Ahora empieza la vida real y la felicidad. Para Carolina.- Raúl
Fecha Wednesday, 18 July 2007
Tema 077. Numerarias auxiliares


Querida amiga Carolina:

 

 

 

Aquí van estas flores para ti, aunque sean virtuales, para darte mi más sincera enhorabuena por haber dejado la Obra. Yo (y todos en esta web) quiero mucho a todas las numerarias auxiliares aunque sigan dentro de la Obra, ¿por qué? Pues porque para ser auxiliar hace falta una entrega y una generosidad sincera y humilde, autentica.

 

En la Obra nada es auténtico, todo es simulado y casi todo está podrido. Por supuesto que hay mucha gente buena que sigue dentro. Pero es fácil encontrar a sacerdotes numerarios que no tienen nada de sacerdotes y sí mucho de “contrabandistas” de almas. Es fácil encontrar a numerarios/as fanáticos y arrogantes, que disfrutan mandando y mangoneando la conciencia de los demás. Y es fácil conocer a supernumerarios/as a los que las rigideces de la  Obra les parecen fenomenal pero no para ellos, sino para otros.

 

Creo que las numerarias auxiliares son lo mejor que le queda al opus Dei como institución.

 

Me imagino muchas veces la vida de un auxiliar encerrada en su centro, todo el día realizando un trabajo que es puro servicio para unas personas (la sección de varones principalmente) que no se lo van a agradecer, entre otras cosas, porque agradecer ese servicio sería no vivir bien el espíritu de la Obra. Vaya bobada, por cierto.

 

Me imagino a las personas que componen esa administración que “ni se ve ni se oye” y que cuidan a los numerarios “como una madre de familia a sus hijos” y luego pienso en lo que, en la sección de varones, se dice de las auxiliares: que son las chachas y que limpien, que para eso están. Y me enfada pensar en la estupidez de la gente de la Obra que no valora todo el sacrificio que hay detrás de una comida bien hecha y de un suelo limpio, por ejemplo.

 

Seguro que a la Obra le iría un poco menos mal si la sección de varones realizara esas tareas, seguro que si el Prelado y sus Vicarios tuvieran que lavar sus fajines de seda y coserse los botones púrpura de su indumentaria de monseñor, aprenderían un poco del servicio y de la humildad de la que habla el Evangelio. Seguro que si el Prelado tuviese que pasar la escoba por alguno de los salones de su palacio romano, o remendarse los calcetines, o dar un agua a su propia ropa interior, bajaría un poco a la tierra de los mortales y aprendería algo de lo que significa ser cristiano, en lugar de preocuparse tanto por normas y criterios que no tienen nada que ver con Dios y que no ayudan a nadie.

 

Me da pena imaginar a las auxiliares que realizan de corazón todos esos servicios a personas que no los merecen ni los valoran, que hacen de corazón servicios a personas que no tienen corazón.

 

Por eso, querida amiga, me alegro mucho de que hayas decidido irte del opus Dei, porque no merece la pena que tu estés poniendo tu vida en tareas humildes cuando aquellos a los que sirves son unos “señoritos” y unos solterones egoístas. Cuando formes tu propia familia, tu marido y tu tendréis que realizar también esos trabajos de servicio para dar de comer y para vestir a vuestros hijos, pero ellos se lo merecen y os corresponderán con su amor.  Y esto sí será auténtico y bonito y feliz.

 

Enhorabuena por tu decisión, aquí nos tienes a todos tus amigos de opuslibros.

 

Un beso muy fuerte.

 

Raúl







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