Hola, todos.

Me parece que lo que dice Ariel merece atención. Una depresión de diez años es algo serio. Yo creo que es importante liberarse. Al salir de la Obra no se ha cometido ningún pecado por el que se tenga que pagar con una vida triste. Hay que ir al gimnasio, a cine, a discotecas, establecer relaciones gratas, agradables, liberadoras. Leer cosas nuevas, por el simple placer de leer. Ganar plata, si eso es lo que a uno le gusta. Tener una vida afectiva, incluido el placer sexual. Yo no he visto que en esta página se hable mucho de sexo, pero creo que ese es el tabú más grande para los ex numerarios. Y puede ser el momento de leer a Dagmar O'Connor o a otros maestros del placer sexual y llegar a entener el privilegio del amor sexual como una bendición y no como un pecado. A mí me tocó ir al sicólogo. Y me escandalizaba con lo que me decía, pero luego entendía que él tenía razón, que yo estaba muy amarrado en mi conciencia, que tenía demasiados escrúpulos y que era víctima de la obsesión del pecado sexual. Abrirse al amor, a la sensualidad, al erotismo, puede ser para algunas personas, para mí lo ha sido, un buen camino para ser feliz. Aclaro que mi sicólogo es católico, apostólico y romano, y creyente, y egresado de la Universidad Católica de Lovaina. No invito al libertinaje, por supuesto, pero para una persona que ha vivido varios años un régimen tan estricto en el plano de la continencia, el proceso de adaptación puede constituir un cambio bastante grande en el plano sexual. Por lo demás, hay que ocupar las horas en un trabajo que a uno le guste, y también (y en eso opuslibros es una gran ayuda) escribir la propia vida, pues aunque solo se escriba para uno mismo, eso ayuda. Es lo que quiero decir respecto al caso de Ariel. Espero que Ariel tenga muchas otras respuestas, ojalá más acertadas que la mía y que finalmente salga de esa depresión que ya parece crónica.

Gómez