Mata-Hari y Grace Kelly, en el Opus Dei.- Carocha
Fecha Wednesday, 13 June 2007
Tema 100. Aspectos sociológicos


Gervasio,

La idea de los pendientes con el sello del Opus Dei de que hablas es excelente – pero tal vez innecesaria: los velos eran más que suficientes: ni imaginas! Yo era, en los 80, una adolescente y me encantaban los velos. Me sentía guapísima, adulta, misteriosa :)) – creo que el efecto de burka, recato, discreción y etc., resultaba totalmente al revés, con un gang de fatales y compenetradas Mata-Haris entrando al “oratorio” varias veces al día, en una especie de ritual iniciático de grande efecto e importancia. (Como decía Amandus“Jóvenes, éramos tan jóvenes”… y, de paso, mucho más guapos que la gente que veo ahora en la mayoría de las páginas del Opus Dei: y no es una opinión mía aislada – por qué es ahora consistentemente más fea la gente del entorno del Opus Dei? No sé, y probablemente no sea importante, pero es cierto).

A propósito de los velos, había un problema, por lo menos en Portugal: dónde comprarlos? Algunas funerarias :)) todavía tenían unos restos - de los años 50, creo – pero eran horribles: en eso de los velos había una coquetería muy precisa: los dibujos del encaje, la textura, el tamaño, la forma triangular o rectangular, miles de cosas super importantes. Todo eso tenía que ser muy bien explicado a quienes ocasionalmente iban hacer “cursos anuales” a España (en España sí que había velos) y los traían, con cuidadoso acuerdo de presupuesto, porque los había carísimos.

Lo mismo pasaba con los bañadores, que solamente existían en España con el modelo oficiosamente aprobado: casi hasta las rodillas y tan gruesos que nunca secaban, ni al sol de Agosto. Yo tuve uno, azul oscuro, del que me sentía muy orgullosa - porque me sentía como Grace Kelly en “High Society”  (había que inventar complementos mentales para sobrevivir), y sobretodo porque me fue super difícil pagarlo. Mis hijas lo utilizaron el año pasado en una puesta en escena de “Evil under the sun”  (1941) de Agatha Christie – y ahí el raccord era tan perfecto como a la “hora del deporte” en la piscina de Enxomil


Saludos,
Carocha







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