Los Hijos de la Casa Sacerdotal del Padre, en el Opus Dei.- IgnaciodeLoyola
Fecha Friday, 18 May 2007
Tema 070. Costumbres y Praxis


Estas perspectivas, son complementarias a la “Espiritualidad Sacerdotal del Padre” (la idea del padre, lleva a la idea complementaria del hijo), una espiritualidad que nunca antes, se había institucionalizado para los laicos en la Iglesia católica. Quiero comentar también, que publicar estas cosas sobre la Iglesia, y darlas a conocer por Internet, aunque sea como simples reflexiones filosóficas, puede llegar a ser muy peligroso, no se puede dejar de insistir sobre ello, en la medida en que la Iglesia no sepa resolver sus problemas institucionales internos, ya que a este sitio pueden acceder, y lo pueden leer, no sólo los católicos, sino también los miembros de otras religiones, y los no creyentes.

 

De ahí la necesidad muy urgente para la Iglesia, de resolver algunos graves problemas internos. Si no, el precio pagado puede ser muy alto, y los daños causados pueden llegar a ser irreparables, en el desprestigio universal de la figura del sacerdote, indispensable para la Iglesia. Por mi parte, estas cosas me están produciendo actualmente, una gran preocupación...



 Si alguien me preguntara, después de haber puesto en evidencia la “Espiritualidad Sacerdotal del Padre” (institucionalizada para los seglares, por primera vez en la historia del catolicismo), quiénes son los Hijos de la Casa del Padre Sacerdotal en el Opus Dei, habría que dar dos explicaciones. Una explicación a los de dentro de la Iglesia católica (sobre todo a los teólogos), sobre el modelo de la “apologética sacerdotal católica” de Escrivá, que seguramente tienen también muchos más sacerdotes, en muchísimas parroquias (por eso también, se les va mucha gente, sobre todo las generaciones más jóvenes); y otra a los de fuera, para explicarles de qué forma son considerados “Cooperadores”.

 

1. Explicación para los de dentro, en la Iglesia católica (y los teólogos católicos).

 

El Opus Dei, en su apologética (“proselitismo”) se ha dirigido históricamente, en su captación para la Prelatura, a las personas que ya son previamente católicas. Esto lo evidencia el contenido del libro “Camino”, el manual principal de apologética de la Obra. Su objetivo principal, ya que apareció en un país, España, y una época, donde la gente eran oficialmente todos católicos, no es convertir a la fe cristiana (tal como lo propuso para la Iglesia católica, desde el Concilio Vaticano II, con idea de la “Nueva Evangelización”, el Papa Juan Pablo II). Si un creyente de otra religión, o un no creyente, quisiera formar parte oficialmente de la Prelatura, tendría que hacerse previamente católico. Ha habido casos de personas que eran antes protestantes (he encontrado un testimonio por Internet), se convirtieron al catolicismo, fueron captados por gente de la Obra y luego se salieron (porque las exigencias no les cuadraban; a uno, ex-protestante, le dijeron que tenía que elegir entre su matrimonio o la Obra). A la pertenencia oficial al catolicismo, se le añade un carisma adicional: adoptar el “ideal ascético”, y la búsqueda de la “santidad” en medio del mundo (ya que a la Iglesia católica, esto se le había olvidado).

 

Los Hijos de la Casa Sacerdotal del Padre, de la Prelatura, son católicos (son miembros previos del catolicismo – el sistema del Opus Dei, sólo funciona de esta manera, a partir de esta base católica). Todos los demás, los creyentes de otras religiones, los no creyentes, y los que se han salido de la Prelatura, son llamados solamente los Cooperadores.

 

Dios Padre, en el cielo, tiene seguramente unas vistas un poco más amplias (aunque a veces parece que no nos lo explica bien, y nos lo esconde) que el Opus Dei, sobre quienes son sus Hijos, ya que Cristo dice en los Evangelios, que “existen muchas moradas en la Casa de mi Padre”.

 

2. Explicación para los de fuera: miembros de otras religiones, ex-miembros, y no creyentes (los posibles “Cooperadores”).

 

Todos los demás, los ex-miembros y los no católicos, son considerados también muy benévolamente, “Hijos del Padre Sacerdotal”, pero no pueden formar parte directamente de la Prelatura (salvo petición previa de admisión a la Iglesia católica), aunque están indisociablemente unidos a ella, como “Cooperadores”.

 

Existen muy pocas excepciones a esta regla. La única excepción, es la de los casos de católicos “pre-numerarios”, como ha sido el caso de un numerario, que ha dado el paso y lo ha hecho sobre todo, para defender una admirable y muy noble cruzada, hay que felicitarle por ello (tiene también un vídeo humorístico, en el que le gusta meterse con los ex-numerarios), en http://www.opusdeialdia.com). España tiene una muy larga e interesante tradición histórica, en esto de las Cruzadas (está muy lejos de estar terminada, no se sabe aún las necesidades apremiantes que reserva el futuro, en el mundo moderno, para el catolicismo). Por ahora, antes de lanzarse en una nueva cruzada, la Iglesia tiene que resolver sus divisiones internas (como por desgracia, a causa de una institución que está dividiendo a muchos, la tengo yo ahora, aunque no personalmente, con Antonio González, que podría ser sino un excelente amigo).

