Junto a lo que dice Alfredo, me parece oportuno señalar que en el caso de la Obra el problema vocacional no es simplemente las vocaciones que no llegan (en la Iglesia en general) sino, principalmente, las que se han ido de la Obra y las que la Obra ha eliminado explícitamente.

Antes que tratarse de una «crisis contemporánea» o general, en primer lugar la crisis de vocaciones en la Obra es un problema causado por ella misma y nadie más: despreciar tanta entrega efectiva de tantas personas concretas.

La Obra recibió muchos talentos y actuó de peor forma que aquél personaje del Evangelio que devolvió a su señor el mismo talento sin ninguna ganancia (Mt 25, 14-30): la Obra dilapidó la mayor parte y por eso ni siquiera podría devolver a su Señor la misma cantidad que le fue confiada. Es muy grave la administración fraudulenta que ha cometido esta institución de la Iglesia.

Mientras tuvo superávit de vocaciones, la Opus Dei se dio el lujo de hacer una «selección dentro de la selección». El tiempo de las vacas gordas se le ha acabado y la sequía es producto de su propia vanagloria.

Ahora la producción será mucho más planificada y artificial, como los modernos criaderos de pollos (clubes, colegios, etc.), porque el ambiente natural donde la Obra encontraba las vocaciones sufrió la depredación de manos de la misma institución.

Esta es una maldad sólo de la Obra y sin ningún nexo con una crisis externa a ella misma.

Saludos,
E.B.E.