Mi querida Carolina:

Al leer tu primera carta, me sentí mal, y me sentí así porque en mi último escrito expresaba la felicidad que viví cuando salí de la obra.

Como es imposible ponernos en la piel de otra persona, me resulta dificil conocer cómo te encuentras. Pero te pido por favor que sonrías, aunque a veces necesites llorar y lo hagas -no te contengas-, es un gran desahogo y despeja la cabeza y el alma.

Es admirable tu actitud de querer ser fiel a lo que creías que era tu vocación. Tu has visto cosas que estaban mal, incluso las has vivido en tu propia carne.

Te animo a que mires a la inmensidad del cielo. Dios es tu Padre, no hay Otro. El es misericordioso, bondadoso, te quiere. Además Dios se te da GRATIS. No te pide que ingreses mensualmente un dinero, nunca serás gravosa para El.

Según dicen, la obra es tu familia, lo primero para tí. La otra, tu familia de sangre, ocupa un segundo, tercer o cuarto lugar... Tu padre y tus hermanos, tu tía y tu abuela están en la obra. Los otros, tus padres biólogicos se supone que ahora te han adoptado, porque los que te querían tanto te han pedido que te marches de casa.

Imagino que pocas familias echarán de casa a un hijo con 20 años porque no ingrese dinero, o porque se ha metido en la droga, o porque le ha dado por beber, o porque es un mal estudiante. Los padres están con sus hijos en lo bueno y en malo.

Eres muy joven. Tienes tiempo para ir poco a poco. No tengas prisa. Mira el lado positivo y ríete del mundo. Vive como lo que eres, como una hija de Dios, con ese corazón que te ha dado, que no te cabe en el pecho. Sigue intentando hacer el bien y aprende a querer, para amar de VERDAD. !Ama y haz lo que quieras!. Y "perdona", pensando en que algunos "no saben lo que hacen", y si lo saben, perdónales también y vive tu vida, feliz y en libertad. Y recuerda que no estás sola.

Un abrazo. Te tengo en mis pensamientos.

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