 

Los Cooperadores son los únicos además, que aparecen entre las Asociaciones de Fieles Laicos del Vaticano. Esto ha sido una maniobra muy especial de Dios Padre (se le ha presentado demasiado en la historia, como “Justiciero”; también le gusta mucho, gastar bromas a sus hijos), una sorpresa del Espíritu Santo, que se sirve de las actuaciones humanas para llegar a sus propios fines, para que predomine el Amor entre todos. Es una gracia muy especial de la Providencia, que incluye a todos por adelantado, en la Iglesia católica (como “Cuerpo Místico de Cristo”), como Hijos de la Casa del Padre. Los miembros de la Prelatura en cambio, son todos “almas sacerdotales” (gracias al carisma único del Padre), ocupados por vocación, en redimir a todos los demás.

 

El Opus Dei va más lejos que otras religiones, por ejemplo el Islam, en sus objetivos de Paz Universal, en la pertenencia anticipada de todos a la Casa del Padre. El Islam divide el mundo en dos casas: el Dar-es-Salam (la Casa de la Paz), y el Dar-es-Harb (Casa de la Discordia). Aunque se critique a veces al Opus Dei, el Prelado lo considera todo siempre benévolamente, muy paternalmente, en la misma línea que el santo Fundador, como la “contradicción de los buenos”. Evidentemente, el Prelado es una muy buena persona; además, va a cumplir pronto 75 años, y después de todo lo que ha hecho por la Prelatura (ha hablado a todos de Cristo como amigo, y eso es muy de agradecer), no es muy cristiano, y muy poco agradecido, estar amargándole la vida. En el Opus Dei, todo es Casa del Padre (Dar-es-Salam), lo único que se pide es colaborar con alguna donación, con su trabajo, o alguna oración (aunque estén dirigidas hacia la Meca, todo se agradece igual). No se obliga a nadie (…) a ser miembro directo de la Prelatura, para eso hay que haber recibido la “vocación”, una llamada a la “santidad”, que se le había olvidado a la Iglesia para los laicos.

 

Los Hijos de la Prelatura, al ser ante todo, “almas sacerdotales” ganadas por el proselitismo de “Camino”, son laicos que conservan y llevan hasta sus últimas consecuencias, una visión teológica extrema sobre el “sacrificio sacerdotal”, anterior al Concilio Vaticano II, basada sobre “el Ajusticiado” (Vid. El título del único libro teológico, de la periodista numeraria, Pilar Urbano: “La Madre del Ajusticiado”). Esta visión teológica no se había institucionalizado antes, entre los seglares, en forma tan sistemática (“dejando todo bien atado”). En los siglos anteriores, el “ideal ascético”, lo ensayaban sobre su propia persona, sobre todo los sacerdotes y los religiosos. Estos últimos, fundando órdenes religiosas.

 

El “ideal ascético” ha producido unos frutos excelentes entre los religiosos, ya que, combinado con la indispensable oración (sin la oración, los milagros extraordinarios y las gracias particulares, no suelen ocurrir), produce unos fenómenos extraordinarios de transformación en la persona del religioso, como: levitación, telekinesia, cuerpos incorruptibles (anticipación de la Resurrección), y muchos más, cuyo listado puede llegar a ser muy largo. La base física de estos fenómenos, de estos fenómenos y transformaciones extraordinarios que ocurren en el cuerpo, por mortificación y oración, siempre ha sido la represión voluntaria ejercida por el religioso, sobre su propia sexualidad.

 

Esto seguramente fue lo que impresionó mucho a Escrivá en su infancia, según la leyenda oficial sobre su llamada al sacerdocio, cuando vio en la nieve (al parecer, en Logroño), las marcas de unos pies de un carmelita descalzo, para quien  caminar pies descalzos sobre la nieve, era un muy agradable deporte, también lo hacen los monjes budistas del Tibet. *La referencia es de un familiar directo suyo, Carlos Albás, un sobrino de Escrivá, por parte de la rama materna. Esto no implica, con esta cita (de un propio familiar de Escrivá), que la Obra tenga que ser necesariamente una chapuza total, si el Vaticano encuentra una forma de solucionar sus problemas. Rescatando tal vez, no sabemos cómo lo conseguirá, la “Espiritualidad Sacerdotal del Padre”).

