La Arquidiócesis de Los Angeles paga 660 millones por daños.- E.B.E.
Fecha Monday, 16 July 2007
Tema 125. Iglesia y Opus Dei


Ayer domingo Los Angeles Times dio a conocer un acuerdo entre la Arquidiócesis de Los Angeles y 508 víctimas de abusos sexuales perpetrados por sacerdotes paidófilos.

Impresionan los números, tanto de víctimas como de millones. Pero más impactante es leer las disculpas del cardenal Roger M. Mahony –el mismo que aparece en Deliver us from evil-, pues finalmente las víctimas han obtenido la mejor de las compensaciones: el reconocimiento público de la responsabilidad del daño sufrido. Por si quedaran dudas de las palabras, los millones son bastantes explícitos.

El dinero no es tan importante, aunque tiene una función material y simbólica necesaria: evita que las palabras se pierdan en la ambigüedad.

Este suceso tiene un valor trascendental, porque en las breves declaraciones citadas en ese documental, el cardenal Mahony negaba todo el tiempo cualquier tipo de responsabilidad. Pero desde el momento en que se ofrece pagar millones para no llegar a juicio, es evidente que ya no se puede mantener la inocencia ni la negación, y entonces se procede a las disculpas públicas. La presencia del dinero hace inevitable la culpa que tanto se negaba, y los millones dan pie a imaginar lo que se quiere ocultar si se diera a lugar el proceso judicial.

Paradójicamente, el dinero también hace posible lo contrario: reducir el alcance de ese reconocimiento público de la responsabilidad. Sin juicio, no hay condena y por lo tanto tampoco culpa. El dinero permite comprar legalmente la inocencia judicial. El reconocimiento de la responsabilidad –con dinero- es un producto inevitable de la negociación, aunque no necesariamente sincero. El arrepentimiento profundo, en cambio, no procede jamás de la negociación. Y sin confesión de la culpa, es inexistente el arrepentimiento.

Qué impresionante sería si el día de mañana Mons. Echevarría apareciera públicamente reconociendo daños perpetrados por su institución y pagando millones. Es para pensarlo, porque no es imposible, aunque pueda llevar años (en Los Angeles, una de las víctimas tuvo que esperar 50 años para llegar al resultado publicado ayer).

El tema no es el dinero, aunque simbólicamente sea importante.

No se le debe hacer pagar a la Iglesia por aquello que han hecho sus sacerdotes de manera individual. Pero lo que aquí se ha planteado –aunque no se ha llegado a un juicio, ya que se trata de un acuerdo extrajudicial- es el encubrimiento de las autoridades, que sabían lo que sucedía y no hicieron nada o, peor aún, intentaron evadir todo el proceso de investigación. Tal vez en un juicio las víctimas hubieran obtenido menos dinero y las autoridades de la Arquidiócesis hubieran quedado más expuestas. Si llegaron a un arreglo, es porque evitar el juicio era conveniente para ambas partes. Lo cual es una pena, porque –en ese caso- la verdad es la única que sale perdiendo.

Sin duda, el reclamo de justicia se puede transformar en negocio. Este es un punto muy complicado, que puede darse ya que el dinero distorsiona la percepción. Y mucho dinero, más aún. La justicia como objetivo puede quedar rezagado por el deseo de una codiciosa venganza. En este sentido, valga como ejemplo el documental del Channel 4 (UK), sobre las viudas del 11 de Septiembre: cómo el dinero de la compensación destruyó la vida de muchas personas. A veces el dinero no sólo no compensa sino que lo empeora todo.

Saludos,
E.B.E.









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