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 Correos: Ay, los enfermos...- Miguel Angel

010. Testimonios
miguel_angel :

Hola a todos.

 

Hace ya muuucho tiempo que no escribo, además apenas me queda un rato de vez en cuando para leer la página. Sin embargo, entre ayer y hoy ha ocurrido un hecho que ya no se sí denunciarlo, o hacer una barbaridad y esperar a que me denuncien. Estoy que trino.

 

Tengo a mi mamá enferma desde hace tiempo, aunque en estos seis últimos meses la tónica ha sido un constante viajar de casa al hospital: tres semanas recuperándose, una semana en casa, y vuelta a empezar. La última fue este domingo pasado, se puso muy, muy grave, lleva cuatro días en la UCI ayudada con respiración asistida. Hasta aquí, la misma historia que a cualquiera puede haberos sucedido.

 

Pero ayer tarde vino lo gordo: las numes de su centro, tantas como en número de cuatro. Muy educadas, muy formales. Tanto que de una de ellas sólo recuerdo que llevaba gafas, creo; ni saludar, ni presentarse, ni gaitas en vinagre. La naturalidad personificada, vamos.

 

Para empezar, el numerito del mangoneo. En las UCI suele haber más o menos el mismo horario y sistema en todas partes: media hora por la mañana y media hora por la tarde (me suena); el resto del tiempo no se puede estar con el enfermo. Sin respetar a nada ni a nadie, en el momento en que se abrieron las puertas, la nume-jefa-guay zutanita, “yo entro ahora, tú después, luego mengana...”. ¡¿Pero quién cojones se ha creído ella que es para mandar quién entra y sale?!. Yo, lógicamente, paso de repartos, mientras se "organizan" me pongo mi bata y mis cubrezapatos, y adentro. Si quieren pasar, de una en una, no hay batas para más, sólo dos por enfermo.

 

Así transcurrió la visita. Entra una, hace gestos de “reza, encomienda, adiós, adiós...”, luego otra... ¿Pero es que nadie va a preguntarle siquiera qué tal se encuentra?. ¿Tenéis miedo, os asusta lo que véis?. Todo tubos, sensores, goteros, monitores, sondas, dolor, sufrimiento, ¿os da yuyú?. Pues menos mal que os decís su "familia" que si no...

 

Al finalizar, en un aparte, nos habla la nume zutanita, tentado estoy de poner su nombre y apellidos; si sigue haciéndo méritos, que ya tiene unos cuantos, acabaré poniéndolos. En todos estos meses la he visto interesarse por mi mamá dos veces. Una que fue a verla al hospital, ya que estaba de paso por allí cerca. Y la otra, que llamó a mi casa para no se qué de una aportación. Decía que esta persona, tan próxima a nosotros, tan conocida, tan entrañable, nos cuenta que su mamá estuvo también muy malita, cinco años, cinco, conectada a veces a un respirador, tuvieron que cuidarla mucho... Hasta que un día habló con la prima de un cuñado que su jefe tiene un hermano casado con la hija del secretario de... (aquí me perdí), y le dijeron que la trajeran al hospital. Eso hicieron una noche, la sedaron, le desconectaron el respirador, y en unas pocas horas falleció tranquilamente. Fin. Punto pelota. Pensároslo.

 

Aquí es donde lo que he dicho al principio, no sabía si hacer una barbaridad o qué.

 

Para empezar, aún no me has contestado, ¡¿quién cojones te has creído que eres?!. En segundo lugar, no sé porqué me parece que eso es un cuento que le endilgáis a todos. ¿Seguro que me hablabas de tu madre?. ¿No será lo que pone el vademécum de qué-decir-en-situaciones-variadas-de-los-demás?. En tercero, ¿cuándo has cuidado tú a tu mamá?. Si eso es impensable, mujer, ya no es tu familia, no hay que apegarse. En cuarto lugar, ¿a ti te ha importado alguna vez tu madre?. Pero si os convierten en seres inhumanos, que cuando vais al entierro de papá o mamá, siempre que no haya que hacer el viaje de noche, no lo olvides, os dais cuenta de que no recordáis quién está en la cajita, ni sus facciones, ni su voz, ni nada de nada, que no sentís nada... ¡Ah!, y vuelve nada más terminar el entierro, no te vayas a quedar por ahí...

 

Aún tuvo bemoles de pretender entrar ella a hablar con los médicos, en lugar nuestro. Como era la consulta de la tarde, no había información de los doctores a los familiares, es por la mañana, y no hizo falta lo que era menester. Pero, por si acaso, me acerqué al control de enfermería para dejar constancia de quiénes son los únicos autorizados para recibir información médica. No vaya a ser que... Prohibir, no pueden prohibir su entrada, haría falta orden judicial, pero con el médico ya no hablarán.

 

Seguramente hasta aquí, nada nuevo y sorprendente, ¿verdad?. Pues ahora viene lo plus de lo plus.

 

Esta mañana ha llamado la nume zutanita. Nada, que lo que nos dijo ayer, que de momento (ojo, de momento), lo olvidemos. Pobrecica, debe dar por sentado que tragamos. Que había hablado con don Fulaneitor, el cura que la confiesa. Se ve que le había llevado un papel escrito por mi madre en la UCI, en el que decía que no le quitaran el respirador mientras duerme, que tiene miedo. Y don Fulaneitor había sentenciado ahora que no es lo mismo ya, que hay que luchar, agarrarse a la vida, hacer lo que haga falta... Por cierto, tengo que preguntarle a mamá si ese papel se lo dio ella, igual se lo quitaron. Más que nada, porque eso lo escribió en conversación conmigo.

 

¡La leche!. Resulta que ahora disponen, ordenan y mandan cuándo se debe dejar morir a una persona y cuándo hay que luchar sin perder la esperanza. Deciden ellos, claro está; la familia que la cuida todo el día y sufre con ella importa una higa. Eso donde les dejan, espero que no sea en muchos sitios.

 

En fin, al disgusto, pesar, tristeza, angustia de la situación, me vienen unas tocapelotas.

 

Perdón por los palabrotos, pero es que me salgo. También lamento la dureza que haya podido expresar, pero no me sale otra cosa.

 

Un abrazo, Miguel Ángel.




Publicado el Friday, 16 March 2007



 
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