 

Conclusiones

 

a) Consecuencias negativas del ascetismo y las privaciones impuestos a los laicos (sin avisarles)

 

De lo más que se quejan los ex-miembros, sobre todo Numerarios, de la Prelatura del Opus Dei, es que no se les haya avisado antes de entrar, que lo que les esperaba como laicos, en su camino hacia la “santidad”, era seguir un “ideal ascético”. Entregar todo su dinero, cilicio, flagelación, plan religioso de vida decidido por otros, apertura de la correspondencia, confidencia semanal obligatoria, proselitismo obligatorio. Todo esto basado en la “apologética sacerdotal católica” de Escrivá. [Lo contrapongo a otro tipo de apologética cristiana, basada más en el testimonio de vida, en un contexto de “Nueva Evangelización”, que podrían buscar y encontrar los laicos en la Iglesia.]

 

De otra forma, cuando una persona, sobre todo un laico que no tiene esa vocación, no puede prepararse voluntariamente y progresivamente, para seguir ese “ideal ascético” de tipo religioso, es cuando surgen las disfunciones psíquicas y las depresiones, como lo evidencian la cantidad de testimonios que están apareciendo.

 

No se ha oído hablar aún de ningún caso de “santidad” de un laico, el Opus Dei no lo ha presentado aún al Vaticano, si es eso lo que pretenden realmente, cuyo ascetismo y represiones impuestos por otros, hayan inducido transformaciones corporales como levitación (como en Santa Teresa de Ávila), telepatía, clarividencia, telekinesia (capacidad de mover objetos a distancia), y caminar descalzo sobre la nieve y el fuego.

 

 

b) Categorías antropológicas: El Padre (el Prelado, e indirectamente, sus sacerdotes), la Madre (la Obra), El Hijo (las “almas sacerdotales”), y el Hermano (categoría institucional, actualmente desconocida en la Obra).

 

[*Otras categorías antropológicas. Los familiares de Escrivá: El Tío, La Tía, El Abuelo, La Abuela. Estas categorías están ya fallecidas y desaparecidas, ya no se usan. Sólo queda una persona, a la que todos se refieren: el Padre (Escrivá, y los Prelados).]

 

Todos estos comentarios, vienen de que el descubrimiento de la “Espiritualidad Sacerdotal del Padre” (del Opus Dei como institución organizada), llevan inevitablemente a preguntarse acerca de quiénes y cómo son sus Hijos.

 

En la Iglesia católica, como institución organizada, nadie lo puede negar, se llama “padre” al sacerdote – en el caso del Opus Dei, es el gran descubrimiento de su espiritualidad; si Escrivá fuera Doctor de la Iglesia, debería ser llamado en latín, muy en serio, “Doctor paternalis”, gracias a este gran descubrimiento suyo para sus hijos.

 

El “Hijo” (el “alma sacerdotal”, en la Prelatura), después del “Padre” como sacerdote, todo esto en un sentido muy humano y terrenal, es otra categoría antropológica en la Iglesia, que merece ser explorada a fondo. Es la única de la que disponen en la actualidad, los miembros laicos de la Prelatura, pero mezclada con la introyección (como “almas sacerdotales) en su mente y corazón (Cuadernos 11: Familia y milicia), del Padre como sacerdote, del Prelado. Esto nos llevaría a grandes descubrimientos. Entre otras cosas, al “hijo” no crecido, tratado demasiadas veces como “niño bobo” por Escrivá, en su libro Camino. Hay que volver a la visión y a la dignidad de “Hijo de Dios” que tenía Cristo.

 

Las instituciones religiosas, por ejemplo los Franciscanos (gracias a que San Francisco de Asís, tuvo la humildad de no querer ser sacerdote, y mantenerse en el estado de fraile), han ido desarrollando otra categoría antropológica, la del fraile, el “Hermano”. Ahora, los Neocatecumenales como movimiento, tienen como costumbre, llamarse todos entre ellos, “Hermanos”.

 

Creo que la terminología antropológica del “Hermano”, y de la “Hermana”, aún no existe institucionalmente en el Opus Dei. No sé si llegarán un día a verse así unos a otros, tanto con los de dentro, como con los de fuera (sean ex-numerarios, como los que nunca lo han sido). Tal vez esto sea debido entre muchas causas inducidas, a la separación que se ha hecho históricamente, en forma represiva, entre hombres y mujeres.

 

Saludos para todos.

 

‘IgnaciodeLoyola’.

 

 

P.D. Estas consideraciones son solo constataciones externas (que también son posibles), como reelaboraciones hechas a partir de las informaciones disponibles para todos. Mis intervenciones han sido todas en ese sentido (para favorecer, el llamado “fuero externo” – Opuslibros sigue siendo sin embargo, en la mayoría de sus artículos, en los testimonios y anécdotas para ex-miembros, hasta en sus análisis “teológico-canónicos” – dirigidos sólo a un limitado público de lectores internos; no interesarían a la mayoría en la Iglesia actual –, sobre todo de “fuero interno”). No es tampoco asunto mío directo, resolver los problemas internos de esa institución, y seguramente tampoco, de los que han estado dentro.







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