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 Correos: Disconformes con el trato que le doy a Poyales.- Satur

100. Aspectos sociológicos
Satur :

Me han escrito unos cuantos correos a mi dirección personal disconformes con el trato que le doy a Poyales el supernumerario en el último capítulo de "Quien me ha visto...". Y, de paso, se me acusa de pelín machista. Parece mentira que viviendo como vivo con cuatro mujeres defienda causas medievales.

Releo lo escrito y, efectivamente, se puede interpretar que me da una higa que Poyales canee a su de mujer. No me da una higa. Me da dos. Por supuesto que hablé con Poyales sobre el asunto -y así me fue-; pero creo que estos asuntos se arreglan de otra manera que acudiendo a un sacerdote, a un gurú, a Peich Brawonauer o a Mirufa Zuloaga... Esos temas, que son de una intimidad extraordinaria, son de dos. Y si una mujer -sea de la opus o Neotestamentaria del Profeta Jodías- está siendo vejada, humillada, insultada, pegada, ultrajada y ninguneada lo que tiene que hacer, desde el primer tortazo, desde el primer zarandeo, desde el primer ataque de ese pedorro, es decirle "¡puerta!" y actuar con sentido común (cada caso es cada caso). Sola no estará, y de todo se sale en esta vida. Y da igual los demás: el opus, la Iglesia, sus padres, su imagen, la reacción del otro, la soledad, la pérdida de calidad de vida, el volver a empezar. Y si calla... pues, como escribí, con su pan se lo coma.

Y lo mismo con el Mernabo que sea caneado por su mujer -que alguno conocí-. Hubo uno que enllegando de un curso de retiro, con unos propósitos chulimanguis, entra en su casa feliz y recibe por respuesta a su "¡hola familiaaaaa!" un guantazo que le puso en el jueves de la semana que viene. Así, en vena. Y, aunque se me acuse de feminista, la verdad, se la tenía ganada: dejó tres días a su señora sola con una tropa de críos que parecían de la Gerasa profunda, de los que iban en pelotas, gritando e hiriéndose con piedras... y, encima, no le dijo que asistía a un retiro. Esa mujer amaba a su marido, pero estaba con los nervios como para robar panderetas.

Claro que hablé con Poyales -ese no era el tema del escrito- y la experiencia que saqué, de esa conversación y de otras (soy bastante charcos y con facilidad me endilgan problemas de terceros donde acabo recibiendo por todos los lados) es que hay asuntos que se han de zanjar en otros ámbitos. Poyales es el mismo supernumerario al que me referí en el capítulo 16 de "Alguien sabe..." y lo presenté con un "nadie sabe como pudo pitar aquel hombre", porque el sacerdote que hablaba con su mujer era el mismo que hablaba con él antes de pitar. Y sabía lo que sabía. Quizás pensó, en su ingenuidad, que pitando se llegaría a buen puerto: como en la opus hay farmacopea para todo... Pues bien, años más tarde, le aconsejaron que dejara la obra, su mujer también la dejó despechada y molesta porque a él le hubieran echado -¡hala, morena, agárrame ese níspero!- y por allí andan, cogiditos de la mano y esperando las horas que les quedan por vivir.

Que no, que no, que la cosas no son blancas o negras. Que son muy misteriosas. Es como ese argumento que tanto deslumbró a San Josemaría y que lo escribió y predicó por activa y pasiva siempre que hablaba de la Virgen y su Inmaculada Concepción. Explicaba que se topó un día con un texto de un teólogo, no era el Acetato -creo que era de uno con nombre así como de Night Club cinco estrellas "Dums Scroto"., o algo así- que le deslumbró, le dejó full: "Convenía... Dios podía hacerlo... luego lo hizo". Y, proseguía el santo, "¡claro, qué maravilla, qué argumento, qué clarividencia, qué acertado!". Y uno, por más vueltas que le da a ese argumento le parece que algo falla; a lo mejor es que yo soy un tontaina y no lo pillo, pero es que con esa historia de "convenía... Dios podía hacerlo... luego lo hizo..." se pueden colar muuuuuchas cosas. Y no soy un machista que ataca a Nuestra Señora, y a San José lo defiendo porque es de los nuestros. No voy por allí.

Pues en esto de los Poyales de turno, y las Poyales, los/as directores/as pedorro/as (Ibarretxe, ayúdame porfa) pues sucede un poco lo mismo. Que no es nada sencillo.

Ayer se publicó una correspondencia donde este machista loaba a Carine. Carine tuvo un problema y lo resolvió ella solita. No le pegaban, pero quizás era peor su caso -¡el dolor es tan personal!-, y se puso el mundo por montera. Y Aquilina. Y Maque. Y Hormiguita. Y Flavia. Y Brisa. Y Rulo Loco. Y Frida. Y Carmen Charo....

Aclaro que, es posible, que en ocasiones pueda herir alguna sensibilidad. Tiendo a de pasarme. No es mi intención. Por ejemplo, ayer escribía que a La Piedra, a veces, le partiría la columna vertebral. Bien; pues es una exageración. No lo haría jamás. Sucede que desde que Josecar me puso como ejemplo de ex numerario feliz, enamoradísimo y con una vida maravillosamente fantástica junto a mi esposa, amiga, hermana y madre, ando como subrayando más las sombras. Pero, vamos, que no le voy a partir la columna vertebral. Además, no se deja. Es muy majica: después de la última discusión, -la que me llamó Pím Pím- de seguida me sorprendió con un regalo. Es así ella, se enfada y luego, patapám, un regalo.

Es el amor. Envío afoto del obsequio... bonito,¿eh?.

Regalo para Satr




Publicado el Monday, 23 February 2004



 
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