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 Tus escritos: Una de curas 'notas'.- Satur

100. Aspectos sociológicos
Satur :

UNAS DE CURAS “NOTAS”

Satur, 16 de abril de 2007

 

En una de las sabrosas colaboraciones de Gervasio comenta una anéldota del fundattore que pone la gallina de piel: “Como era excepcional se permitía hacer excentricidades. Una de ellas consistía en de cuando en vez avalanzarse sobre un crucifijo que consideraba desacertado y romperlo delante de la concurrencia estupefacta, mientras aclaraba que no se trataba de un acto de herejía, sino de un desvelo porque las imágenes sagradas fueran dignas. Lo divertido es que en cierta ocasión un cura numerario de a pie pretendió imitarlo, ante el asombro de la concurrencia”. Un puntazo.

 

La verdad es que en la opus hay mucho cura que ya sea por su natural carácter fantasioso, inmaduro, algo chutao, con el estárter pelín salido, o ya sea porque la prelatura los hace así de infantiles, o por la conjunción de ambas, te venían de vez en cuando con una salidas … Y es que si uno se toma las pasiones dominantes en plan “¡¡¡fuego he venido a traer a la Tierra!!!” –  ¡¡¡el celo de tu casa me consumeeeeee!!!-, pues te puedes esperar cualquier cosa...



Oratorio de colegio. Plática de Don Chuck Norris, cura más chulo que un ocho pistacho, que gusta de pasearse por el pasillo central con ademán de pistolero con las manos a punto de desenfundar las dos pistolas y diciendo eso de “¡ saca, saca!”. Los chavales son de 2º de la ESO, inicio de edad del pavo. Profe, que era yo, sentado en la parte de atrás con la cabeza apoyada en las manos y los codos en las piernas – una cabezadita de vez en cuando sienta muy bien. Y, derrepenete, depronoto, escucho una voz atronadora que grita “¡¡¡HALA, IROS A TOMAL POL CULO TODOS!!!, ¡¡¡OS VAIS A DESCOJONAR DE VUESTROS PADRES, NIÑATOS DE MIERDA!!!”… ¿Era Jesucristo desde el Sagrario?... ¡No!; era el cura, congestionado por la ira santa, que, encima, me mira fuera de sí y expeta, “¿ME OYES?, ¡¡¡QUE SAQUES FUERA A ESTA PANDA DE CABRONES!!!”. Y salimos en estampida.

 

Este cura era muy susceptible en tema tocante a la estatura. La verdad es que era tan pequeño que si cogía una canica podría representar la escena del Gran Dictador de Chaplin, esa que comienza diciendo “o César o nada”.Y una vez, en el centro de estudios, cenando, alguien le hizo un comentario así como tipo “qué pequeño es el mundo” y el Chuck se levanta, le mete un guantazo y le dice “¡TOMA, POR HIJO DE PUTA!”.

 

Se hacía respetar.

 

Cíclicamente, aquí y allá, te encontrabas curas tipo “el notas”. No sabría decir que santa biografía habrían leído, pero siempre daba el mismo resultado: negaban la absolución a decenas de chavales por falta de propósito de la enmienda. En los chicos adolescentes – y me temo que hasta los 112 años - es bastante habitual que anden con eso que eufemísticamente se llama “problemas de pureza”. Los problemas de pureza en esos chicos consisten, fundamentalmente, en que se la pelan como monos. Y algunos, llevados de los escrúpulos, o de su fina conciencia, o por no estar en pecado mortal, pues se confesaban día sí día también. Normalmente el sacerdote impartía la absolución sin más problemas… hasta que, vete tú a saber por qué, le daba un subidón al cura y, hala, los echaba del confesionario a las tinieblas. Y no era raro, soy testigo, que el tío en una meditación aclarara “que os quede claro a los que os masturbáis que si no veo propósito de la enmienda no os absuelvo. Esto no es un mercadillo, que es una cosa muy seria “. Y, buscando el apoyo del profesor lo miraba arqueando las cejas como diciendo “¿tengo razón, o no tengo razón?”. Y el profe, coloradote, coloradote… porque también los profes tienen sus problemas de pureza…

 

La frase esa de “que os quede claro a los que os masturbáis” es de un efecto paralizante sonrojante increíble. Una vez escuchada la gente reacciona quedándose muy quieta y super roja. Allí no se mueve ni Tarzán. Haced la prueba. Te vas a un cine, te plantas delante del personal y gritas “¡que os quede claro a los que os masturbáissssssss!”. Y veréis que todo el mundo se queda como si les hubieras metido una descarga eléctrica.

