No sólo se dan casos de equivocaciones y fracasos en las elecciones dentro del Opus Dei. Cuantas veces por convicciones religiosas, por orgullo, por no admitir la propia ceguera, por comodidad, por status social, etc., muchas personas dejan de tomar las decisiones que deben y que son necesarias para conservar su salud mental, a pesar de ver más que claro que se han equivocado y que el camino elegido no es el correcto o el que pensaban, en muchos casos por desinformación o por engaño.

Cuantos matrimonios en que se dan casos de violencia familiar e infidelidades siguen adelante por conveniencia de victima y victimario. Y ese no reconocer las situaciones y tomar las medidas correspondientes llevan a la enfermedad, o las agravan cuando éstas eran preexistentes.

Hay que tener cojones para tomar las decisiones que hay que tomar, afrontar el volver a empezar con una mano atrás y otra delante, para admitir que uno se ha equivocado, para dejar comodidades materiales que nos solucionan muchos de los aspectos a los que se enfrenta cualquier persona que no pertenezca a una institución como el Opus Dei.

Como comentara más de uno, se vive muy bien en los centros y no precisamente como un miembro de familia pobre y numerosa.

Fui n durante cinco años, pite a los 18 y lo deje hace casi 10 años. A pesar de estar convencido y de sentir profundamente que esa era mi vocación y lo que Dios creía me pedía, me fui antes de hacer la fidelidad pues las permanentes contradicciones, hipocresia y mala praxis me iban desgastando y hundiendo cada vez más. Ese no era el Opus Dei que me habian querido mostrar.

No todos, es verdad, tenemos el apoyo de la familia de sangre, o las posibilidades económicas y profesionales, o la claridad mental y capacidad espirirtual como para seguir siendo fiel a uno mismo.

Duele, pero hay que admitirlo. Muchos de los culpables por sostener determinadas situaciones más del debido tiempo somos nosotros mismos. A mi me llevó cinco años tomar la decisión.

Fuera del Opus Dei hay tantos problemas o más que dentro, el tema es que uno los debe enfrentar sólo y no hay posibilidad de echar culpas a instituciones, normas, coacciones. La inmadurez, ceguera, comodidad y enfermedad no se da sólo dentro del Opus Dei.

He visto de todo tanto dentro como fuera.

Si a alguno le ayuda a abrir los ojos, el objetivo de mi escrito estará cumplido.

No vale la pena dilatar las decisiones, se está jugando con la propia salud, hipotecando la propia vida. Acudan, los que tengan dudas, a la información que les ofrece esta web, sobre todo a los documentos internos, hoy accesibles a todos.

Nadie se condena por irse del Opus Dei.

Y si realmente, a pesar de todo, crees que realmente es tu vocación , adelante, pero asumiendo que el único responsable de tus decisiones eres tú.

Un abrazo y ánimos, hay vida fuera del Opus Dei, y no se necesita pertenecer a ninguna institución ni ser miembro de nada para santificarse en la vida ordinaria. Todos los bautizados estamos llamados a buscarlo y lograrlo desde el lugar que libremente elijamos.

Aguilucho