¡Holas! ¿como están? Después de largo tiempo sin participar en la web, les hago llegar un cordial saludo y quiero que sepan que leo junto a mi esposo todos los mensajes que van llegando a la web.

Agustina, Pablo y demás orejas de guardia, los llevamos siempre en el corazón.

El motivo de este envío es responderle a Córdoba y quisiera decirle que lo deje ahí. Esa chica puede que esté confundida con su vocación pero evidentemente sigue dependiendo de las indicaciones que le dan sus directoras que es no acercarse ni profundizar vínculos con personas del sexo opuesto. Harán todo lo posible por hacerle ver un pecado terrible en eso y le exigirán que rompa todo contacto contigo, e incluso que se muestre agresiva y distante para que no sigas ilusionado con ella.

La culpa es algo que les trabajan muy bien allí dentro y aunque ella algún día se salga de la institución, te aseguro que seguirá rondando su vida como un fantasma.

Mi esposo fue agregado y mucho tiempo estuvo en terapia por los sentimientos de culpa, cayendo en depresiones una y otra vez a causa del daño infringido allí dentro y las represalias que tomaron contra él y contra mi cuando decidimos casarnos.

Yo no me arrepiento de haber luchado por ese amor, pero siempre tuve claro que él me daba la seguridad de querer seguir conmigo y no como en tu caso en que la chica te rehúye y hasta se ha mostrado violenta. He ahí la diferencia, mientras mi marido quería salirse y no lo dejaban por todos los medios (incluido su padre que era supernumerario), tu chica se animó apenas a una pequeña salida contigo de la que además se ha manifestado arrepentida y antepuesto su deberse a Dios.

Por esa razón mi estimado Córdoba, lo bueno para tu vida me permito aconsejarte es que no la sigas más. No más mensajes de texto, no más llamadas ni buscarla cuando la veas.

Hay otras señoritas muy bellas y buenas seguramente con quienes podrás llegar a tener una relación mucho más libre, menos bloqueada y con mayor sinceridad.

Un abrazo muy fuerte desde Argentina, sé feliz.

Adri