 

Se organizó en un pueblín del pirineo un apeadero con intención de atender la labor de supernumerarios que veraneaban en la zona. Era en el mes de agosto. Nos dejaron una casa la mar de chula y allí nos fuimos cuatro numerarios y un sacerdote. El pueblo tenía una iglesia donde sólo había culto los domingos, así que el párroco nos dejó la llave para que pudiéramos hacer nuestras normas y eso. El primer día fuimos a visitar la iglesia y el cura nos dijo que así no podías estar el Señor, que era una pena el abandono y la suciedad que había, en fin, que el celo de su casa le consumía y que teníamos que hacer un pequeño campo de trabajo para adecentar eso.

 

El cura era muy pijo, de hecho se había hecho en Madrid un curso para saber conducir en situaciones de riesgo con un ex corredor de formula 1 que se llamaba Villota. El curso costaba un pastón, que pagó el padre del cura, pero el tío decía que era una inversión, que todo el mundo debía de hacer uno, que si el agua–plannig y la madre que lo parió. Digo, que rea muy pijo, y este tipo de gentes saber, lo que se dice saber, sabe hacer muy pocas cosas. Así que mientras nosotros limpiábamos bancos, ornamentos, cálices, patenas, fregoteábamos suelos, cristales, vidrieras, rincones… él se paseaba sotana al viento por las calles del pueblo con su breviario, sus sebagos, sus ray ban. Dando ejemplo el tío.

 

El tiempo te da experiencia y medida, pero entonces a uno le parecía que estaba haciendo lo correcto y que los fieles del pueblo nos agradecerían el servicio. Recuerdo quitarle las telarañas de los testículos a un Cristo crucificado y, mientras, desagraviando “Señor, soy yo el que tendría que tener telarañas en los testículos, perdóname: haz que viva el celibato”.

 

Pero no; el pueblo observaba todo eso como una intromisión de unos extranjeros que les venían a dar lecciones, a romper costumbres respetadas durante generaciones y generaciones: habíamos entrado como elefante en chatarrería. No habíamos respetado a la familia que durante siglos se encargaba de la sacristía, a la otra que era la que siempre leía las lecturas, a aquella que tocaba la campana avisando media hora antes… habíamos comprado seis cirios para ponerlos sobre el altar – muy de nuestro estilo. Se había quitado la lamparilla eléctrica del sagrario y puesto otro cirio Tommy Hilfigher… Y llegó la Misa del domingo.

 

El pueblo asistió y vio, alucinado, que los bancos que durante siglos habían ocupado ellos, siempre en el mismo lugar y a la misma hora, ahora estaban ocupados por nosotros y nuestros chicos, que todo estaba limpio, ordenado… alguno se preguntaría “¿han comprado un Cristo nuevo?, el de antes tenía una túnica – porque la verdad es que las telarañas le cubrían desde el cabeza hasta los pies y más que un crucificado parecía el póster de “Terror en el Convento: la monja asesina”.

 

Nosotros estábamos emocionados. Encendimos las seis velas, leímos las lecturas, cantamos canciones de un cancionero que repartimos…¡¡¡una espiga dorada por el soooooool!!!. Y llegó la homilía.

 

Ignoro el chute que llevaba el cura ese día, quizás fue fruto del curso de Villota y quiso pegarse una derrapada en curva con hielo y precipicio, pero el tío no se cortó un pelo. Era el evangelio del rico Epulón y el pobre Lázaro y empieza a decir que, aunque son días de vacaciones y descanso, no va mal pensar en el infierno y meditar en la muerte… los culos de los fieles se removían… pero el tío, nada, más caña, y que si el infierno por aquí, el infierno por allá, que si lucifer, que si las penas, que si moja el dedo y pónmelo en la boca, que si no podíamos tener abandonado a Jesús en nuestro interior como lo teníamos en la Iglesia, que siiiiiii…

 

El tío estaba emocionado, pero estaba tocando los cojones bien tocados, y de qué manera.

 

Luego , antes de la comunión, se queda muy serio, mira a la feligresía y dice “os recuerdo que son tres los requisitos para acceder al sacramento de la eucaristía: estar en gracia de Dios, guardar el ayuno eucarístico y saber a quién recibimos. Estar en gracia de Dios significa estar limpio de pecado, y para eso está la confesión, maravilloso sacramento que nos dispensa la gracia…

 

Más tocada de cojones.

 

Terminada la Misa una muchedumbre de veraneantes y lugareños se avalanzan a la sacristía y le dicen al cura, al director, y a una servidora de todo menos guapos. Una de las familias eran unos ricos comerciantes, muy conocidos a nivel nacional por su franquicia de moda, muy de la alta burguesía y muy de la cuerda de los jesuitas, que nos dieron pal pelo con el tema de la opus y nuestra particular liturgia… lo del rico Epulón en el infierno, allí jodido toda la eternidad, no les hizo ninguna gracia.

 

El lunes se acercó el párroco de la zona y nos dijo que de lunes a sábado usáramos la Iglesia para nuestras normas y tal y cual, pero que el vendría a celebrar el domingo.

 

Y, la verdad, nosotros tan frescos.

Satur




Publicado el Monday, 16 April 2007



 
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