Ideas sobre una carta y las reacciones adversas de varios lectores.- Daniel_M
Fecha Wednesday, 05 September 2007
Tema 900. Sin clasificar


En relación con lo que manifesté respecto la carta de Santelm. Leí vuestras opiniones. Os respeto a todos. No puedo compartir lo que decís. Creo que no debe haber límites a la libertad de expresión, ni siquiera por lo que os parezca “políticamente correcto”. Sólo considero como límite el respeto a la persona, que jamás implica la aceptación de sus opiniones ni estar de acuerdo con su conducta. Creo que deberíamos diferenciar siempre a la persona de lo que ésta opine. Son conceptos distintos, la persona y su opinión.
Esto del respeto a la persona, le cuesta a alguno/a de los que comentaron mi carta. Ya en otra del 30 de julio, comentaba el error que suponían los sofismas “ad hominen” a la hora de razonar sobre un asunto cualquiera, que yo concretaba en las críticas al Opus Dei. Citaba un artículo muy revelador del diario “El Mundo” sobre estos tipos de sofismas...


parece que no leyó esa carta, ni tampoco tuvo la suerte de leer el periódico que cito. Pues su réplica no es más que una colección de descalificaciones y prejuicios acerca de mis intenciones. Esas son sus armas, pero como decía un actor en cierta película antigua tras recibir una bofetada de la protagonista: “guantes de dama no ofenden, señora”.
Por cierto que la cita “no juzguéis y no seréis juzgados” no está bien empleada, y además está sacada totalmente de contexto respecto a los Evangelios. Hay que interpretarla conectada a otras frases de Jesús, como cuando dijo que no vino para juzgar, pero que su palabra será la que juzgue a todo hombre. O cuando narra la parábola del rico Epulón y el pobre Lázaro, o las escenas del Juicio Final y la prevención sobre la vigilancia pues no se sabría ni el día y la hora respecto al juicio particular de cada hombre.
Hay juicio, donde se dará a cada hombre según sus obras, pues éstas le acompañan. Y las obras humanas serán valoradas según la Palabra de Jesús –o sea, según sus enseñanzas transmitidas por su Iglesia. Esto es la realidad, y al que no le guste… (incluído quien diga ser ateo) que se aguante, pues no hay otra cosa.
me muestra su perplejidad y dice también que le “juzgo”. Con lo cual habrá que precisar el significado de dicha palabra y recordar que todos, constantemente, estamos juzgando sobre lo que nos sucede, lo que conocemos, sea por lectura, vista, u oído. Recibimos información por múltiples vías, la analizamos y luego nos formamos una interpretación, una idea de la realidad. Juzgamos la realidad. Finalmente, expresamos opinión. Ella hizo lo mismo respecto a su ex-amiga numeraria y decidió cortar con ella. Por tanto, ¿de qué se queda perpleja?
¿A esto tan habitual se le llama juicio? Pues es completamente legítimo hacerlo. No sé si os dais cuenta que en esta Web constantemente lo estamos haciendo respecto al Opus Dei. Y a nadie le extraña ni lo cuestiona. Pero si, se hace lo mismo con una persona que escribe por razones bien distintas de quienes aquí si tienen motivos reales… decís que yo “juzgo”. ¿Sois coherentes?
En todo caso, si juzgar fuese algo moralmente reprensible… la profesión de Juez, Fiscal, Abogado, etc… deberían estar prohibidas por todos los sistemas éticos y morales del Mundo. Y vamos, como que no lo está.
Me limité a criticar su carta a partir de los hechos que ella misma mencionaba.  Hubiese preferido la sinceridad de que reconociera que no quiso vivir como pensaba (católica) y que ahora está pensando como vive (agnóstica). Esa es su decisión libre, pero no me parecía bien que eludiera la responsabilidad de sus actos, culpabilizando a otros, presentándose como víctima. En su narración todos parecían “malos” menos ella que era la que “amaba”. Y me parecía errónea esa escena en la que los demás aparecían como culpables (la Iglesia, el Opus, la numeraria…) -sin atenuantes- menos ella que parecía no tener ninguna responsabilidad de nada.
Por cierto que es un error decir “creo en Dios, pero no en la Iglesia”. Ella no sabría nada de Dios si no fuera por la Iglesia. Además, si no hace lo que Dios manda, tampoco cree en Él. Cuando se cree en alguien, se acepta como verdad lo que dice. Y si manda algo, se vive de acuerdo con ese mandamiento porque se le cree y se le ama. Quien no hace lo que Dios manda en sus mandamientos, no le ama, y su destino después de esta vida será muy distinto del que si lo ame.
Hay justicia, se da a cada uno lo suyo. Así que no “vamos todos al mismo sitio”, Santelm, estás en un muy serio y grave error. Critiqué que recurrieras a denigrar a otras personas e instituciones (la Iglesia, el Opus, la ex-amiga…), cuando claramente se veía  lo que te molestaba. Simplemente, se oponen en todo a tu elección de vida, la que no pareces asumir tal como es. La forma como presentaste tu experiencia me pareció un fraude intelectual, quizás involuntario, pero fraude. De ahí lo de “engañarse” a si misma y “confundir a los demás” que te dije al final de mi carta.
