A veces en esta página suceden hechos que es mejor reír por no cabrearse. El enfado puede ser por dos motivos: el primero porque ciertas personas afirman cosas que no vienen al caso y la segunda, porque distraen mi atención y me privan de comentar artículos interesantísimos por su contenido y profundidad.

Pero es lo que hay así que vamos a ello. Resulta que SFF en nota dirigida a Agustina - viernes 29 de junio-, aparece acá como mediador al puro estilo IFOR o cualquier contingente de interposición de la paz, o como Blair en su nuevo puesto de mediador del cuarteto para Palestina. Se nos ofrece para decirnos que los del Opus “siguen rezando por ustedes, no hablan mal y les perdonan y disculpan”. No quiero actuar como sale en las escenas de las películas de guerras antiguas, digo de la historia antigua, en que al emisario se le cortaba la cabeza como contestación al remitente, pero tampoco puedo dejar pasar la oportunidad para puntualizar unas cuantas cosas al respecto.

Agustina ha puesto los puntos sobre las ies en su respuesta, pero aún así, me atrevo a dar otros elementos. La primera pregunta que me surge es: ¿De qué me perdonan?, porque yo no les he hecho nada malo sino todo lo contrario, les di mi vida durante 19 años, con todo lo que eso supone, me fui sin dar un portazo y aún así me condenaron al fuego eterno. Pasé un año y meses con un sentimiento de culpa muy fuerte, salí sin nada, sin un duro, sin conocidos, sin amigos, sin NADA. Y ahora encima ellos me perdonan. A ver, o esto es el colmo del cinismo en almas tan entregadas o estamos ante la pantomima más burda que mente alguna pueda imaginar.

¿De qué me disculpan? ¿por decir la verdad?. Pues hala, que se ahorren sus disculpas. ¿Qué rezan por mi?. En primer lugar que raro y fuera de lugar me resulta el verbo que has utilizado SFF “rezar”, ¿estás seguro que así te dijeron SFF?, ¡atiende que está en juego tu papel de emisario!. Estoy seguro que te dijeron que nos encomiendan, que eso si es más familiar y propio de su léxico.

Todo lo que nos dices SFF me parece una auténtica tontería por no decir una palabra más fuerte pero más certera. No tienen nada de qué perdonarme porque no estoy pidiéndoles perdón, no tienen nada que disculparme porque tampoco se las estoy ofreciendo y lo más serio, no tienen por qué “rezar” por mi porque ni se los he pedido, ni me interesa y ni lo quiero. Así de claro.

Si a ti te engañaron con el montaje teatral que te prepararon en la oficina de Madrid, es muy tu problema aunque lo comprendo, con las mismas argucias fui engañado yo durante tantos años, pero no me vengas ahora con esa misión de “establecer puentes” cuando ni me interesa tender puentes, tablones, hilos o comunicación alguna con ellos. Y todo esto que escribo va dirigido solamente a ti, a ellos ni me interesa dirigirles nada.

Para loas a la institución hay un sin fin de páginas web, blogs y cuanto medio quieras, así que tu escrito acá está fuera de lugar, no tiene sentido alguno y de tu parte ha sido perdida de tiempo. De mi parte ha sido también perder el tiempo leerlo si quieres, pero estoy de vacaciones y me puedo permitir estos lujos. Además ahora lo puedo perder y vaya si no me he dado gusto haciéndolo constantemente.

A otro sitio con ese cuento, que seguro en esta página nadie se la tragara, bueno, tal vez sí los infiltrados que tienen como “encargo apostólico” el estar enviando a esta página textos tan idílicos como el tuyo.

Armando