Lo que nunca entendía del Opus Dei.- Sollim
Fecha Wednesday, 29 August 2007
Tema 070. Costumbres y Praxis


LO QUE NUNCA ENTENDÍA DEL OPUS DEI

Sollim, 29 de agosto de 2007

 

 

Hay muchas prácticas que nunca entendí en el Opus Dei, muchas "devociones" que me parecían inhumanas, muchas reglas que parecían ir en contra de lo que pensaba ordenaba Dios.  Aquí hay un compendio de ellas.  Muchas veces se las expresé a los miembros de la obra y nunca me las respondieron, su único comentario fue un silencio agresivo y excluyente.

 

Si usted, querido lector, quiere hacer parte de la obra, o cree que una amiga o amigo desean formar parte del Opus Dei, por favor lea estas "contradicciones" y reflexione sobre ellas, quizás así podrá darse cuenta del craso error que está por cometer.

 

1. El Cuerpo, o el odiado regalo de Dios.  Yo crecí en una tradición que amaba el cuerpo humano.  Para mí era un virtud cuidar de nuestra salud como algo precioso, como gratitud a ese don maravilloso que el creador nos había dado.  Para los miembros del Opus Dei, en cambio, el cuerpo era un enemigo que había que amaestrar, una pequeña fierecilla que había que educar por medio de latigazos o por medio de extraños objetos atados en las piernas de las personas  ¿Por qué si Dios nos hizo a su imagen, pensaba yo, debíamos atormentar a su creación?  Con todo el dolor que hay en el mundo, con todo el dolor que se vive en un país en guerra, como Colombia, ¿para qué añadir un dolor innecesario, un dolor que no alivia ni las penas, ni los sufrimientos de nadie?

 

2. El hambre en la vajilla de oro.  Alguna vez visité una centro del Opus Dei que no era Ingará, la residencia donde viví.  Por más que hago memoria, no me acuerdo del nombre, pero sí me acuerdo de la capilla  ¿Cómo olvidarla?  Jamás en mi vida había visto tanto lujo, tanta ostentación en medio de un país en miseria.  Recuerdo que luego de mi visita le pregunte a un numerario ¿por qué tanto lujo, tanta ostentación en un país tan pobre?  "A Dios hay que darle lo mejor" dijo orgulloso el joven numerario.

 

Lo mejor, pensé yo... Pero lo mejor, para mí, son nuestras horas de trabajo, nuestro cariño por los demás, nuestro deseo de amar y hacer del mundo un sitio mejor, nuestra ternura ante el débil, nuestro compromiso con quienes sufren.  Lo mejor, creía yo, era nuestro sentimiento y no simples piedras resplandecientes.  Yo creí que los seguidores del hijo del carpintero, eran tan maduros como para aprender a distinguir los valores de la vida y no aquellos que impone el mercado.

 

3. La pedagogía del silencio.  Muchos de los más bellos apartes del nuevo testamento son descripciones de respuestas que Jesús les dio a sus discípulos.  Yo que enseño desde que tengo 16 años, creo que en ocasiones una duda vale más que mil certezas.  En el Opus Dei, sin embargo, las preguntas estaban prohibidas, uno sólo podía expresar una duda en privado, porque, según los numerarios de la casa, las dudas pueden contagiar a otras personas.  La receta de la obra era contraria a cualquier respeto por la dignidad de la persona, "No pienses pero obedece" "calla tus dudas, silencia a tu ser interior".  Los acuerdos en el Opus se construyen a partir de miles silencios, a partir de lo que muchos quieren decir y callan,  a partir de las dudas que todos tienen pero no pueden expresar porque en el Opus se educa para la obediencia, no para el pensamiento.

 

4. La sádica caridad del Opus.  Con el Opus fui a varias misiones a barrios populares.  Íbamos a catequizar a varios de los barrios más pobres de Bogotá, bueno íbamos es un poco exagerado, porque la mayoría de las veces iba yo con dos numerarios, no más.  No niego que en una ciudad tan dividida como es Bogotá, ir y dejar el norte, donde viven los ricos, y caminar los barrios de invasión tiene algo de mérito.  Es importante conocer, creo yo, el sufrimiento de quienes nos rodean; pero lo necesario no es conocer, como un turista del dolor, sino intentar transformar la triste realidad en que se vive.  En más de un año de visitas a barrios de invasión jamás escuché una iniciativa para mejorar, aunque sea en algo, la triste realidad de quienes allí vivían.  El numerario se conformaba con entregar un pan y decir, "debes estar muy contento, porque los pobres están más cerca de Dios." La caridad del Opus Dei es una caridad que mantiene la herida pero no busca curarla; es una caridad que gana prestigio con el dolor ajeno, pero que no se compromete con ningún tipo de solución o cambio.

 

Bueno, no es más.... Espero que estás página puedan servir de algo. Una vida menos en el Opus Dei es un ser más que se gana a la democracia, al libre intercambio de ideas.

 

Muchas gracias por su página

 

Moan







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