Si alguien decide vivir despreciando los mandamientos de Dios, es su decisión libre. Lo es también si sigue permaneciendo separado de Dios. Es muy fácil volver a la amistad con Él, basta arrepentirse y confesarse y cambiar la situación actual en la que se vive. Se ha dado el caso de un príncipe, heredero de la Corona, que se casó por la Iglesia con una mujer divorciada de un matrimonio civil de ocho años de duración. Ambos han  bautizado a sus dos hijas. También se dio el caso de un papa, Juan XXIII, que autorizó la boda de una mujer cristiana con su novio comunista y ateo. ¿Cúal es el problema?
Cambiar una situación actual se puede, si se quiere. Sobre el sufrimiento que se pueda experimentar ahora, hay sufrimiento que procede de causas externas, pero también existe aquel consecuencia de nuestras decisiones erróneas. Quizá en vez de echarle la culpa de nuestro dolor a otros, habría que examinar con honradez y serenidad si no vendrá por nuestras propias elecciones. Porque cabe esa posibilidad.
En todo caso a lo que se hace, siempre hay que llamarlo tal como es y asumirlo. Sin tener que culpabilizar a otros como una forma de eludir la propia responsabilidad personal o como incapacidad de reconocer que lo que se hace está totalmente en contra de todas las enseñanzas morales que recibió desde la infancia. Siendo responsable de cada uno de sus actos, como todos los somos de los nuestros. Y sin recurrir a atacar al Opus Dei o la Iglesia Católica por algo tan subjetivo.
mi carta no era más que lo que acabo de decir. Sobre  juzgar”, ya está también contestado. Tu misma carta es un “juicio” sobre la mía ¿te has parado a pensarlo? Pero no te cuestionas a ti misma por “juzgarme” ¿verdad? Asimismo te recomiendo que leas mi carta sobre los sofismas “ad hominen” y la cita del periódico “El Mundo”, quizás los usas bastante en tu última carta.
Misericordia no significa mentir. No se ama a alguien cuando se le miente o “se hace la vista gorda”.  Amar al prójimo no consiste en ver como vive de espaldas a Dios con el peligro de morir en esa situación y no decirle siquiera algo, para que al menos sepa por donde va. Jesucristo no dijo nunca esto ni lo hizo ¿porqué tendría que seguir tu particular opinión? ¿Debo coartar mi libertad de opinión y expresión por ello?
Hablas de perder la fe… sí, tienes razón, es un drama que se ve. Pero a la mayoría de los que conozco les importa bastante poco perderla, la verdad. Y siempre comienzan pasando de los mandamientos… el “amor al prójimo” que tú citas. Como ya sabes, esa frase es el resumen de siete mandamientos desde el cuarto “honrarás a tu padre…” hasta el décimo. Pasando por un sexto que dice “no cometerás actos impuros” y que es también la concreción de una manera de amar al prójimo que enseña Dios. Cuando no se cumple este sexto mandamiento, no se ama ni a Dios ni al otro/a  (por mucha pasión y “calentura” que le pongamos, sentimientos y debilidades personales)
Gracias por recordarme que Dios es Amor. Pero también es Justicia, da a cada uno lo suyo. Y también es Misericordia, en esta vida perdona a quien se arrepiente y en la futura también, por su Misericordia concede el Purgatorio para completar lo que falte para llegar al Cielo.
Y también es Libertad. Si alguien quiere vivir al margen de Dios, Él le deja vivir tal como quiere, aunque desee sobre todo su conversión y que su alma no muera. Pero si se empeña, Él finalmente no se lo impide. ¿Que uno desea morir de espaldas a Dios, ignorándolo? No hay problema, El dará todas las oportunidades para arrepentirse antes de morir, pero si no quieres y  es tu decisión final, respetará tu libertad incluso de morir apartado de Él.
Él siempre respeta al máximo la libertad humana. El problema es que después de la muerte, está la eternidad. Y la eternidad inmutable en una situación apartado de Dios, se llama infierno. Y parece ser algo tan desagradable que motivó que el Hijo de Dios, bajara de su Trono, se hiciera hombre y muriera torturado para que no llegásemos allí. Debe ser un lugar o estado bastante doloroso.
Finalmente, emevé, la medida con que nos medirán, será la medida de lo que conocíamos que debíamos hacer por verdadero amor (a Dios y los demás) y no lo hicimos.
Y gracias a todos por vuestra impagable paciencia al leer esta carta. No esperaba tener que escribirla, y ha surgido sólo de que por un caso concreto, ví justo que cuando se critique a una institución o persona sea sólo por razones objetivas y no por motivos subjetivos o espúreos. Saludos.
Daniel_M.






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