Respecto al juicio que elabora Ana sobre Jacinto –al margen del ataque personal que implica- creo que está basado sobre un modelo teórico extremadamente simple, que se puede aplicar sólo en ciertos casos.

Los modelos sirven para dar una explicación de la realidad, pero tienen sus limitaciones. Limitaciones que se van superando gracias al conocimiento histórico y el aporte de otros tipos de conocimientos. El modelo da seguridad, y el problema es aferrarse al modelo y no querer ponerlo en discusión (el modelo se transforma en ideología). De ahí que sea necesaria una crítica constante a la propia escritura.

Sin duda se necesita elaborar un modelo teórico para analizar a la Obra, pues es una realidad compleja desde muchos puntos de vista. A su vez la Obra tiene efectos nocivos tan puntuales (como todo lo que tiene que ver con la salud psicológica) que es tentador simplificar y llegar a conclusiones condenatorias rápidas y efectivas, que reemplacen –al menos momentáneamente- la ausencia de justicia.

Desde el punto de vista lógico, lo que dice Ana es teóricamente factible e ideológicamente atractivo (el modelo cierra).

Desde el punto de vista práctico –desde el conocimiento histórico concreto-, pensando que se trata de la persona de Jacinto, me parece una aplicación teórica inadecuada y que no tiene fundamentos claros en la realidad ni tiene en cuenta a la personas de Jacinto (como si fuera un producto en serie o genérico). Se convierte así en un prejuicio, es decir, un juicio previo al conocimiento de los hechos.

Es más, podrían darse algunas de las condiciones que sugiere Ana, pero aún así faltaría mucho análisis para llegar siquiera a insinuar que Jacinto obtuvo su cátedra de manera espuria, debido a las influencias y manejos de la Obra.

Una cosa es juzgar estructuras, tendencias institucionales, decisiones de gobierno, o responsabilidades de los gobernantes. Otra cosa es juzgar una situación personal particular. Ahí es más complicado, se necesita mucha precisión en los datos y tampoco está claro hasta qué punto es pertinente llevar a cabo semejante juicio.

Más allá de la cuestión personal –el que todo esto pueda afectar a Jacinto o no- el problema que veo es que las simplificaciones dan satisfacciones efímeras, no resuelven el problema de «la sed de justicia» y pueden causar daños considerables. En cambio, los análisis más abierto –y por eso mismo más rigurosos- permiten una visión apaciguada y profundamente satisfactoria en el mediano y largo plazo.

Saludos,
E.B.E.