No leo los documentos internos porque no quiero saber qué faltas de caridad se cometieron conmigo (sé en general, que las hubieron, pero no quiero leer que digan por qué, no me apetece saber que yo era un órgano insano que se tenía que extirpar o lindezas de ese tipo, que sé que se dicen) y no quiero. Quiero recordar las cosas buenas y olvidar lo malo, y claro, advertir a quien quiera ir por ese camino que pueden terminar chamuscados como terminé yo.

Confieso que accedí al escrito de Vadovía porque otros lo mencionaban y me picó la curiosidad y a pesar de que es muy largo para mi media de lectura sobre temas opusdeísticos (son 4 páginas en versión imprimible) empecé a leer y no pude parar. Lo he leido varias veces.

Estoy espantada. No por la personalidad de Sanchema, porque una siendo numerarita no era del todo imbécil y ya “barruntaba” lo que dice Vadovía con tanta claridad. El espanto viene de que lo que dice Vadovía solo hace que yo confirme lo que yo no quería confesarme, esa realidad que me negaba a apreciar con su crudeza: entré al Opus porque me parezco a ellos.

Es verdad que el grado de locura de la personalidad del fundador (que imprimió “esculpida en piedra” a su obra) es una versión muy aumentada y muy colorida de imágenes y ejemplos, a lo mejor porque lo de él duró muchos años y fue in crescendo...pobre.

Duele, pero tengo que confesarlo, tengo en mi personalidad las semillas de esa locura, y me temo que por eso me pareció atractiva y me temo que por eso no me hubiera ido nunca y en tal ambiente a lo mejor esas semillas hubieran crecido y dado fruto. Creo que para tales semillas, el Opus es buena tierra. Y gente como yo está allí dando fruto, algunos cien, otros veinte...

Dice Vadovia de Escriba, lo que bien pudo decir de Emevé (eso, con tilde en la é para que suene snob):

–“sufría depresiones y ellas pueden haberse debido a que en su actitud de superioridad, ocultaba una profunda inseguridad y una autoestima precaria. Amenazada su autoestima, a la depresión, un paso”

–“Como percibía y buscaba en los otros la prolongación de sí mismo, no era capaz de reconocer los sentimientos de los demás y entonces su pauta era que lo que él experimentaba es lo que debían experimentar cualquier otro a su alrededor. Sentimientos ajenos a los suyos, simplemente eran despreciables”

–“Euforia cuando contaba con la aprobación de los demás; pero inmediatamente podía pasar a un estado de molestia, “desagrado” y posterior depre, si no estaba teniendo la consideración que él quería, o si era objeto de críticas”

–“Como la crítica y la desaprobación le herían fácilmente, sólo se involucraba más a fondo con uno (...) y sólo se involucraba con otros en la medida que había comprobado previamente que lo querían a él”

Para mi suerte vivo en medio del mundo y de un montón de gente que me aterriza cada vez que intento volar, no puedo ni imaginar qué hubiera sido de mi con un Álvaro y un Javier a mi lado, diciéndome que sí a todo y recolectando las uñas que me cortaba porque iban a ser reliquias. En esa línea quiero agradecer a Ogrini su respuesta a mi escrito, y no, no me sienta mal que se le guarde cariño al opus (no lo entiendo, pero no me suele sentar mal), me sienta mal que se diga que la gente que escribe en opuslibros ataca al opus para justificar su “falta de perseverancia” y por esa misma razón usé sus palabras contra ella misma. Que eso me lo diga una numeraria con fidelidad hecha y cuchimil años dentro, puede que pase, pero que me lo diga una que “tampoco perseveró” (en lenguaje opusiano) no lo entiendo, algo carece allí de coherencia y se lo resalto porque yo misma pensaba como ella muchos años, que fueron bastante dolorosos para mi, y a lo mejor confrontar esas ideas le ahorran a esta niña algunos años de sufrimiento. Y si no me equivoco, unos párrafos más abajo en ese mismo escrito, señalo que los que andamos por aquí no nos creemos eso de “falta de perseverancia” ni de “traición” y le digo que si quiere, aquí nos tiene. Pero si igual no te gusta como pienso, no tiene la menor importancia, es parte de la variedad que encuentras en el mundo real: gracias a Dios.

Casi eufórica por el descubrimiento hecho de la importancia de estos escritos largos que no me consideraba capaz de leer y entender, leí también el artículo de Oráculo sobre la libertad de las conciencias en el Opus Dei. Es de enmarcarlo. Y lo recomiendo vivamente a quienes, como yo, se alejaron de la Iglesia por culpa de la experiencia vivida en el Opus. La verdad es que yo no tenía ni idea de que el Derecho Canónico protegía mi intimidad, yo estaba convencida de que siendo del opus mi único derecho era no tener ningún derecho y que así era la forma más honesta de entregarse a Dios.

Es más, encontraba que los religiosos no se entregaban por completo porque yo veía que algunas monjitas se confesaban con los curas de la parroquia (y yo siendo del opus iba a la misa de la parroquia porque “no tenía más opciones”). Pensaba yo que se estaban dejando guiar por el “mal pastor” y no tenía ni pepita idea de que lo que esas religiosas hacían era preservar la libertad de conciencia que su Congregación y la Iglesia les protegían... cosas de la vida. Gracias Oráculo.

Y pues, la próxima vez que me pregunten cómo me describo a lo mejor no diré, como suelo decir: “como un grande y gordo signo de interrogación”, sino que diré que soy una persona muy afortunada, que a pesar de presumir de listísima, necesito constantemente que me expliquen las cosas que no entiendo, que me muestren cuál es la realidad y que me enseñen a fijarme que la variedad de las personas es una de las maravillas de este mundo. Y que me digan también, alguna vez, eso de: “dime de qué presumes y te diré de qué careces” (ey Satur... ¿cuatro sábanas?? anda ya..)

Saludos a todos

Emevé