Jesucristo se identifica con su Iglesia, y muere por Ella ¿Cómo podría separar la Fe en la Iglesia de la Fe en Jesucristo? Imposible.
Dice que “Durante la guerra civil se desató una furibunda ola anticlerical que llevó al asesinato de muchos católicos (clérigos y laicos). La causa no fue tanto el odio a la fe (fenómeno muy minoritario) como el anticlericalismo” y que “no es cierto afirmar que la causa fue el “odio a la fe”. La causa principal fue el “odio a lo eclesiástico” (una manera muy concreta de entender la iglesia -incluso la fe- con una praxis muy específica)”.
Tengo que disentir radicalmente de Él. Los republicanos odiaban a la Iglesia, a los cristianos, al mensaje de Cristo y al mismo Cristo. Pruebas fotográficas hay muchas, pero yo prefiero adjuntar aquí una fotografía del fusilamiento de una estatua de Jesucristo, la del monumento del Sagrado Corazón de Jesús, a comienzos de la guerra civil española. 

 

 

 

Hay toda una secuencia de la demolición del monumento, que viene precedida por unos milicianos “fusilando” a la imagen de Jesús. ¿Necesitas más pruebas del odio a Cristo de aquella época, Salvador? Porque las hay. Numerosas. Casi 8.000 obispos, curas, monjas, y torturados que no murieron muchos más. Hay fotos con desenterramientos de cadáveres de monjas, con destrucción de Iglesias, mutilación de imágenes de la Virgen, de santos…
De nuevo tengo que disentir en tu afirmación sobre el uso que hace “lo eclesiástico” de las escrituras no es el mismo que hace Jesucristo. No la considero cierta. Comprendo los errores de diseño en organizaciones, en lo que es la cultura organizacional de ciertas entidades, del fallo de la Iglesia en controlarlas, etc. Pero eso es independiente de que la Iglesia es la única autorizada por Jesucristo para interpretar con autoridad la Palabra de Dios. Y es que vuelvo a decir, que tengo que creer a Jesús, cuando dijo que las Puertas del Infierno no prevalecerán contra ella.
La Obra se apoya en su fidelidad a la Iglesia, y por tanto a Cristo. Pero hay que distinguir como funcionan, del mensaje que transmiten. Pues una cosa es decir y otra hacer. Y al final hay que ver si no hacen –funcionan- desde la perspectiva de las enseñanzas josé marianas en vez de hacerlo desde la perspectiva de la Iglesia. Y esto, en relación a la captación de vocaciones, al discernimiento vocacional inexistente –con desprecio al hijo de Dios que es cada cristiano-, el utilitarismo en el que la opinión del cristiano no cuenta nada en su estructura jerarquizada –que no jerárquica…
Los otros casos que nos presentas relativas a situaciones en la Iglesia… habría que examinarlas con más datos. Pues las apuntas sin concretar y fácilmente se puede incurrir en errores. Yo te voy a dar un dato más concreto, que recientemente leí. 809.558.138 abortos legales en el mundo desde la década de los 20 del siglo XX.
Una monstruosidad y aberración. Esta es la sociedad mundial en la que vivimos. Horrible… ¿se puede comparar la magnitud de este genocidio con las situaciones que mencionas sin contrastar exactamente? Lo cual no quita que sean graves. Pero hay una distancia sideral de los millones de abortos a lo que mencionas de pasada.
Gracias a todos por leer esta extensa carta. Eran muy numerosos los comentaristas y deseaba aportar mis ideas a cada uno. No sé si habré sabido hacerlo. Mis deseos son que aquellos que están lejos de la Iglesia y a la vez de Dios –aunque crean lo contrario- puedan volver a Él. Pues esto es lo que Él quiere de cada uno. No sé si será fácil para todos; para mí fue a través de la Confesión con un sacerdote después de años sin practicar. Es el único camino que sirve realmente. Lo comprobé en mi mismo y en otros. Animo a todos a recorrerlo.
Daniel_M.






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