Respecto de lo que dice Isabel, creo que está en lo cierto.
La charla es a la vez una confesión y un interrogatorio. Una confesión «voluntaria» -el dar cuenta de la propia conciencia por propia iniciativa, para así evitar o acortar la siguiente etapa- y un interrogatorio ineludible –el escudriñar de los directores en la conciencia del dirigido, de todo aquello que no se ha querido exponer antes-.
No es casual que como «medio de formación», la charla tenga un valor prácticamente nulo. Es más bien un medio de adoctrinamiento y sobre todo de control/gobierno.
Saludos,
E.B.E.