Sin quererlo ni buscarlo he tropezado con su pág. Web.

No voy a entrar en esa “Pedagogía” que lleva su página y, detrás de su página, personas que creyendo conocer a Dios es para ellas el Gran desconocido.

Sólo quiero dirigirme a ustedes para decirles que:

Lo mejor que me ha podido pasar en mi vida, es que El Señor me haya llevado a vivir su Obra, en el Opus Dei.

No crean que soy una pobrecita sin identidad propia, NO. Gracias a Dios tengo muchas, muchas cosas como son,  mi familia, mi trabajo, mis amistades en todas las clases sociales, etc., etc.

Me entristece mucho saber lo poco que han sabido recibir de todo lo que se les ha dado pero lo que más me preocupa es que al único que están haciendo verdadero daño, es a DIOS mismo, por lo cual, ustedes sabrán lo que hacen… aunque me doy cuenta de que no saben lo que están haciendo. Siento vergüenza propia con su hurto de documentos (que ni se los he leído ni lo haré). El daño que quieren provocar no va a recaer sobre un/a  hijo/a que conozca bien a su Padre, no les quepa la menor duda… sino a aquel que pudiera Conocerle más!!!

Desde este momento, puedo asegurarles, que les tendré muy presentes en mis oraciones.

Atentamente,

Mª Eugenia Rdguez. de Clara y Gallardo

Nota de Agustina.- Sólo te voy a contestar a una cosa porque estoy cansada y a medias de actualizar la web cuando debería haberla actualizado hace una hora. Sobre el "hurto" de documentos: deberías leerte "¿Por qué publicamos los documentos internos?" No creas que yo voy por los centros al despacho del director, o a la Comisión o a la Asesoría, disfrazada de supernumeraria en buen plan y mientras les cuento mi plan apostólico para distraerlos, me llevo los documentos. ¿Puedes estar segura de que el sacerdote con el que te confiesas no quiere que sean públicos? ¿O aquella directora "tan entregada" pudiera ser que su conciencia le dice que ya está bien de criterios, praxis, costumbres, crespillos, fanatismo e infantilismo? Y no leas los documentos internos, ¿para qué? Con las canciones de casa seguramente tienes suficiente para tu oración personal. Un saludo, Agustina L. de los Mozos.