El 'don' sólo para sacerdotes o directores.- Nacho Fernández
Fecha Monday, 10 September 2007
Tema 125. Iglesia y Opus Dei


Algunos periódicos tienen la costumbre de tratar a sus cargos directivos con la designación de don antes de su nombre y apellidos, mientras que a los trabajadores y gente sencilla reciben solo el tratamiento de nombre y apellido. Esto sucede sobre todo cuando se trata de referirse a una fiesta o recepción. Se trata de un hecho que indica las diferentes categorías de personas. Pues bien, en el Opus Dei sucede algo parecido. Me explico...



Cuando te incorporas al Opus Dei, recibes el correspondiente plan de formación, con una serie de charlas en las que se informa al candidato de lo que ha de vivir de acuerdo con el espíritu de la prelatura. En mi caso concreto fue el espíritu del entonces instituto secular (era 1965), aunque el Fundador empezó por entonces a decir que no le gustaba ese encuadramiento jurídico.

Y dentro de la Obra, se informa al candidato que hay una escala jerárquica, a cuyo frente está el prelado (internamente denominado el Padre), que gobierna las dos ramas del Opus Dei (hombres y mujeres). Luego se encuentran los directores/as del consejo general (hombres) y la asesoría central (mujeres); las comisiones (hombres) y asorías (mujeres) regionales (suelen ser para un país, aunque existen excepciones); y las delegaciones para las zonas de una comisión o asesoría regionales. Pues bien, cuando el que explica el espíritu del Opus Dei, al referirse a todos estos directores, se le debe añadir el tratamiento de don/doña. Así, por ejemplo, un director/a sacerdote o laico/ deberá ser nombradlo siempre como don Pedro Pedrez Pedrería o doña Petra Pedrez Pedrería, por decir un nombre que no existe.

Si el director de un centro o residencia es una persona ya mayor, al nuevo fiel de la prelarura se le dice que es don X. Los demás miembros del Opus Dei son Pablo o Paula con sus apellidos. Y nada más. Como se ve existe una jerarquía también en el tratamiento. ¡Qué fácil resultaría reservar el "don" solo para los sacerdotes! De esta manera, incorporando el don para los "jefes" se llega a la distancia entre la persona que se incorpora y el recién incorporado.

Existen excepciones a estas normas. Una persona puede tratar poco o mucho tiempo a un laico y, de repente, descubre que se va a ordenar sacerdote. Una vez ordenado, el que era tu "amigo" (es un decir) Pedro pasa a recibir el tratamiento de "don Pedro". Si estás delante de otras personas del Opus Dei debes hablar de él como "don Pedro" y únicamente a solas podrás dirigirte a él con el "tu" que había sido lo habitual antes de recibir el presbiterado. Puedes recibir una corrección fraterna si no le tratas de "don" ante otras personas, sean o no de la Obra.

Se de algún caso de una persona que fue mi director durante un año y luego se ordenó sacerdote que puso mala cara cuando a solas no le traté con el correspondiente "don" delante de su nombre. A los sacerdotes numerarios y agregados del Opus Dei no les gusta que les traten como el título de "padre" delante, pero tampoco les gusta a muchos de ellos no recibir el nombre de "don". Piensan que lo de "padre" es de religiosos y ellos tienen a gala no serlo. Qué complicado es todo.

No hace mucho,"Romana" el boletín oficial de la Prelatura publicaba la noticia de que la Santa Sede había concedido el título de "monseñor" a cuarenta sacerdotes del Opus Dei. No solo son "don", sino más, "monseñor". ¡Con lo que le costó obtener este título al hoy San Josemaría Escrivá de Balaguer y Albás!. Y algunos que ocupan puestos destacados en la jerarquía de la Obra en España, no tenían esa distinción, pues no reunían suficientes años de ordenación sacerdotal para llegar al título de monseñor. No hay que preocuparse, con el tiempo lo tendrán.

He sido durante 32 años redactor y jefe de temas religiosos de una agencia de noticias española. El título de "monseñor" quedaba para los obispos y unos pocos de las curias diocesanas. El Opus Dei es diferente hasta en eso. Y todo en nombre del espíritu secular y no querer parecerse a los religiosos. ¿No es un caso de vanidad en nombre de la secularidad?

NACHO FERNANDEZ







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