Por qué no critico al Opus Dei.- José Carlos
Fecha Monday, 01 March 2004
Tema 900. Sin clasificar


Por qué no critico al Opus Dei

Después de mi última intervención, Otaluto "el inefable" escribió un correo (19-II) en el que decía: "El problema de Josecarlos, del que parece no darse cuenta aunque le pase un tren por encima, es justamente ése, sólo dice cosas puramente positivas." Censuraba, como conducente a medias verdades, la máxima que habíamos oído en la Obra, "si no puedes alabar, calla". Antes de contestar a otros correos que tengo pendientes, me parece importante salir al paso y explicarme.

Para empezar, quiero dejar bien claro que solamente estoy defendiendo mi modo de proceder, por responder a una interpelación directa. No pretendo ni sermonear ni predicar a nadie; sé que otros tienen otra perspectiva, y pienso que siguen lo que dicta su conciencia desde sus propias experiencias y con rectos deseos de buscar la verdad y hacer el bien (al menos, eso espero). Simplemente quiero hacer entender por qué actúo como lo hago.

1. Es cierto que prefiero callarme a criticar. Pensándomelo bien, sí que sigo el "no hagas crítica negativa: cuando no puedes alabar, cállate;" confieso que ese punto de Camino no me parece desacertado. Creo que, moralmente, uno arriesga más diciendo cosas negativas que callándose: hay más oportunidades de faltar a la caridad o a la justicia, más posibilidad de difamar y de hacer daño.

2. Este riesgo me impone todavía más cautela cuando se trata de una institución de la Iglesia. Cuando miembros de una institución a la que amo no se comportan como debieran, recuerdo a Noé embriagado y la capa de sus hijos cubriendo a su desnudez. Aquí en Boston hemos vivido una época muy triste en la historia de la Iglesia local, pero no me veo entrando en demandas contra la diócesis ni sacando sus defectos en la prensa: por mi forma de ser y por lo que pienso de la Iglesia.

3. Tengo mucho respeto a la palabra impresa. Lo escrito ahí queda, divulgado al mundo entero, con dificultad para matizar o corregir cuando se tergiversa o malinterpreta.

4. Como todavía creo que Dios puede llamar a un alma a una vida de entrega feliz en el Opus Dei, temo que mis palabras puedan alejar a alguien de esa llamada, o alentarle a tirar la toalla; o peor aún, por mezclar las cosas y no distinguir, me da miedo de que lo que yo diga pueda apartarle de Jesús y de su Iglesia.

5. Temo también que si cuento algo malo que me haya podido ocurrir a mí dentro de la Obra, eso lleve a otros a formular juicios temerarios o faltar a la caridad. Es decir, que lo que diga sea ocasión de escándalo, en el sentido estricto de la palabra.

Pero ¿no puede ser falta de omisión o de sinceridad no señalar los defectos, no prevenir a otros, no descubrir las injusticias?

1. Ya he dicho en otras ocasiones (12-XI-2003) que no tengo ningún problema ni con las líneas maestras del espíritu del Opus Dei (la santificación del trabajo, el apostolado de amistad, la vida de piedad, etc) ni con sus prácticas fundamentales (misa diaria, oración mental, medios de formación,
tertulias, etc).

2. En cuanto a los criterios variables, tampoco tengo ningún problema con muchos de ellos; respecto a los que puedan causar dificultades, pienso que hay mejores formas de modificarlos que la presión mediática o jurídica.

3. En cuanto a la aplicación de esos criterios a personas o situaciones concretas (tema de los muchos testimonios que con tanto sentimiento llenan esta web), sigo una elemental medida de prudencia: no estuve presente cuando ocurrió lo que se describe, no conozco todas las circunstancias, y por tanto me abstengo de juzgar.

4. ¿Y sobre las circunstancias que sí conozco, por ejemplo en decisiones tomadas en el Opus Dei que me afectaron a mí personalmente? No me considero buen juez de causa propia, y por eso ni voy a juzgar a los que dispusieron sobre mi vida ni deseo que los juzguen otros: que sea Dios el que nos juzgue a todos. Yo puedo ver las cosas desde mi punto de vista subjetivo y eso puede dictar mi actuación en lo que a mí respecta, pero si sólo tengo la certeza de mi propia perspectiva prefiero no generalizarla como si fuera la única verdad.

En resumen, en cosas tan serias, de tan enorme gravedad, con implicaciones para la vida espiritual de muchas almas, siento un enorme peso de conciencia; prefiero abstenerme a errar; y pienso que para corregir algunas cosas puedo tomar otras medidas que no me pongan en peligro de faltar a la verdad, de causar escándalo o de difamar. Por eso callo: no es por cobardía, ni por paranoia, ni por lo que puedan pensar personas a las que tanto quiero.

Quizá me equivoque; quizá todavía esté secuestrado en una órbita en la que no he aprendido a pensar por mi cuenta; quizá esté anclado en una concepción de la Iglesia estrecha o tradicional; quizá, con los años y la experiencia, me abra a otras miras. Pero ahora mismo, en la presencia de Dios, habiendo oído las opiniones divergentes de amigos de la web que respeto y de cuya rectitud de intención no me cabe duda, esto es lo que hay.

Por cierto, sin que tenga nada que ver, la película de Mel Gibson sobre la Pasión es super-impactante: me ayudó a comprender el sufrimiento de tantos inocentes.

Un saludo a todos,
José Carlos

P.D. Satur, poco a poco te vas despidiendo tú también... ¿recibiste en su día, hace ya meses, un correo privado que te mandé por los Orejas?







Este artículo proviene de Opuslibros
http://www.opuslibros.org/nuevaweb

La dirección de esta noticia es:
http://www.opuslibros.org/nuevaweb/modules.php?name=News&file=article&sid=1061