El Opus Dei no se ha salido de mí.- Castalio
Fecha Wednesday, 08 August 2007
Tema 010. Testimonios


Salirse del Opus Dei es relativamente fácil. Al menos así lo fue para mí, a pesar de haber sido numerario muchos años. En México, debido a la tradición legalista heredada de España, mezclada con la mentalidad indígena, el cumplimineto de leyes y normas fácilmente deviene fatalidad cuando no postración. El cúmulo de reglas, avisos y demás limitantes normativas emitidas por las diversas instancias directivas del Opus Dei, se transforma con asombrosa facilidad en una "habitud" o "mentalidad" fuertemente arraigada en la personalidad.

Salirse del Opus Dei en mi país es fácil, pero que el Opus Dei se salga de las personas es una cuestión más compleja. Se sale cualquier persona, y eso ya se ha vuelto parte de la "normalidad" institucional. El problema es que una vez que se está fuera, resulta punto menos que imposible la "deconstrucción". La Obra es como los tambores de los aztecas que retumbaban en los oídos de las posibles víctimas, aun cuando no hubiera ritual de sacrificio; o como el ruido estridente de las cornetas de los alguacilillos castellanos que anunciaban la ejecución de las sentencias, y que hacían temblar a mestizos, criollos y españoles, hubiese o no ceremonia judicial. Son reuidos de fondo, timbales que marcan el ritmo de la vida. Y no se pueden acallar.

En esta página se habla mucho de la "salida", como si se tratara simplemente de un movimiento de exclusión individual. El problema es cuando la Obra se ha vuelto mentalidad, esquema de referencias y valoraciones. ¿Cuántos de los que aquí escriben dicen haberse salido y, sin saberlo, todavía son del Opus Dei?

Mi historia como la de muchos, no es una tragedia. Fui feliz en el Opus Dei, aunque he de reconocer que los últimos años sufrí mucho por el señalamiento e indiferencia de que fui objeto. Todo eso lo asumo, no como una tragedia, sino como mi HISTORIA. No espero que la Obra salga de mí. Eso es imposible. Mi memoria y mi visión de la vida están trabadas por los criterios de discernimiento de la institución. Me salí yo, la Obra se queda. Pero no es una cicatriz de infamia y destrucción, sino de combate, de una guerra con sus batallas, unas perdidas y otras ganadas. En fin, que esta página me resulta muy interesante para la historiografía del mundo contemporáneo. Sólo ruego a mis colegas historiadores (de sus propias vidas), que no se lastimen tanto tratando de extraer algo que se ha vuelto carne de su carne. Y no es un tumor.

Saludos. 

Castalio









Este artículo proviene de Opuslibros
http://www.opuslibros.org/nuevaweb

La dirección de esta noticia es:
http://www.opuslibros.org/nuevaweb/modules.php?name=News&file=article&sid=10461