Motivación

Comienzo mi escrito citando la segunda epístola de Santiago a Opuslibros:

" Mi confianza está en que en el futuro esos casos sean cada vez menos, y para ello no asumo que el camino a seguir sea desear que el Opus Dei se extinga sino sería mejor desear que sus miembros sean realmente fieles en todo a su espíritu y al Evangelio de Cristo que es lo más importante."

Si una cosa está clara es que en el futuro los casos no van a ser menos. Santiago fija su confianza en que los miembros vuelvan su mirada al Evangelio de Cristo, que es lo realmente importante, y así se subsanen los errores. Lástima que tanto él como muchos otros desconozcan que eso es bastante difícil en el Opus Dei, básicamente por un sólo motivo: La Obra tiene el Evangelio secuestrado...

Lectura del Nuevo Testamento pero... ¿de cúal?

Consciente de que una acusación tan grave como la de secuestro del Evangelio merece ser fundamentada sólidamente, intentaré sostener mi tesis con el mayor rigor y de la manera más concisa posible.

Es sabido que en el Opus Dei se lee cada día 5 minutos el Nuevo Testamento, pero suele hacerse con ediciones "propias" (Rialp, Ediciones UNAV). Cada versículo se comenta con citas a escritos de San Josemaría o antiguos escritos de Padres de la Iglesia que vengan al caso para corroborar la interpretación más acorde con la praxis de la Prelatura.

La vida de Jesús a través de los ojos de Escrivá

Se anima a las vocaciones recientes a leer vidas de Jesús escritas al dictado de la manera de interpretar el Evangelio de Escrivá. El "colmo" de este ímpeto está en los dos volúmenes de publicaciones internas titulados "Como un personaje más" en los que, hilvanando textos de Escrivá y sus sucesores, se parafrasea el Evangelio y se dibuja a un Cristo a la medida de los intereses proselitistas del Opus Dei. Los miembros, al leer estos escritos, tenemos la sensación de profundizar en nuestro conocimiento bíblico, pero al ser textos carentes de todo rigor científico bien se puede asegurar que se trata de meros folletos propagandísticos. El menudo pero significativo hecho de que las citas de Escrivá vayan en cursiva y negrita y las de Cristo sólo en cursiva ya es toda una declaración de intenciones.

El maquillaje del evangelio de cada día

La Iglesia, sabiamente, propone un pasaje del Evangelio en la Misa de cada día. Las homilías, las cartas dominicales, los comentarios en las publicaciones católicas siempre giran entorno al fragmento evangélico del día o de la semana. En el Opus Dei se aprovecha este sana costumbre para adoctrinar a los miembros en el espíritu de la asociación. Siete tomos de las llamadas "Meditaciones" cubren todos y cada uno de los evangelios del año. Son guías para la media hora matutina de oración de todos los numerarios (y algunos agregados) del Opus Dei. La inmensa mayoría son anotaciones de meditaciones predicadas por Álvaro del Portillo, en las que básicamente se parafrasea a San Josemaría. De esta manera, igual que muchas mujeres (y cada vez más hombres) no salen de casa sin aderezar su aspecto, cada numerario y numeraria no sale de casa sin contemplar un rostro de Cristo maquillado hasta ser convertido en imagen y semejanza de Escrivá.

Si se repasan los volúmenes de las Meditaciones sorprende la recurrencia de temas: la obediencia, la vocación, la pureza, el apostolado, el proselitismo. De todas formas, el aburrimiento generado por la repetición temática es superado ampliamente por la terrible sensación de congoja y desamparo que produce el tono duro e inmisericorde con el que se expresa tanto el Santo como su fiel sucesor, especialmente en materias tan delicadas como la perseverancia o la sumisión a los directores. 

Para la clase de tropa que no puede acceder a los escritos internos con facilidad también existen unas publicaciones (en Rialp y Palabra, fundamentalmente) en las que, de manera mucho más solapada, se ofrecen unas valoraciones del fragmento evangélico diario en plena consonancia con la exégesis opusiana. Así, en las piotecas de los centros, clubes y colegios siempre se puede encontrar la colección de libros de "Hablar con Dios" de Fernández Carvajal, así como nuevos "remakes" más modernos y vistosos pero igualmente ortodoxos como son “Una cita con Dios” de Pablo Cardona, "Acercarse a Jesús" de Josep Maria Torras o los famosos libritos de la editorial Desclée de Brouwer redactados en su mayoría por el carismático y polifacético José Pedro Manglano. Unos más racionales y otros más volcados al sentimiento, unos más sistemáticos y otros plagados de cuentos y anécdotas, todos coinciden en presentar a un Jesús perfectamente acorde, siempre implícitamente claro, con el espíritu del Opus Dei.

Una "iglesia paralela" con "calendario litúrgico" propio

El calendario festivo paralelo del Opus Dei (que, por cierto, animo a publicar en esta web) constituye una manera más de secuestro del mensaje de Cristo y de su Evangelio. La Iglesia ha sabido esparcir a lo largo del año litúrgico diferentes conmemoraciones de hechos destacados de la vida de Jesús. La Prelatura también adorna el año (en este caso civil) con diferentes "fiestas" que recuerdan los principales hitos de la vida de Escrivá y su actual sucesor (su nacimiento, bautismo, primera comunión, confirmación, ordenación sacerdotal...) así como los principales hitos de la historia del Opus Dei.De la misma manera que la Iglesia orienta a sus fieles sobre la importancia de cada conmemoración asignándole a cada una el rango de memoria libre, memoria obligatoria, fiesta o solemnidad, así el Opus Dei asigna una valoración (más laical por supuesto) para graduar la importancia de cada efeméride, dividiéndose las fiestas en tres tipos: A, B y C.

Si la memoria no me falla, la próxima Transfiguración del Señor (6 de agosto) és una fiesta B mientras que el 26 de junio, fiesta de San Josemaría, es A. En pocas palabras: San Josemaría A, Jesús B. Blanco y en botella... ¡leche! Aún así hay quien no lo quiere ver. A propósito de esta clasificación de las fiestas, un agregado con el que coincidí contaba chistoso que las letras A, B y C no se correspondían a una gradación, sino que la C era de cilicio (porque en las fiestas no se usa ni este instrumento de autolesión ni está permitida la autoflagelación), la letra B era de Bendición (ya que por la importancia de la fiesta debía honrarse al Señor con una Bendición Eucarística) y la A era de aperitivo: sólo en las fiestas "A" la ocasión merecía ser celebrada con un piscolabis antes de la suculenta comida preparada especialmente para la efeméride.

Volviendo a la idea primigenia que motiva este escrito y después de todo lo expuesto, creo que no es aventurado afirmar que la solución a los problemas del Opus Dei sólo pasa por la extinción del mismo. Para cualquier católico es lo más lógico desear que los miembros del Opus Dei sean realmente fieles en todo a su espíritu y al Evangelio de Cristo que es lo más importante y realmente ésta sería una solución válida. El problema es que dicha solución es imposible si el Evangelio de Cristo está secuestrado, tal como ha quedado demostrado. Así que, ante los males que origina el Opus Dei, y estando obstruido el camino de la conversión, juzgo razonable el deseo de la desaparición de la Prelatura como medio para que acaben los males que ella misma genera.

Pax Cristi

Spiderman